Colabora


+ Info

Despliegues en la Antigüedad

Iniciado por Sir Nigel, 26 sep 2012, 12:11

0 Miembros y 2 Visitantes están viendo este tema.

Sir Nigel

Cita de: strategos en 14 may 2013, 18:07
Quizá me equivoque, pero alguno de los que escribía allí también lo hace para la Desperta Ferro, ¿no?

Pues no tengo ni idea, nunca se me ocurrió comparar los autores. De hecho, yo pensaba que era un único autor.

strategos

Si te fijas en los mapas de satrapa1 verás que son muy parecidos a los de la Desperta Ferro. Algunos en ambas están firmados por Carlos de la Rocha, que creo que es el propietario de la web satrapa1. Creo recordar a autores que han publicado en ambas. Por cierto, acabo de ver que también se les ha caído la web de Sátrapa Ediciones.

Sir Nigel

Supongo que muchos de los que leen por aquí le habrán echado un vistazo a la Desperta Ferro de este mes. Uno de los artículos trataba de las excavaciones en el lugar de la batalla de Baecula. La forera Penthea de El Gran Capitán nos obsequia con dos artículos más sobre el tema (en inglés):

http://www.improve2011.it/Full_Paper/34.pdf

http://www.eehar.csic.es/docdow.php?id=125

Y otro artículo más de Alicia M. Canto, sobre la posibilidad de que ése no sea el lugar de la batalla de Baecula (en español):

http://www.academia.edu/1125472/La_batalla_de_Baecula_no_pudo_ser_en_Santo_Tome


Reivaj8291

Gracias por los enlaces, muy interesantes!!

HANJEL

Muy interesante.... aunque no he leido todo.

Sir Nigel


Batalla de Paraitacene



¿Quien fue el mejor general de la Historia?

Esta pregunta aparece muchas veces en los textos de la Antigüedad, y cada autor defendió a su preferido usando elaboradas argumentaciones. Las respuestas no tienen mucho interés, pero la pregunta en sí es importante. Es un síntoma de un cambio de mentalidad que tuvo lugar en el mundo griego que abarcó un campo bastante más amplio que el militar. Los griegos comenzaron a crear categorías.   

En el campo militar, esto llevó no solo a ejercicios retóricos sobre jerarquías sobre los mejores generales, sino también a los primeros compendios sobre táctica. Más concretamente, sobre táctica y estratagemas, la primera refiriéndose a la distribución de las tropas en el campo de batalla y las segundas a "trucos" heterodoxos que podían usar los generales en su beneficio. Por supuesto, la táctica y las estratagemas no fueron un invento griego y existían desde que se empezó a hacer la guerra, pero por primera vez se intentó categorizarlas y se consideraron objeto de estudio y análisis.

Por otro lado, en el mundo griego hubo otro cambio de mentalidad en lo referido a las virtudes militares. Desde el período arcaico hasta bien entrado el clásico, la capacidad militar de un individuo se consideraba "areté", una virtud innata que implicaba valentía, capacidad de liderazgo e incluso superioridad moral aplicable también a la política de la ciudad. Un atributo aristocrático. Paradójicamente, los primeros en deshacerse de este punto de vista fueron los más exclusivos y clasistas de los griegos, los espartanos. Fueron los primeros que consideraron la habilidad militar como "techne", un oficio. Los espartanos eran conscientes de que la habilidad se obtenía practicando, y no dejaban de hacerlo en toda su vida. El punto de vista espartano fue aceptándose poco a poco en el resto de Grecia, especialmente después de la victoria espartana en la Guerra del Peloponeso, y se hizo ya incontestable con los posteriores cambios sociales y políticos que llevaron a la aparición de fuerzas profesionales y grupos mercenarios durante el período helenístico. Y esto implicaba no solo a los soldados, sino también a los mandos. Por poner un ejemplo, Filopemen, general de la Liga Aquea (por cierto, uno de los que siempre estaban en las listas de "mejores generales") aprovechaba sus períodos de inactividad militar con la Liga para emplearse como mercenario en Creta, el lugar más violento de Grecia y donde podía practicar las emboscadas y engaños que eran el pan de cada día en la isla. Filopemen se consideraba un profesional de la guerra.

Como resultado de todo lo anterior, las batallas se empezaron a analizar no sólo como un enfrentamiento de la voluntad y disciplina de las tropas, sino también de la profesionalidad y el ingenio (en todos los ámbitos) de los que las dirigían.

La consideración del papel del general era muy superior a lo que era anteriormente, y también de lo que era en otros lugares del Mediterráneo. En Roma, por ejemplo, el papel del comandante tenía importancia, pero a quien se consideraba realmente responsable de vencer era a las tropas. Uno no ganaba o perdía simplemente por dirigir bien o mal la batalla, sino porque las tropas luchaban bien o mal. Después de las derrotas contra Aníbal ninguno de los generales romanos fue hecho responsable, pero sí lo fueron, en cambio, las legiones derrotadas en Cannas. Un general romano, sin embargo, sí podía ser responsable si no cumplía con su papel de representante de la ciudad ante los dioses. Apio Claudio Pulcro perdió una flota entera y decenas de miles de hombres en la batalla de Drépano, pero en Roma se le juzgó ante todo por la impiedad de tirar al mar los pollos sagrados que iban a bordo de la nave insignia en un ataque de ira.

La batalla de Paraitacene tuvo lugar en el año 317 a.C., seis años después de la muerte de Alejandro.  Los cambios de mentalidad indicados más arriba ya habían tenido lugar, y la forma de ejercer el mando y crear ejércitos eran fruto de estos cambios.  Los protagonistas de la batalla eran dos antiguos generales de Alejandro, Antígono Monoftalmos y Eumenes de Cardia.

Eumenes era un caso atípico dentro del alto mando de Alejandro. Era griego, no macedonio, y además había sido durante años secretario de Alejandro hasta que éste decidió darle la responsabilidad del mando de tropas. Era un hombre de constitución débil y profundamente intelectual, pero que no dudaba en lanzarse contra el enemigo a la cabeza de su caballería como había hecho siempre Alejandro. Es posible que tuviera más necesidad de hacerlo que otros generales macedonios debido precisamente a que tenía más que demostrar. En cualquier caso, se le consideraba uno de los mejores generales del momento y llegó a matar en combate cuerpo a cuerpo a un comandante enemigo.

Antígono, por su parte, era macedonio, gordo, tuerto y tenía una risa estruendosa. Además no tenía demasiados escrúpulos y era astuto como un zorro. Cualquier macedonio se podía sentir orgulloso de él.

Antígono y Eumenes eran, cosa sorprendente, grandes amigos. Aunque después de la muerte de Alejandro se encontraron en bandos diferentes, ninguno dejó de tener el más profundo respeto por el otro. Como anécdota, tres años antes Antígono había atrapado a Eumenes en una fortaleza y le propuso un encuentro, que el griego aceptó. Durante el transcurso del mismo los soldados de Antígono comenzaron a aproximarse para ver a Eumenes de cerca, y Antígono temió por su seguridad. Empezó a gritar a sus hombres que se largaran y a tirarles piedras, y finalmente rodeó con sus brazos a su amigo para protegerlo.

Ahora, tres años después, se volvían a encontrar en un lugar de Persia llamado Paraitacene, cada uno al mando de un ejército y dispuesto a deshacerse del otro.

Sir Nigel

El cauce de un río separaba a ambos ejércitos, que tenían problemas de suministros. Tanto Antígono como Eumenes no tardaron en intentar todo tipo de jugadas sucias para sacar ventaja. Primero Antígono intentó sobornar, sin éxito, a los soldados de Eumenes. A continuación éste vio su oportunidad cuando llegaron desertores del enemigo que le informaron de que Antígono iba a abandonar el campamento por la noche para dirigirse a Gabiene, con el objetivo de saquearla y solucionar sus problemas de escasez de alimentos. Así que Eumenes, en una doble jugada, envió a sus propios "desertores" para que hicieran creer a Antígono que atacaría por la noche el campamento de éste, mientras él mismo se dirigiría a Gabiene para saquearla. Antígono se tragó el engaño y se quedó quieto esperando un ataque que no tuvo lugar. A la mañana siguiente se encontró con que Eumenes ya no estaba allí y que el enemigo le llevaba ventaja. Unas horas más tarde, sin embargo, Eumenes veía cómo el ejército de Antígono se asomaba por la cresta de una montaña en su retaguardia y tuvo que darse la vuelta y disponer a su ejército en línea de batalla. Lo que no sabía es que Antígono había dejado atrás a su infantería, y que lo que veía eran los miles de jinetes con los que había hecho una marcha forzada. Algo más tarde llegaba la infantería y ambos ejércitos volvían a estar uno frente a otro como al principio.

Esta vez la batalla tendría lugar. Las estratagemas habían quedado en un empate, así que llegaba el momento de la táctica. La idea básica de ambos era la misma, y la disposición de las tropas muy similar. Situaron a su caballería de choque en el flanco derecho, su falange en el centro y una fuerza secundaria de caballería en el flanco izquierdo. Era el sistema tradicional macedonio desde Filipo, aunque ya se podían ver diferencias con éste tanto en composición de tropas como en táctica. Los dos contendientes tenían una pantalla de elefantes intercalados con tropas ligeras cubriendo su línea, usaban tropas asiáticas que proporcionaban mayor flexibilidad táctica (como los arqueros a caballo) e incluso tipos de tropa completamente nuevos (como la caballería "tarentina", que usaba una técnica de lanzamiento de jabalinas diferente al resto, aunque en la actualidad no está demasiado claro en qué consistía).

La batalla no comenzó bien para Antígono, ya que Pitón, el comandante de su flanco izquierdo, decidió que en lugar de contener el flanco fuerte de Eumenes era mejor idea cargar con su caballería ligera. Flanqueó la línea de elefantes enemiga y comenzó a hostigarla. Eumenes hizo traer parte de su caballería ligera del otro flanco y, usando ésta de forma combinada con lanceros a caballo e infantería ligera, hizo retroceder a la fuerza de Pitón, dejando el flanco de Antígono descubierto. Por si fuera poco, la infantería de Eumenes también comenzaba a ganar ventaja en el centro, gracias especialmente a los veteranísimos Argiráspides, que arrollaron a todo lo que se ponía delante. Para entonces el ejército de Antígono estaba huyendo, y los consejeros de éste le pidieron que se retirara a un lugar alto con la caballería de choque del flanco derecho. Pero, en lugar de eso, Antígono observó que se había producido un hueco entre la falange que avanzaba de Eumenes y la caballería de la izquierda de éste al mando de Eudamas. Antígono lanzó a su caballería a por el hueco, haciendo huir a Eudamas y amenazando el flanco y la retaguardia del resto del ejército enemigo. Eumenes llamó a sus tropas, que tuvieron de abandonar la persecución y darse la vuelta. Ambos bandos comenzaron a reorganizarse a una distancia prudencial, con las tropas de Antígono ocupando una altura a retaguardia de su posición original, y para la medianoche habían formado de nuevo una línea de batalla. Sin embargo no hubo más combates. Las tropas habían hecho una marcha a toda velocidad y combatido el resto del día, y no habían comido nada desde la mañana, así que finalmente volvieron a sus respectivos campamentos.

Hubo, de todas maneras, oportunidad para sacar ventaja. Tradicionalmente en la guerra griega el vencedor permanecía en el campo de batalla y hacía un trofeo con las armas del enemigo, mientras que el vencido se veía obligado a pedir permiso para recoger a sus muertos. Eumenes estaba decidido a quedarse donde estaba, pero sus tropas le insistieron en volver al campamento para proteger el bagaje. Antígono no perdió la oportunidad, y se hizo dueño del campo de batalla. Sus bajas habían sido de 3.500 hombres de infantería y 500 de caballería, muy superiores a las de Eumenes, que habían sido de 540 infantes y un puñado de jinetes, pero fue este último quien tuvo que pedir permiso para enterrar a los muertos y asumir implícitamente una derrota. Antígono le concedió el permiso, no sin antes tomarse su tiempo para erigir un trofeo y enterrar a sus muertos, de forma que el enemigo no llegara a saber cuantas bajas había tenido.

Posteriormente ambos contendientes se retirarían a sus cuarteles de invierno, pero más que una oportunidad descanso fue otra ocasión para intentar engañar al otro. Fue Antígono quien tomó la iniciativa realizando una marcha por sorpresa por el desierto, aunque fue descubierto y engañado a su vez por Eumenes, que encendió multitud de hogueras haciendo creer que sus tropas estaban reunidas esperándolo (en realidad, estaban dispersas en diferentes localidades y solo tenía una pequeña fuerza en aquel lugar), haciendo que su rival se desviase de la ruta para evitar el enfrentamiento. Las luchas seguirían a lo largo del año hasta el enfrentamiento final en Gabiene, una llanura salina en la que Antígono aprovechó el viento y el polvo que lo cubría todo para rodear a Eumenes y tomar su bagaje, un movimiento que compensó el hecho de que Eumenes de nuevo venciese la batalla propiamente dicha, y que dejó a las tropas más veteranas de éste, los Argiráspides, sin sus tesoros acumulados durante años de campañas y sin sus familias. Finalmente éstos entregarían a Eumenes al enemigo a cambio de que se los devolvieran.

Eumenes fue ejecutado después de una acalorada discusión entre Demetrio, el hijo de Antógono, que era partidario de perdonarlo, y el resto de los oficiales que querían su muerte. Antígono se decidió por lo segundo, aunque a continuación le ofreció un funeral por todo lo alto. A los Argiráspides, la veterana guardia a pie de Alejandro, los envió a Afganistán y dio órdenes al gobernador del territorio de que los separase en diferentes cuerpos y los enviase a misiones suicidas.

Brennos

Fantástico artículo. He de reconocer, para mi vergüenza, que hasta que no leí el número dedicado a ellos de Despertaferro apenas conocía el fenómeno de los Diácodos; pero estoy descubriendo que es un tema apasionante y con mucha miga.
Gracias por compartir el artículo.

ronin_nita

Gracias por la info Sir Nigel. Interesante no, lo siguente

strategos

Gran artículo, claro y muy explicativo. Da gusto leerte. Quizá deberías plantearte enviar alguna vez un artículo a una revista (si es que no lo haces ya, :P).

Glandalf

Muy bueno este último. Alejandro debío ser el Troll Definitivo para tener tales discípulos  ;D

Sir Nigel

Muchas gracias por los ánimos.  :)

No, no escribo en ningún sitio, Strategos, es primicia para La Armada.  ;D Cuando aprenda a escribir debidamente y tenga más ganas de pararme en detalles igual me planteo mandar algo a algún sitio. Pero mientras mejor seguir relajado.

Cita de: Brennos en 08 jul 2013, 12:07
Fantástico artículo. He de reconocer, para mi vergüenza, que hasta que no leí el número dedicado a ellos de Despertaferro apenas conocía el fenómeno de los Diácodos; pero estoy descubriendo que es un tema apasionante y con mucha miga.

El período es muy interesante, pero hay una importante carencia de libros sobre el tema. En español no hay prácticamente nada, y en inglés muy poco comparado con la Grecia Clásica, Alejandro, Roma o la Baja Edad Media. De hecho, lo que conozco sobre los Diádocos y los Epígonos no ha salido de ningún libro especializado, sino de obras que incluyen algo de información dentro de un marco más amplio. Es como buscar migas de información un poco de aquí y un poco de allá.

Es extraño, porque es posiblemente uno de los períodos de la Antigüedad en los que hay más experimentación, ideas nuevas y mayor cantidad de ejércitos "profesionales" operando simultáneamente y luchando unos contra otros. Solo en el escenario de la Grecia continental pasaron multitud de cosas, con Macedonia, las diferentes Ligas y las antiguas ciudades-estado luchando en una zona muy pequeña. Y eso cuando no había ejércitos seleúcidas, ptolemaicos o incluso galos por allí. Si no recuerdo mal fue en Corinto en el que en el plazo de unos pocos años (una década o menos creo) se transformó el ejército de uno hoplítico a uno basado en thureophoroi, y luego en uno basado en una falange estilo macedonio. Unos cambios rapidísimos y radicales que hacen que me pierda.

Sir Nigel

La batalla de Paraitacene fue una más de las muchas que tuvieron lugar entre los Diádocos, y además no fue decisiva. Pero es una batalla que permite aprender bastantes cosas del modo de combatir de la época, y que también da pistas sobre otras que no están demasiado claras.  Lendon usó esta batalla para explicar el uso de estratagemas (lo que ya he explicado antes), o el "duelo de intelectos", como lo llamó Diodoro al narrar esta batalla.

Diodoro también proporciona una descripción bastante detallada del despliegue (o al menos detallada comparada con la mayoría de los casos de la Antigüedad). Veamos el despliegue de Eumenes como ejemplo:

En el extremo izquierdo de la línea estaba situado en terreno alto, y lo componían 150 jinetes de la guardia (agema) de Eudamos, delante de la cual había dos pequeños escuadrones de lanceros a caballo. A continuación le seguían varias unidades de caballería asiática, y luego una de caballería tracia.

En el centro de la línea, también de izquierda a derecha, había 6.000 mercenarios formando una falange, a continuación una falange estilo macedonio pero formada por reclutas asiáticos, luego los Argiráspides y finalmente los Hipaspistes (parece que aquí se diferencian a los Argiráspides de los Hipaspistes por algún motivo que desconozco).

En el flanco derecho, de izquierda a derecha, había una unidad de caballería irania, la caballería de los Compañeros (no estoy seguro, pero creo que no son los mismos que los de Alejandro, me parece que éstos estaban en ese momento justo en el otro bando, con Antígono), la caballería de la guardia de Peucestes y Antígenes y finalmente la caballería de la guardia del propio Eumenes. Delante de todos estos había dos pequeñas unidades de caballería formadas por los pajes de Eumenes. Detrás de la caballería de Eumenes, una reserva escogida de caballería, y en el extremo derecho, ya algo alejada de la línea de batalla, otra pequeña fuerza de caballería.

Delante de cada una de estas tres partes había una línea de 40 elefantes (120 en total) con infantería ligera intercalada entre ellos. Por lo que he podido saber, lo normal es que hubiese unos 50 infantes ligeros por cada elefante (en esta batalla quizá más, ya que Eumenes disponía de 18.000 infantes ligeros sobre un total de 35.000 de infantería). La forma de actuar de esta línea es difícil de evaluar. La distancia entre elefantes variaba, pero podía estar entre los 20 y los 50 metros, seguramente más cerca de lo primero que de lo segundo. A veces era mucho menos. Evidentemente no era una simple línea de hostigadores, y los elefantes luchaban cuerpo a cuerpo. Las tropas ligeras debían de servir de "bisagras" entre ellos, de forma que no quedaran aislados. Pero hay algunos casos (como el que ya he explicado del Bagradas) en los que el enemigo atravesó los espacios entre los animales para atacar a las tropas que había detrás. De todas formas la cantidad de tropas ligeras adjuntas, la distancia entre animales y su entrenamiento debían variar mucho de un caso a otro.

El despliegue de Eumenes seguía, como ya he comentado, la tradición macedonia anterior, con un flanco de caballería de choque, más nutrido, y otro de contención. Pero no se trataba de usar a la caballería pesada en un flanco y a la ligera en el otro. Las unidades de caballería pesada y ligera (aunque ya la clasificación "pesada" y "ligera" es peliaguda) estaban mezcladas en ambos flancos, formando varias líneas, e incluso había pequeñas reservas disponibles. La caballería estaba distribuida en unidades pequeñas que se prestaban apoyo mutuo: unas delante, otras detrás, otras cubriendo los flancos. No funcionaba como un gran bloque lanzado a la carga, sino como diferentes elementos interactivos que podían aprovechar huecos, flanquear o tantear al enemigo. Como señala Philip Sabin hablando precisamente de esta batalla, es un sistema que recuerda mucho al explicado en detalle por el emperador Mauricio en el Strategicon, ya en el Imperio Romano Tardío, con sus unidades de cursores y defensores (este asunto lo podéis ver en el documento que he puesto aquí: http://www.laarmada.net/index.php?topic=22458.0).

Y, como ocurría con la caballería romana descrita en este manual, las pequeñas unidades macedonias y asiáticas usaban diferentes formaciones. Por lo que se sabe, la caballería griega y persa usaban sobre todo el cuadro, la formación más sencilla. La cuña la usaban los macedonios, los tracios y los nómadas de la estepa. El rombo, los tesalios. La cuña y el rombo proporcionaban una cierta ventaja al cargar contra unidades cerradas, pero su principal virtud era la agilidad. Las unidades en cuadro debían maniobrar muy lentamente, y cada giro debía hacerse con cuidado, mientras que una cuña permitía girar con facilidad simplemente siguiendo a la cabeza de la formación. La más ágil de todas las formaciones era el rombo, que podía cambiar de dirección en un momento, convirtiendo uno de sus flancos en su frente, y, como lo describió un autor, moverse como lo haría una bandada de pájaros, haciendo cambios bruscos de dirección. Los tesalios eran considerados la mejor caballería por buenos motivos.

Un ejemplo de la ventaja de la agilidad lo podemos ver en la batalla de Gaugamela, en la que Alejandro fue moviendo su caballería del flanco derecho cada vez más hacia la derecha, obligando a la caballería persa que tenía enfrente a hacer lo mismo para no quedar flanqueada. Finalmente la caballería de Alejandro hizo un cambio brusco de dirección, lanzándose rápidamente a por el hueco que habían dejado los persas, sin que a éstos les diera tiempo a cubrirlo. La agilidad, la cohesión entre las diferentes unidades de caballería y la calidad del mando parecen haber sido la clave en este caso, más que una mayor potencia de las unidades. Este ataque de Alejandro en Gaugamela, por cierto, recuerda bastante al que realizó Antígono en esta misma batalla.

En Paraitacene tenemos además un ejemplo de uso de la caballería contra elefantes, cuando Pitón flanqueó la línea de elefantes de Eumenes para hostigarlos con jinetes ligeros.

Finalmente, hay que señalar la cantidad de regimientos de "caballería de la guardia". En el ejército de Eumenes había tres guardias personales (la de Eudamos, la de Peucestes y Antígenes y la del propio Eumenes), llamadas "agema", así como unos "compañeros".

Makarren

Execelente artículo y excelente banda sonora.

Sir Nigel

Un poco tarde, pero acabo de conseguir un mapa de la batalla. Pinchad en la imagen para que se vea más grande.