Colabora


+ Info

Ejércitos de la Guerra Civil Catalana [Rebeldes Remensas]

Iniciado por Bifrons, 25 jun 2018, 21:19

0 Miembros y 1 Visitante están viendo este tema.

Bifrons

Cita de: Caballero Andante en 20 jul 2018, 18:52
¡Te ha quedado genial!  :cc

Por lo que dices, parece fácil de aplicar... ¿Y la copa es estropajo, esponja... qué es?

Ahí he tirado por el camino fácil y me he gastado unos euros en la tienda de modelismo. Son arbustos de Woodland Scenics (creo que el producto exacto es "Foliage Clusters") pegados con superflue sobre las ramas y rociados con una mezcla de cola blanca y agua, para endurecer las matas.

Caballero Andante

Gracias por la explicación. El conjunto te ha quedado perfecto.  :ok

Bifrons

Vamos con la siguiente entrada. Volvemos ante los muros de Gerona, ciudad en la que se han refugiado la reina Juana y el príncipe Fernando, en ese momento un niño de apenas diez años. Con ellos tienen a numerosos nobles ampurdaneses y roselloneses, que han acudido la llamada de la esposa de Juan II para defender la plaza. Pero la situación es cuanto menos confusa y las lealtades poco claras. Muchos de los nobles con los que contaba la reina no han acudido. Algunos se mantienen neutrales o simplemente no contestan. Otros se dirigen a Gerona, pero para unirse al ejército de la Diputación. Los propios habitantes de la tercera ciudad más importante del Principado (tras Barcelona y Perpiñán) no saben muy bien como reaccionar cuando la comitiva real llega a sus puertas, ni cuando lo hacen, semanas más tarde, los tres mil hombres del conde de Pallars. Los diarios de campaña del conde dicen que los gerundenses recibieron al ejército rebelde con los estandartes alzados y "miles de gentes de armas" en las almenas. Sin embargo, parece que esta demostración de fuerza fue poco más que un dubitativo bluff, puesto que bastaron un par de cañonazos para que la milicia gerundense decidiera abrir las puertas y cambiarse de bando.

Ante la traición de la población y de la mayoría del consejo municipal, los partidarios de la reina abandonaron la ciudad baja y se refugiaron en la parte alta, la ciudadela fortificada que incluía el palacio episcopal, la catedral y la vieja fortaleza gerundense, o Força Vella. Inmediatamente, el ejército de la Diputación, con ayuda de los habitantes de Gerona y campesinos de los alrededores, asedió la plaza. Dentro de la Força Vella había cerca de 300 hombres, un tercio de los cuales eran nobles y caballeros, algunos de categoría, como el Maestro de Montesa o el vizconde de Évol. El resto eran ciudadanos y campesinos armados, así como hombres de armas de las mesnadas señoriales.

El ejército rebelde tardó un mes en dar el asalto. El motivo de tanta dilación, además de la complejidad de los preparativos y la falta de pólvora y municiones (que todavía no habían llegado de Barcelona), fueron las razonables dudas que sobrevolaban los comandantes de la Diputación. Además de las dudas acerca del éxito de la empresa (la Força Vella era un hueso muy duro de roer), también sentían una natural reticencia a tomar al asalto una plaza defendida por sus propios padres, primos y hermanos. En efecto, no eran pocos los nobles del ejército sitiador que tenían algún familiar directo del otro lado de los muros. Sin ir más lejos, Pere de Rocabertí, capitán de la Força, era primo del vizconde de Rocabertí, uno de los principales comandantes rebeldes. En estas condiciones, el nerviosismo era palpable: iniciar el asalto, verter su propia sangre, equivaldría a echar por la borda cualquier posibilidad de reconciliación y abocaría el Principado a una guerra civil con mayúsculas, sin posibilidad de echarse atrás.

Pero el ataque llegó. A pesar de las dudas, los comandantes rebeldes estaban razonablemente convencidos de que los defensores no eran realmente partidarios de la corona, sino que habían sido engañados, que en el fondo seguían siendo "leales a la tierra y a este Principado" y que no opondrían resistencia. El 20 de junio, día del Corpus, el conde de Pallars ordenó tomar la Força al asalto. El ataque se dividió en tres columnas, una de las cuales era dirigida por Bernat Gilabert de Cruïlles, el protagonista de esta entrada. El barón de Cruïlles había llegado a Gerona poco después de que empezara el asedio. Ejemplo de la confusión que reinaba en aquellos momentos, la reina pensó inicialmente que se uniría a los defensores, como había hecho su primo, Martí Guerau de Cruïlles, barón de Llagostera y defensor de la Força.



Los Cruïlles eran una de esas familias catalanas que, por un motivo u otro, siempre habían jugado un rol importante, aunque a menudo segundario, en los devenires del Principado y de la Corona de Aragón. Los belicosos Cruïlles, cuyo escudo consistía en un campo de gules sembrado de pequeñas cruces blancas (o "cruïlles" en catalán antiguo), habían estado presentes en casi todas las grandes conquistas, de Baleares a Nápoles, pasando por Valencia o Sicilia, como generales y consejeros de los reyes de Aragón, tal y como puede apreciarse en esta ilustración de Jaime I en Mallorca. En el siglo XV, las distintas ramas de la Casa de Cruïlles controlaban casi todo el Bajo Ampurdán, aunque, como casi todos los linajes del Principado, la guerra partió la familia en dos. El más veterano barón de Llagostera se unió a la corona, mientras que el líder de la rama principal, Bernat Gilabert de Cruïlles, que en 1462 debía contar con entre 25 y 30 años de edad, se unió a los rebeldes.



El asalto del Día del Corpus, bautismo de fuego del joven barón, además de ser la primera acción bélica de la guerra, resultó ser un sonado fracaso para el ejército de la Diputación. La esperada defección de los defensores no llegó a producirse, al contrario: lucharon como posesos hasta las últimas consecuencias. A las pocas horas, viendo que la resistencia estaba siendo mucho mayor de la esperada, el conde de Pallars ordenó la retirada. Fue, con diferencia, el día más sangriento del asedio, con un centenar de muertos y trescientos heridos de diversa consideración entre ambos bandos.



Con todo, este fracaso no supondría ningún obstáculo notable para la carrera militar de Cruïlles. Tras el asedio, el barón destacó como uno de los principales y más capaces líderes militares de la rebelión. Ejerció como capitán general del Ampurdán, liderando la lucha contra los franceses y contra Gerona, que seguiría en manos rebeldes hasta 1469. Seguiría así hasta la derrota de Calaf en 1465, en la que fue hecho prisionero. Una vez liberado, su ardor rebelde se desvaneció (en parte porque, tras la muerte de Pedro de Portugal, la Diputación había entregado la corona a Renato de Anjou, que no era exactamente popular) y acabó pasándose a las filas de la monarquía, en las que militó hasta el final de la guerra.


Caballero Andante

Sigo con mucha atención tus evoluciones en el proyecto.
Enhorabuena y ánimo con el mismo. :cc

carpetano36

Precioso proyecto, documentado y muy currado :cc :cc :cc
Tenia yo en mente un proyecto de guerra civil castellana, guerra de los dos Pedros y tu proyecto me sube el hype

Un saludo

Igcaspe

Espectacular proyecto. Tanto la pintura, como la escenografía y basado que muestras como las perlas históricas que nos vas dejando son una maravilla. Deseando ver la continuación!

Bifrons

Gracias compañeros, pronto tendremos más!

Cita de: carpetano36 en 29 jul 2018, 12:32
Precioso proyecto, documentado y muy currado :cc :cc :cc
Tenia yo en mente un proyecto de guerra civil castellana, guerra de los dos Pedros y tu proyecto me sube el hype

Yo empecé por la misma idea (un ejército aragonés para la Guerra de los Dos Pedros), pero al final me pasé a la guerra civil catalana porque no encontraba miniaturas que respondiesen a mis criterios de calidad y precio. Perry tiene la excelente línea de la Guerra de los Cien Años, pero no acaba de cuadrar, porque se centran en el período 1415-1430. La infantería en sí no es un problema, porque no existen grandes diferencias entre un peón de 1370 y uno de 1415. El problema son los caballeros, ya que la mayoría de los que vienen en la caja llevan armaduras demasiado modernas para la Guerra de los Dos Pedros. Algunas miniaturas son adecuadas, pero creo que la proporción es de una miniatura de cada seis, como mucho.

Una pena, ya que en breve tenían previsto sacar la caja de caballeros de plástico! Igual podría hacerse con alguna que otra transformación...

guarmar

Que bonito te va avanzando el proyecto, un pintado sobresaliente.

Suber

Ya solamente por el nivel de pintura este hilo sería más que notable. Pero toda la documentación y la forma de relacionar las minis con la historia lo convierten en sitio de matrícula de honor. :1st

Bifrons

Y ahora, hablemos de guerrillas y guerrilleros.

A pesar de sus consecuencias devastadoras para Cataluña, la Guerra Civil fue un conflicto de proporciones reducidas. Las "grandes batallas" de la Guerra Civil, como las de Rubinat, Calaf o Viladamat, involucraron entre 4.000 y 5.000 hombres en total, una cifra muy inferior a las de las fuerzas que lucharon en otra gran batalla de una guerra civil coetánea, la batalla de Toro. El motivo era principalmente demográfico. Aunque era de los territorios más poblados de la Corona de Aragón, tal cosa tenía poco mérito, puesto que la Corona de Aragón no era exactamente una potencia demográfica. Además, ni Aragón, ni Valencia, ni ningún otro reino de la Corona participó en la guerra, al menos no directamente o en calidad oficial (es decir, sus respectivas Cortes no decretaron el envío de tropas). A mediados del siglo XV la población del Principado era de poco más de 400.000 almas y apenas se había recuperado de la crisis demográfica causada por la peste del siglo XIV. A a pesar de la fuerte militarización de la sociedad catalana de la época, la suma de fuerzas de los dos bandos rara vez superó los 15 o 20.000 hombres, repartidos en varios frentes.

Ahora bien, cifras aparte, la guerra se desarrolló como cualquier otra guerra de carácter feudal. La mayor parte de esta consistió en asedios más o menos largos, pero que raramente duraban más de unos pocos meses (raro era el castillo lo suficientemente potente y bien abastecido para aguantar más de tres). Como ocurría en casi todas las guerras del medievo, las batallas campales fueron muy escasas. El grueso de las acciones ofensivas consistía en escaramuzas y ocasionales razias para robar grano, ganado o caballos. Estas acciones podían enmarcarse en la estrategia de un general al mando de una fuerza mayor, aunque tampoco faltaron campesinos dispuestos a ajustar cuentas con los vecinos del pueblo de al lado.

La mayor actividad de esta guerra de guerrillas se concentró en el Valle de Bas y la Montaña gerundense, foco principal de la rebelión de los payeses de remensa que, como apunté hace algún tiempo, fue una de las causas de la guerra. Un payés de remensa era un campesino teóricamente libre, pero forzado a trabajar unas tierras a título hereditario, es decir, un siervo en una época en la que la servidumbre tenía los días contados. Un campesino con esta condición solo podía abandonar las tierras de su señor mediante el pago de un rescate, un impuesto especial llamado "remensa". Sobre el papel, el sistema era "justo"; en la práctica, muchos señores se negaban a aceptar el pago (o se quedaban con el dinero sin dar la libertad a sus siervos y tomando sus familias como rehenes), dado que la mano de obra era escasa y el rescate era insuficiente para contratar campesinos libres. Al final, tras organizarse en sindicatos para protestar, los remensas se sublevaron en masa contra la nobleza. En la Guerra Civil que estalló justo después, la mayoría se puso del lado de Juan II, que había prometido abanderar su causa. Precisamente, la siguiente unidad pintada es un grupo de guerrilleros remensas, vistos aquí saliendo por sorpresa del bosque que acabo de terminar  :)



Los remensas rara vez salieron del Valle de Bas, dado que contaban con el terreno montañoso y su conocimiento del mismo para enfrentarse a las huestes de la Diputación, de calidad muy superior. Es decir, que más que incursores eran insurgentes.  Su equipo no difería mucho del que llevaban las milicias de los somatenes, aunque sí era más anticuado y de peor calidad, motivo por el cual para esta unidad he usado miniaturas de la gama de la Guerra de los Cien Años en vez de la Guerra de las Rosas. Como se trata de una unidad de hostigadores, les he puesto armas de mano, algún que otro arco y lanzas cortas/jabalinas, un guiño a los por aquel entonces desaparecidos almogávares. Uno de los remensas lleva un escudo azul con cinco estrellas de plata, que es la heráldica personal de Francesc de Verntallat, principal caudillo de los remensas, héroe popular y espina clavada en el pie de la Diputación durante toda la guerra. La Diputación invirtió muchos hombres y recursos en expulsar a los remensas, pero sin éxito, debido, en gran parte, al liderazgo y carisma de Verntallat. Algún día espero dedicar una miniatura a este Robin Hood catalán.


Nirkhuz


koniev

Genail de nuevo, tanto la pintura como la documentacion,de algo tan desconocido como esa guerra  llegas a un ejercito perfectamente representado que da gusto verlo

Lord Borjado

Me quito el sombrero ante este proyecto, de verdad

Comandante_Peiper

Hola a tod@s, aunque parezca imposible, cada entrada es mejor que la anterior, el trabajo de investigación es de 10.
Un saludete

Erwin Rommel

Sigues haciendo un trabajo excelente :) Bifrons y unas minis impecables  :ss :ss