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Milgram y la obediencia

Iniciado por (Pablo), 06 mar 2010, 20:17

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(Pablo)

CitarCito en artículo que acabo de publicar en mi blog sobre el experimento de Milgram sobre la obediencia. Al cambiar bastante de tema en comparación con los anteriores no lo pongo en la sección de trasfondo histórico. Espero que os guste :).


EL EXPERIMENTO DE MILGRAM

Tras la derrota alemana en la Segunda Guerra Mundial surgió un gran interés en los ámbitos académicos sobre los límites de la sugestión. Los fascismos durante los años 30 y 40 del siglo XX habían sido un buen ejemplo de ello, pero, ¿hasta dónde podía llegar la capacidad persuasiva del grupo sobre el individuo? Varios psicólogos sociales realizaron investigaciones sobre este tema en las dos décadas siguientes a la guerra. El experimento de Milgram es uno de los más conocidos (y sorprendentes) dentro de este campo.


Antes que nada comencemos explicando lo que es la psicología social. Por definición, la psicología social estudia el impacto que la presencia de otras personas provoca en un individuo, tanto en sus sentimientos como en su comportamiento. Simplificando un poco, su campo de estudio son las leyes que rigen los fenómenos sociales. Estas leyes de deducen a partir de la observación y la experimentación, al igual que cualquier ciencia, con la característica especial de que las relaciones sociales son más difícilmente aislables que los sucesos estudiados por otros campos y, por lo tanto, mucho más complejas. El estudio de Milgram sigue el esquema básico usado por la mayoría de experimentos en psicología social: se intentan minimizar las influencias externas simplificando y sistematizando cada pregunta, cada respuesta y cada comportamiento. Los voluntarios son cuidadosamente seleccionados, evitando cualquier prejuicio previo que pueda afectar al experimento, y los datos recogidos y organizados para su estudio estadístico.

Los estudios de Stanley Milgran (psicólogo e investiador de la universidad de Yale) comenzaron en el año 1961, poco después del revuelo mediático producido por juicio contra Adolf Eichmann, condenado a muerte por sus crímenes durante el Holocausto en Alemania. La pregunta que Milgram se hacía era la siguiente: ¿Podría ser que Eichmann y su millón de cómplices en el Holocausto sólo estuvieran siguiendo órdenes? ¿Podríamos llamarlos a todos cómplices? Citando al propio Milgram:

Los aspectos legales y filosóficos de la obediencia son de enorme importancia, pero dicen muy poco sobre cómo la mayoría de la gente se comporta en situaciones concretas. Monté un simple experimento en la Universidad de Yale para probar cuánto dolor infligiría un ciudadano corriente a otra persona simplemente porque se lo pedían para un experimento científico. La férrea autoridad se impuso a los fuertes imperativos morales de los sujetos (participantes) de lastimar a otros y, con los gritos de las víctimas sonando en los oídos de los sujetos (participantes), la autoridad subyugaba con mayor frecuencia. La extrema buena voluntad de los adultos de aceptar casi cualquier requerimiento ordenado por la autoridad constituye el principal descubrimiento del estudio.

A través de anuncios en la prensa Milgram ofrecía cuatro dólares (el equivalente a unos 30€ hoy en día) por trabajar como voluntario en un trabajo "sobre el estudio de la memoria y el aprendizaje". Entre los seleccionados para el experimento se encontraban personas de toda clase y condición social. Para realizar el experimento se requerían tres personas: el experimentador, un voluntario en el papel de maestro y otro en el de alumno. Estos dos roles se designarían al azar extrayendo dos papeles de una caja. De aquí en adelante nombraré a estos dos voluntarios con el nombre de sus roles.

El experimentador llevaría al alumno a una sala contigua, comunicada con la primera con una pared de vidrio, y le guiaría hasta la silla metálica del centro de la sala. El experimentador le ataría a la silla de pies y mano, colocándole varios electrodos con crema en brazos, manos y sienes.

En la otra sala se sentaría el maestro. El experimentador le entregaba entonces una hoja con varios pares de palabras. El maestro debería leer en alto la primera palabra de cada par, ofreciendo al alumno cuatro respuestas posibles por cada una de ellas. Si la respuesta escogida era al correcta pasaría al siguiente par, si no lo era, el maestro debería pulsar un botón para aplicar al alumno una descarga eléctrica. Los botones estaban organizados en niveles sucesivos de 15 en 15 voltios, siendo el último botón de 450 voltios.

Las primeras descargas eran leves, pero pronto la intensidad subía de los 100 voltios. El alumno gritaba y suplicaba al maestro que parase. Al llegar a los 300 voltios el alumno se desmayaba durante varios minutos. El maestro debería negarse a continuar cuatro veces para que el experimento concluyese. En caso de que no lo hiciera se daría por terminado tras la tercera descarga a máxima intensidad.

Ahora bien: obviamente, un experimento como el descrito hasta ahora violaría todas las normas éticas y legales en el campo de la experimentación. Y es que el maestro o, mejor dicho, el alumno en el papel de maestro, no sabía que el otro voluntario, en el papel de alumno, era en realidad un actor. Las descargas y los gritos eran fingidos, y el sorteo de roles del comienzo amañado.

Los resultados obtenidos por Milgram fueron, como poco, sorprendentes. Un 65% de los voluntarios continuaron el experimento hasta el final, aplicando la descarga máxima (450 voltios) tres veces. Nadie se opuso a continuar antes de los 300 voltios. El 84% de los voluntarios dijeron que se sentían "contentos" o "muy contentos" de haber participado en el experimento. Estos datos (consultar el apartado al final del artículo) fueron repetidos y comprobados en diversos experimentos en lugares, momentos y experimentadores diferentes. Los resultados fueron los mismos: el porcentaje de voluntarios que concluyeron el experimento oscilaba entre el 61% y el 66%.

Las conclusiones del experimento de Milgram son claras: la capacidad de sugestión grupal es mucho mayor de lo que cabría suponer, y la gran mayoría de la población se somete con sorprendente tranquilidad moral a la autoridad que consideran superior, legando en ella la responsabilidad práctica y ética. Un simple incentivo de autoridad (el respeto por la investigación y los experimentadores universitarios, sumado a una pequeña paga) permite romper barreras éticas con una facilidad que nadie habría sospechado. Nuestros actos son, al fin y al cabo, sorprendentemente ajenos.

Datos y estadísticas

En el experimento de Milgram participaron 40 hombres, de los que 26 continuaron hasta el final (65%) y 14 se negaron a hacerlo. Entre los 26 que concluyeron el experimento muchos se sintieron incómodos y molestos al aplicar la descarga máxima. Todos ellos afirmaron en algún momento que querían terminar o cuestionaron el experimento, sin llegar a afirmar de forma rotunda (las cuatro veces necesarias) que no continuarían. Las respuestas del experimentador a las renuencias de los voluntarios eran las siguientes:

1. Continúe, por favor.
2. El experimento requiere que usted continúe.
3. Es absolutamente esencial que usted continúe.
4. Usted no tiene opción alguna. Debe continuar.

Si el voluntario seguía negándose a continuar tras las cuatro respuestas el experimento terminaba. Como ya he dicho, todos los voluntarios se mostraron renuentes en al menos una ocasión. Milgram repitió el experimento con distintas variables. Entre estos experimentos secundarios cabe destacar:

-  El 2º experimento, dónde las órdenes se daban por teléfono. El índice de obediencia se redujo al 21%.    Varios intentaron engañar al experimentador fingiendo que continuaban el experimento.
-  El 3º experimento, donde el voluntario en el papel de maestro tenía que forzar al alumno (poniendo su brazo sobre una placa metálica) para comunicarle descargas. El índice de obediencia se redujo al 30%.
-  El 8º experimento, realizado sólo con mujeres. No hay diferencias significativas en los datos.
- El 10º experimento, realizado en una oficina modesta en Bridgeport, Connecticut y dirigida por una supuesta entidad comercial. Sin la presencia del factor de prestigio de la Universidad, el índice de obediencia se redujo al 47,5%.

Otros experimentos variando la cercanía entre maestro y alumno confirman lo demostrado en el 3º y 2º experimento: a mayor proximidad mayor empatía entre alumno y maestro, y, por lo tanto, menor índice de obediencia. Como demuestra el 8º experimento, el prestigio del investigador es un factor importante.


Bibliografía recomendada:


- El señor de las moscas, de William Golding, premio Nobel, una magnífica novela sobre la naturaleza humana, la autoridad, la moral y la supervivencia.

- Hay varios artículos sobre experimentos similares en Wikipedia: el experimento de Ash, el de la cárcel de Stanford y el de la cueva de los ladrones (pulsar sobre los títulos para abrir las entradas de Wikipedia)

- La película El experimento (Das experiment, 2001), sobre el experimento de la cárcel de Stanford. La película se toma muchas licencias artísticas, es recomendable echar un buen vistazo al artículo antes citado antes de verla.

- La película La Ola (Die welle, 2008). Al igual que la otra, se toma numerosas licencias artísticas comparando con los hechos reales. Merece la pena verla, de todas formas.


CitarPara comentar o leer otros artículos os dejo la dirección. Las fotos del experimento de Milgram tendréis que verlas en el artículo del blog, no consigo subirlas al post sin que me dé error :(.

http://pensan-do.blogspot.com/

Espero que os haya gustado a pesar del brusco cambio de tema. Gracias a todos.


inpardos

Muy interesante, me hablaron una vez de este experimento y no me lo creí hasta que no lo leí con mis propios ojos.

El enlace que has puesto, me dirige a una cuenta de correo para escribir xDD.

Athros

Cita de: (Pablo) en 06 mar 2010, 20:17
Otros experimentos variando la cercanía entre maestro y alumno confirman lo demostrado en el 3º y 2º experimento: a mayor proximidad mayor empatía entre alumno y maestro, y, por lo tanto, menor índice de obediencia.

¿No se supone que sería al reves, aumentaria el índice de obediencia?

PD: Ya está arreglado el enlace, inpardos.

(Pablo)

Cita de: Athros en 06 mar 2010, 22:44
Cita de: (Pablo) en 06 mar 2010, 20:17
Otros experimentos variando la cercanía entre maestro y alumno confirman lo demostrado en el 3º y 2º experimento: a mayor proximidad mayor empatía entre alumno y maestro, y, por lo tanto, menor índice de obediencia.

¿No se supone que sería al reves, aumentaria el índice de obediencia?

PD: Ya está arreglado el enlace, inpardos.

No, porque el índice de obediencia es hacia el experimentador. Es decir, cuánto mas cerca están alumno y maestro más le cuesta al maestro comunicar las descargas y, por lo tanto, menos obedecen y terminan el experimento. Sí, es un poco lioso  :).Gracias por vuestros comentarios.

Lu

Lo siento, ese "abría" que hay por ahí en medio (que no abre nada), ha roto la magia...

:P

Na, es un buen artículo, me ha parecido muy, muy interesante.

(Pablo)

Cita de: Lu en 06 mar 2010, 23:12
Lo siento, ese "abría" que hay por ahí en medio (que no abre nada), ha roto la magia...

:P

Na, es un buen artículo, me ha parecido muy, muy interesante.

Ups :-[ Corregido  ;D ¿Puedo echarle la culpa al teclado?

Von Speek

Esto es psicología social en estado puro, de hecho este es uno de los experimentos mejor replicables y más fiables de este campo.

Los resultados de este experimento dan como fruto que un señor con bata nos anuncie un agua mineral, un dentífrico, etc... nunca subestimes el poder de un uniforme.

(Pablo)

Acabo de actualizar el artículo con más datos sobre las variantes del estudio según la cercanía y el género, podéis verlos en el blog:

http://pensan-do.blogspot.com/

Por cierto, ¿qué ocurre con las imágenes? No carga las que pongo el artículo, ya lo he intentado de mil formas.

Lu

Hace poco me parece que han hecho una revisión televisiva de este experimento con una silla electrica y un reality. El concursante tiene que memorizar unas parejas de palabras y si falla, el tipo que maneja la silla tiene que darle una descarga.
Al parecer las presentadoras de la tele también tienen mucha influencia sobre la gente xD

baltasor

Sips, el otro día lo decían por las noticias. Se trataba de un experimento en una de las televisiones públicas francesas...se veía la cara del "torturado" y daba miedo como la chica que daba a las palancas ni se imuntaba...