Primera Partida:
Escenario: “La Rebelión de las Máquinas”:
"Parecía que había transcurrido una eternidad desde que salieron por la puerta oeste de Puentechatarra hacía ya una semana. Lo mismo daba haber salido por cualquiera de las puertas del asentamiento, pues no llevaban destino definido, su objetivo no era buscar nada concreto y sí aprovechar las oportunidades que el Páramo les fuese deparando. Hasta el momento ya habían localizado un par de montones de chatarra que las tormentas de arena habían dejado al descubierto y de los que convenientemente se llevaron todo lo que les pudo parecer medianamente útil o interesante para vender. También dieron cuenta de un par de pequeños grupos de aquellos tronaos que se lanzaron al Páramo con la esperanza de buscar la estatua esa de oro que había hecho que la gente perdiese la cabeza… . Joder, Sander no recordaba tanta gente deambulando por el Páramo en su maldita vida, había más peña por ahí corriendo de una lado a otro como pollo sin cabeza, que cuando se salían a la venta las jodidas entradas para “El Gran Castañazo”.
Coño, si hasta se rumoreaba que se había visto a Furiosa, El Loco Max o incluso a Ochodedos deambulando por ahí con algunas bandas. Seguro que la mitad de aquellas historias eran mierda de gusarapo y de la otra mitad…, bueno, Sander esperaba que se tratase de gente haciéndose pasar por ellos para espantar a posibles rivales… . Ella llegó a pensar en vestir a algunos de sus chicos como Max o Furiosa cuando comenzó a escuchar los rumores…, pero que coño, si realmente alguno de ellos estaba por allí o se enteraba de que se habían hecho pasar por ellos, estaba convencida de que ya se encargarían de darle su merecido a aquellos cabrones. La reputación y el nombre lo es todo en el Páramo y nadie deja pasar una ofensa real o imaginaria a la ligera, no sería ella quien le diese motivos a ninguna de aquellas malas bestias para presentarse en sus locales dispuestos a aclarar las cosas.
Así que de momento la suerte les estaba sonriendo, ya habían logrado reunir un botín considerable que enterraron convenientemente en las Quebradas, aquél laberinto de rocas afiladas y cañones que se sucedían sin que pareciese que tuviera fin. Mejor viajar ligeros, así ahorrarían fuerzas y evitarían atenciones indeseadas de grupos de carroñeros como ellos, siempre dispuestos a caer sobre un grupo cargado hasta las trancas de botín.
Hasta el momento habían avistado varias veces en la lejanía alguna gran banda, pero la simple contemplación mutua de los números y las armas exhibidas bastaron para disuadirse de no entablar combate. No sabía hasta cuando iban a lograr evitar ese tipo de enfrentamiento, pero si tenían que llegar a las armas contra otra partida nutrida como la suya, estarían dispuestos.
Ahora mismo, lo que más preocupa a Sander y sus chicos era la merma en sus reservas de comida y agua…, ésta se estaba agotando y había que plantearse si desviarse de aquella zona para buscar alguno de los pequeños asentamientos que proliferaban a varios días de marcha de Puentechatarra donde poder obtener provisiones o bien lanzarse contra una partida rival y arrebatarles por la fuerza lo que ellos necesitaban
Al atardecer de aquel día, cuando hicieron el alto dispuestos a montar su improvisado campamento para pasar la noche después de la larga y agotadora marcha del día y cuando aún estaban tratando de decidir que hacer al día siguiente, Danny apareció desde su posición adelantada como exploradora, silbando desde la distancia para avisar a sus compañeros que era ella la que se estaba acercando, y evitar sorprenderles, no fuese que a alguien demasiado nervioso se le escapase un disparo al escuchar el ruido de pasos a la carrera.
Era la mejor haciendo de rastreadora y disfrutaba con aquellas tareas. Llegó jadeando hasta las rocas en las que se habían parapetado sus compañeros mientras ella inspeccionaba la zona y se aseguraba que no les aguardaba ninguna desagradable sorpresa al caer la noche. Se tomó un momento para retomar el aliento, dio un largo trago de agua calentorra que llevaba en su cantimplora e informó de lo que había encontrado:
- Hay unas colonia de Martinejos un poco más adelante, en una pequeña hondonada entre dos colinas -, sonrió con picardía. – Esos bichos han escavado sus madrigueras entre los restos de unos bugas, jefa, los depósitos de los bugas se ven cerrados… Lo único es que me ha parecido ver un par de mutos vigilando la zona -
- ¿Estás segura que los coches están sin tocar? -. Le miró con intensidad la Coronel Sander.
- Cerrados están los depósitos jefa -. Contestó sin amilanarse Danny. - Si los mutos nos están tendiendo una trampa o sólo pasaban por allí…, eso no puedo decírtelo, he venido perdiendo el culo en cuanto he visto el panorama, no vaya a ser que nos madruguen los Martinejos y la gasofa, si es que algo queda… -.
Sander miró a Clint y este asintió a la pregunta muda. Danny llevaba mucho tiempo bajo su mando, era espabilada y la mejor exploradora que había tenido nunca a su lado. Sabía leer la situación como nadie y no se le escapaba nunca un detalle.
- Dibújanos la zona…- dijo Sander permitiéndose esbozar una sonrisa
Comenzaba la primera partida del primer Torneo de Punka en las Freaks. Para mí iba a tener un sabor muy especial, y es que llevaba un tiempo poniéndole los dientes largos a Criamon, , un buen amigo mallorquín, para que se animara a jugar a Punka, cual no fue mi sorpresa cuando le comenté que me había apuntado al torneo de Punka en las Freaks y me dijo que se estaba planteando venir a las Freaks a jugar el torneo con la banda de Mutardos que había comenzado a preparar, “La Hermandad de la Luna de Ébano”, un puñado de mutardos adolescentes con mucha mala baba. Así que cuando finalmente me confirmó que se había apuntado al torneo y ya tenía billete de avión sacado, nos conjuramos para hacer todo lo posible para poder cruzar dados en la primera partida, que es la única en la que podíamos tratar de forzar el destino, al decidirse por sorteo los contrincantes y no en función de cruces según los resultados de partidas anteriores. El destino quiso que nos tocase en mesas de juegos contiguas y tras explicarle la situación a nuestros rivales, los dos amablemente nos dijeron que no tenían ningún problema en cambiar los emparejamientos. Por lo que finalmente pudimos disputar la tan ansiada partida.
En serio, antes si quiera de empezar el torneo, éste fue un gran aliciente para mí y el mejor premio que podía depararme ese día. Poder juntarme con un tío tan estupendo como Criamon y jugar la que espero que sea primera de muchas partidas Parameñas juntos… ¡Sed Testigos!
La primera partida del Torneo resultó ser “La rebelión de las máquinas”, íbamos a disponer de tres coches en el centro del tablero y tendríamos que tratar de obtener la mayor cantidad posible de puntos de gasolina. En la tabla de sucesos aleatorios volvimos a hacer un poco de trampas… Sssssshhhhhhh, que no se entere Isra, ja, ja, ja. En mi defensa diré que en agradecimiento por el esfuerzo que hizo Criamon para venir desde Mallorca hasta aquí, quise tener un pequeño detalle con él y le preparé un par de Martinejos como regalo, así que decidimos de común acuerdo jugar el suceso aleatorio de los Martinejos usando los que le había regalado. Por cierto, respecto al tema de los sucesos aleatorios, recomendar encarecidamente a la gente que meta esa tabla en sus partidas, genera la posibilidad de obtener puntos extras por objetivos secundarios que no pueden ser desdeñados, ya que te pueden dar o quitar la partida. Un gran acierto crear esa tabla Isra, la he disfrutado mucho en las tres partidas y en la medida de lo posible la usaré en todas las partidas que pueda.
Una vez que estuvo claro el escenario y el suceso aleatorio que íbamos a jugar, no quedaba más que desplegar. Por la disposición de la escenografía en mesa y por el despliegue que iba realizando mi rival, opté por desplegar muy centrado aunque algo escorado hacia el lado derecho de mi lado de despliegue, tratando de evitar posibles ataques por el flanco de sus tres perromorfos y de paso unas formaciones rocosas en el lado izquierdo que me iban a impedir disparar desde lejos a los mutardos de mi rival.
Mi táctica iba a ser ceder ese lado izquierdo y no disputar el coche que estaba allí, dejando un arquero y a Clint en el centro de la mesa, algo escorados hacia esa zona para entorpecer en la medida de los posible los intentos de extracción de gasolina. Mis otros dos arqueros se situarían en mi flanco derecho para evitar la carga de perromorfos por ese lado, tratando de tumbarlos a distancia con sus arcos o en su defecto retrasarlos en combate cuerpo a cuerpo hasta que Sander o Clint con su filo medio se pudieran encargar de ellos. Todos harían una labor de cobertura de mis dos piltrafas, que en el fondo serían las que iban a llevar el peso de la partida, tratando de obtener la mayor cantidad de puntos extrayendo gasolina. Su labor no era combatir, era darme la partida. Si el rival lograba llegar a contactarlas en combate y tumbármelas, la partida se me iba a poner muy cuesta arriba.
Mi rival se presentó con un Cabezón, el “Gran Hermano de Ébano”, tres perromorfos, cuatro o cinco mutardos y una bestia del Pozo
"Sander y sus chicos coronaron la pequeña elevación todos a una, formando una delgada línea que barría cada centímetro de la loma. Llevaban sus armas preparadas para usarlas en cualquier momentos, flechas encordadas en los arcos, rifle y escopeta cargados y amartillados... La luz anaranjada del atardecer bañaba toda la escena, cuando un lejano aullido resonó oculto tras la loma que surgía al otro lado de la hondonada, haciendo que los Martinejos que masticaban la escasa y reseca vegetación que allí crecía se parasen en seco y se elevaran sobre sus patas traseras en estado de alerta
Los aullidos fueron creciendo en tono e intensidad. Los primeros fueron respondidos por un segundo coro de aullidos y al poco tiempo un tercero se unió a los dos anteriores. En cuestión de segundos tres perromorfos atravesaron veloces la cima de enfrente y como una exhalación comenzaron a bajar la poca empinada loma en dirección a la hondonada, hasta que un lejano silbido arrastrado por el viento les detuvo antes de llegar a ésta.
Poco a poco un grupo de grotescas figuras fue apareciendo en la cima que coronaba el otro lado de la hondonada. Un mutardo aquí, otro por allí, uno un poco más lejos, un diminuto Cabezon con una gran vara al hombro..., y una Bestia del Pozo acompañada de otro nuevo par de mutardos
- Dos de ellos llevan bidones-, murmuró Danny mientras guiñaba los ojos contra el sol del atardecer tratando de fijarse en todos los detalles
- Han venido a por la gasofa-, convino Clint.
- No si nosotros llegamos primero-, zanjó el tema Sander. -Codo con codo, sin abrir hueco y cubriendo a las que llevan nuestros bidones. Dejad el izquierdo que está muy expuesto e id a por el central y el de la derecha-
No hizo falta más, una estrategia sencilla y directa que sus chicos pudieran seguir era todo lo que se necesitaba. Bajaron a la carrera la pendiente y cuando llegaron a la hondonada Sander ordenó un alto"
Turno 1:
Al inicio del primer turno tiramos dispersión de los Martinejos, uno de ellos se desplazó asustado en busca de un lugar donde cobijarse, pero el otro, estresado por todo aquel follón se quedó paralizado en el suelo temblando…, acababa de evolucionar.
Mi rival comenzó en el turno 7 de agilidad haciendo avanzar a sus tres perromorfos por el lado derecho de mi despliegue usando la escenografía como cobertura para negarme líneas de tiro
Aprovechando el despliegue propio y el del rival, utilicé la primera acción de mi jefa para apuntar con el rifle y la segunda para disparar, iba a una tirada de 8 o menos y saqué un 10, primera bala desperdiciada en el torneo. La última acción la volví a utilizar para disparar y aunque impactó en el Cabezón, superó la tirada de herir…

"- Maldita sea - masculló Sander, expulsando a través del cerrojo de su rifle el casquillo de la segunda bala disparada. Aquel mutardo canijo no paraba de paraba de saltar y era jodidísimo impactarle, las balas silbaron a su alrededor y aquel desgraciado parecía estar disfrutando con el hecho de sacar de quicio a su atacante, dedicándole todo tipo de gestos obscenos".

Hice avanzar a mis piltrafas, Susi y Betty “la Fea”, cada una cargada con un bidón de gasolina directamente hacia los coches. Mientras retrasé el resto de acciones de mis tres pandilleros y curtidos hasta turnos posteriores, esperando a ver cómo reaccionaba mi contrario a esos primeros movimientos. En el lado derecho de mi despliegue, un mutardo rival se encaramó de un gran salto a los restos del techo de una vieja, oxidada y abandonada caravana. La criatura aterrizó sobre el techo de aquellos restos con gran estrépito, creando un gran abollón en él y gastó su segunda acción en tumbarse para evitar que le eligiesen como blanco.
En el centro de la mesa, la bestia del pozo avanzó decididamente hacia el compacto grupo de la coronel Sander, respaldado por otro pequeño mutardo armado con lo que parecía ser un barrote de una vieja verja de hierro forjado rematado con un chuzo puntiagudo. El fulano atravesaba una charca radiactiva a la carrera chapoteando en sus viscosas aguas sin que le pudieran importar las consecuencias.
En el lado izquierdo en su zona de despliegue, el Cabezón se concentró y creó un gran escudo luminoso a unos pasos de él, que crepitaba emitiendo una fulgurante luz azulada
Sus otras dos acciones las gastó en potenciar a otros dos mutardos que tenía a su lado, para acto seguido lanzarse ambos hacia delante tratando de llegar al coche de la izquierda.
"-Máz Dakka, máz Dakka...-, gritaba la desquiciada criatura henchida de poder mientras creaba un translucido escudo protector frente a él. - Tuz palabraz podrán herizme, pero no tuz putaz balaz, pues mi mente ez máz fuezte que laz mierdaz que me tirez"- reía el pequeño cabroncete..."

Mi rival se había lanzado en tromba hacia delante y tenía que frenar esa marea de músculos como fuera…
Hice avanzar a Clint sus dos turnos de acción, ya que aunque su escopeta es mortífera a corta distancia, aún no tenía ningún rival a su alcance. Avanzó hacia el centro, para taponar el posible intento de la Bestia del Pozo de irrumpir en medio de mis chicos desatando una carnicería. Alabama, Danny y Jaime Oliver usaron sus acciones para apuntar y disparar sus arcos contra el pequeño mutardo armado con el chuzo, la flecha de Alabama pasó zumbando a pocos centímetros de su cara, mientras que la de Oliver, aunque le impactó, debió de hacerlo en algún tipo de protección que llevase aquella criatura, ya que no sirvió ni para ralentizarle en su veloz carrera.
El primer turno se cerró en falso, dejándolo todo preparado para un segundo turno que prometía ser trepidante.
Segundo Turno:
Iniciamos el turno realizando la tirada de dispersión de Martinejos, el primer Martinejo volvió a moverse, mientras que la temblorosa criatura que acababa de evolucionar…, volvió a evolucionar…, las convulsiones en la pequeña bestia peluda eran cada vez más evidentes. O nos espabilábamos o el pequeño bicho estallaría en nuestras narices.
Los perromorfos rivales volvieron a avanzar y se quedaron a distancia de carga para el siguiente turno, no avanzaron todo lo que podrían haberlo hecho, para no quedarse un turno completo al descubierto y evitar disparos rivales
Danny por su parte usó una de sus dos acciones en avanzar hacia el frente y situarse por delante de Susi y Betty que corrían a duras penas arrastrando los aparatosos bidones vacíos, en un intento por protegerlas de una posible carga de los perromorfos que se estaban acercando y de paso coger un martinejo que pasaba por allí y trato de escabullirse entre sus piernas.
“Sander decidió que aquel desgraciado Cabezón, con sus crepitantes energías mutantes, no iba a seguir riéndose de ella. Hincó rodilla en tierra, cargó el rifle con una nueva bala y se tomó el tiempo necesario para exhalar todo el aire de sus pulmones y ralentizar su pulso. En ese momento dejó que sus instintos actuasen por sí solos y apretó el gatillo, la bala salió disparada directamente contra la pequeña figura que había elegido como blanco, ésta tenía su mano izquierda adelantada concentrando toda su energía en mantener el luminoso escudo… . La bala pareció ralentizar su vuelo durante un par de segundos y parecía que iba a ser rechazado por la semiesfera brillante, pero de pronto un estallido resonó por todo el campo de batalla y el escudo pareció vacilar, en ese instante la bala continuó con su trayectoria hasta que impactó en el blanco elegido, provocando que la pequeña figura saliese disparada hacia atrás. Aquél mamón se lo tenía bien merecido pensó Sander mientras lanzaba un gargajo al suelo dedicado a su víctima".

Su última acción la gastó en avanzar hacia el frente para tratar de ayudar en los combates cuerpo a cuerpo que presumiblemente se iba a entablar en ese y el siguiente turno. Si sus chicos no acababan con aquellos dos perromorfos o los mutardos que se acercaban a ellos, tendría que ser ella quien resolviese la papeleta.
Alabama apunto con total tranquilidad a la forma de uno de los veloces perromorfos que corría directamente hacia ellos y había quedado al descubierto, le envió un flechazo directo al centro de su pecho, pero la veloz bestia esquivo ágilmente el mortal proyectil.
Retrasé las acciones de mis miniaturas de agilidad 5 hasta que no actuase la Bestia del Pozo de mi rival. Mientras eso sucedía, la Bestia del Pozo avanzó nuevamente y el mutardo de agilidad 5 continuó avanzando y llegó a pillar el Martinejo con dos evoluciones… .Tenía que abatir a aquel mutardo antes de que lograse escaparse con aquellos 3 puntos de victoria. Se me planteaba un problema, me quedaban dos pandilleros con arcos y mi curtido para parar a la Bestia del Pozo y a ese mutardo de agilidad 5. Lo que hiciese en ese turno podría decantar la partida hacia un bando u otro. Primero traté de acabar con el rival más débil y disparé con Jaime Oliver al pequeño mutardo…
“Una vez que Jaime vio como su compañera Alabama fallaba el disparo contra el perromorfo, cogió una flecha de su carcaj y buscó una nueva víctima. ¡Bingo!. Justo ahí enfrente tenía un pequeño mutardo centrado en atrapar un martinejo, cuando el veloz mutardo atrapó a la pequeña bestia peluda, lanzó un grito de triunfo y elevó su presa en alto. Pero el grito de victoria murió en sus labios sustituido por un grito de dolor y rabia cuando una flecha atravesó su costado”

"Era el turno de acabar con aquella enrome masa de músculo que avanzaba hacia ellos bramando…, sólo uno de ellos tuvo el arrojo suficiente para plantarse en medio de la enloquecida carrera de aquella bestia, hacer retroceder la corredera de su escopeta y descerrajarle un brutal disparo a tan corta distancia.
- ¡Click, clack!. Blammm –"

"La bestia vio su carrera detenida en seco por el retroceso del disparo a tan corta distancia. Quedó por un momento atontada mientras veía como comenzaba a manar sangre por los numerosos impactos que tenía en su cuerpo”.
Mi última acción fue avanzar con Clint hasta ponerme al lado del martinejo evolucionado.
Por su parte hice avanzar a mis dos piltrafas, Susi logró llegar hasta el coche que tenía delante en su primera acción y obtener un punto de gasolina. Betty “la Fea” gastó sus dos turnos en alcanzar el coche elegido para sacar gasolina
El turno no podía haberme salido mejor, un mutardo que tenía en su poder 3 puntos de victoria también había sido derribado y había perdido esos puntos de victoria y la bestia del pozo había recibido un disparo mortal, aún le quedaba un turno para actuar, pero esa amenaza había sido neutralizada, aunque lograse tumbar a alguno de mis muchachos, el peligro había sido neutralizado.
Turno 3:
“Las veloces bestias perromórficas continuaron su veloz carrera centradas en un único objetivo, llegar cuanto antes al combate y despedazar a sus enemigos con sus garras y dientes. Danny que había avanzado a la carrera con la intención de buscar una buena posición de disparo y abatir a una de las bestias que corría protegiéndose de las coberturas que encontraba en su veloz carrera, al tratar de rodear el abandonado chasis de coche que tenía a su derecha, se encontró de golpe con una veloz masa de carne y dientes que se le echaba encima. Casi sin tiempo para reaccionar, no pudo tensar su arco y disparar, así que optó por dejar caer la flecha que llevaba encordada en su arco y utilizar éste como una maza para azotar el hocico de la bestia en un demoledor golpe de barrido.
- Fuasssssssssssssshhhhh. Chakcksssssssssss… -

El impacto fue brutal, la bestia salió despedida lateralmente patinando sobre sus patas traseras mientras lanzaba gañidos de dolor y salía huyendo por donde había venido con la cola metida entre sus piernas. Una bestia menos de la que preocuparse”
Otro perromorfo se quedó corto en su veloz carrera y no llegó a entablar combate con ningún rival. Pero el tercero agotó sus dos acciones en correr directo contra Susi, que acababa de lograr alcanzar el coche y cuando aún estaba agachada al lado del depósito del coche intentando sacar algo de gasolina del depósito de abandonado coche, fue sorprendida por la bestial criatura, que la derribó en el suelo y comenzó a atacarla.
“Sander se lanzó rugiendo contra el primer perromorfo que se había quedado corto en su carrera y sin detener su veloz avance le lanzó un tajo profundo que cercenó una de las patas de la bestia, lo que provocó que esta cayese inerte al suelo y se quedase arrasatransdo allí donde cayó derribada.

Sin detenerse continuó corriendo hasta que alcanzó a la segunda bestia que acababa de derriba a la joven piltrafa y de un rápido tajo de su machete abrió un tajo en la bestia haciéndola retroceder y mientras veía como se alejaba la bestia gañiendo y cojeando, sin perderla de vista tanteó con su mano libre hasta que logró alcanzar el bidón derribado en el suelo y sacó un nuevo punto de gasolina.

- ¿Cómo estás pequeña? -, preguntó Sander
- Aggghhhh – Susi se incorporó sujetándose el brazo en el que el perromorfo le había mordido. – Llena de babas jefa… -
La joven piltrafa quería dárselas de dura, así que Sander hizo que no veía los gestos de dolor que recorrían su cara.
- Así me gusta, chica dura – dijo para animarla y subirle la moral”.
Clint utilizó su primera acción para coger el martinejo junto al que había terminado su anterior turno y en su segunda acción puso tierra de por medio para alejarse de la moribunda bestia del pozo. Alabama y Jaime Oliver tomaron posiciones para bloquear líneas de carga y evitar que la mole atacase a aquellos de sus compañeros que cargaban con los bidones de gasolina. Danny cogió la lata de gasolina que había dejado caer Susi y logró obtener otro punto extra de gasolina. Por último Betty “la Fea” obtuvo 2 puntos de gasolina del coche que había elegido para rapiñar.
Mi rival avanzó con sus dos mutardos de mi lado izquierdo hasta contactar con el solitario coche que no había cubierto y lanzó una brutal carga contra Jaime Oliver, al que tumbo de un poderoso y postrer golpe mientras caía abatido cuando por fin su pequeño cerebro recibió orden de desconexión tras la herida de escopeta recibida a quemarropa.

“El sol prácticamente se había puesto y los mutardos que quedaban conscientes sobre el campo de batalla se retiraron llevándose a sus compañeros caídos hacia la loma por la que habían aparecido. Sander decidió que no merecía la pena perseguir al maltrecho grupo de mutardos, así que ordenó a sus chicos que acabasen de secar los depósitos de los coches mientras vendaban las heridas de Jaime y Susi. Estaba satisfecha con cómo le estaban saliendo las cosas a sus chicos en esa correría por el Páramo”.
Y lamentablemente tuvimos que dejar la partida al final del turno 3 porque se había agotado el tiempo programado para esa partida, ya que se prefirió dejar más tiempo para las dos partidas posteriores. Al termino del turno 3, el resultado fue de 8 – 0 a favor de mis pandilleros.
Conclusiones:
El momento crucial de la partida fue el turno 2, cuando logré abatir al Cabezón de mi rival, ya que eso le impidió utilizar muchas de las ayudas que un cabezón puede otorgar a sus muchachos. Tuve mucha suerte en la posterior fase de disparo al lograr abatir al mutardo que tenía 3 puntos de victoria en su poder y a la bestia del Pozo, si no hubiese sido tan afortunado y se me hubiese logrado poner a salvo ese Martinejo evolucionado y su Bestia del Pozo no hubiese sido abatido, mi rival podría haberme complicado mucho la partida.
Fue un auténtico disfrute jugar con Criamon y mientras recogíamos y esperábamos a que nos asignasen el nuevo rival, nos dedicamos a hablar sobre la partida y a intercambiar anécdotas sobre la misma… Si os encontráis a esos Mutardos en el futuro, no os confiéis, son rivales duros y correosos, siempre dispuestos a buscar el cuerpo a cuerpo por la vía rápida y contundente, luego no digáis que no os advirtieron los chicos de Sander
¡Sed testigos!
Escenario: “La Rebelión de las Máquinas”:
"Parecía que había transcurrido una eternidad desde que salieron por la puerta oeste de Puentechatarra hacía ya una semana. Lo mismo daba haber salido por cualquiera de las puertas del asentamiento, pues no llevaban destino definido, su objetivo no era buscar nada concreto y sí aprovechar las oportunidades que el Páramo les fuese deparando. Hasta el momento ya habían localizado un par de montones de chatarra que las tormentas de arena habían dejado al descubierto y de los que convenientemente se llevaron todo lo que les pudo parecer medianamente útil o interesante para vender. También dieron cuenta de un par de pequeños grupos de aquellos tronaos que se lanzaron al Páramo con la esperanza de buscar la estatua esa de oro que había hecho que la gente perdiese la cabeza… . Joder, Sander no recordaba tanta gente deambulando por el Páramo en su maldita vida, había más peña por ahí corriendo de una lado a otro como pollo sin cabeza, que cuando se salían a la venta las jodidas entradas para “El Gran Castañazo”.
Coño, si hasta se rumoreaba que se había visto a Furiosa, El Loco Max o incluso a Ochodedos deambulando por ahí con algunas bandas. Seguro que la mitad de aquellas historias eran mierda de gusarapo y de la otra mitad…, bueno, Sander esperaba que se tratase de gente haciéndose pasar por ellos para espantar a posibles rivales… . Ella llegó a pensar en vestir a algunos de sus chicos como Max o Furiosa cuando comenzó a escuchar los rumores…, pero que coño, si realmente alguno de ellos estaba por allí o se enteraba de que se habían hecho pasar por ellos, estaba convencida de que ya se encargarían de darle su merecido a aquellos cabrones. La reputación y el nombre lo es todo en el Páramo y nadie deja pasar una ofensa real o imaginaria a la ligera, no sería ella quien le diese motivos a ninguna de aquellas malas bestias para presentarse en sus locales dispuestos a aclarar las cosas.
Así que de momento la suerte les estaba sonriendo, ya habían logrado reunir un botín considerable que enterraron convenientemente en las Quebradas, aquél laberinto de rocas afiladas y cañones que se sucedían sin que pareciese que tuviera fin. Mejor viajar ligeros, así ahorrarían fuerzas y evitarían atenciones indeseadas de grupos de carroñeros como ellos, siempre dispuestos a caer sobre un grupo cargado hasta las trancas de botín.
Hasta el momento habían avistado varias veces en la lejanía alguna gran banda, pero la simple contemplación mutua de los números y las armas exhibidas bastaron para disuadirse de no entablar combate. No sabía hasta cuando iban a lograr evitar ese tipo de enfrentamiento, pero si tenían que llegar a las armas contra otra partida nutrida como la suya, estarían dispuestos.
Ahora mismo, lo que más preocupa a Sander y sus chicos era la merma en sus reservas de comida y agua…, ésta se estaba agotando y había que plantearse si desviarse de aquella zona para buscar alguno de los pequeños asentamientos que proliferaban a varios días de marcha de Puentechatarra donde poder obtener provisiones o bien lanzarse contra una partida rival y arrebatarles por la fuerza lo que ellos necesitaban
Al atardecer de aquel día, cuando hicieron el alto dispuestos a montar su improvisado campamento para pasar la noche después de la larga y agotadora marcha del día y cuando aún estaban tratando de decidir que hacer al día siguiente, Danny apareció desde su posición adelantada como exploradora, silbando desde la distancia para avisar a sus compañeros que era ella la que se estaba acercando, y evitar sorprenderles, no fuese que a alguien demasiado nervioso se le escapase un disparo al escuchar el ruido de pasos a la carrera.
Era la mejor haciendo de rastreadora y disfrutaba con aquellas tareas. Llegó jadeando hasta las rocas en las que se habían parapetado sus compañeros mientras ella inspeccionaba la zona y se aseguraba que no les aguardaba ninguna desagradable sorpresa al caer la noche. Se tomó un momento para retomar el aliento, dio un largo trago de agua calentorra que llevaba en su cantimplora e informó de lo que había encontrado:
- Hay unas colonia de Martinejos un poco más adelante, en una pequeña hondonada entre dos colinas -, sonrió con picardía. – Esos bichos han escavado sus madrigueras entre los restos de unos bugas, jefa, los depósitos de los bugas se ven cerrados… Lo único es que me ha parecido ver un par de mutos vigilando la zona -
- ¿Estás segura que los coches están sin tocar? -. Le miró con intensidad la Coronel Sander.
- Cerrados están los depósitos jefa -. Contestó sin amilanarse Danny. - Si los mutos nos están tendiendo una trampa o sólo pasaban por allí…, eso no puedo decírtelo, he venido perdiendo el culo en cuanto he visto el panorama, no vaya a ser que nos madruguen los Martinejos y la gasofa, si es que algo queda… -.
Sander miró a Clint y este asintió a la pregunta muda. Danny llevaba mucho tiempo bajo su mando, era espabilada y la mejor exploradora que había tenido nunca a su lado. Sabía leer la situación como nadie y no se le escapaba nunca un detalle.
- Dibújanos la zona…- dijo Sander permitiéndose esbozar una sonrisa
Comenzaba la primera partida del primer Torneo de Punka en las Freaks. Para mí iba a tener un sabor muy especial, y es que llevaba un tiempo poniéndole los dientes largos a Criamon, , un buen amigo mallorquín, para que se animara a jugar a Punka, cual no fue mi sorpresa cuando le comenté que me había apuntado al torneo de Punka en las Freaks y me dijo que se estaba planteando venir a las Freaks a jugar el torneo con la banda de Mutardos que había comenzado a preparar, “La Hermandad de la Luna de Ébano”, un puñado de mutardos adolescentes con mucha mala baba. Así que cuando finalmente me confirmó que se había apuntado al torneo y ya tenía billete de avión sacado, nos conjuramos para hacer todo lo posible para poder cruzar dados en la primera partida, que es la única en la que podíamos tratar de forzar el destino, al decidirse por sorteo los contrincantes y no en función de cruces según los resultados de partidas anteriores. El destino quiso que nos tocase en mesas de juegos contiguas y tras explicarle la situación a nuestros rivales, los dos amablemente nos dijeron que no tenían ningún problema en cambiar los emparejamientos. Por lo que finalmente pudimos disputar la tan ansiada partida.
En serio, antes si quiera de empezar el torneo, éste fue un gran aliciente para mí y el mejor premio que podía depararme ese día. Poder juntarme con un tío tan estupendo como Criamon y jugar la que espero que sea primera de muchas partidas Parameñas juntos… ¡Sed Testigos!
La primera partida del Torneo resultó ser “La rebelión de las máquinas”, íbamos a disponer de tres coches en el centro del tablero y tendríamos que tratar de obtener la mayor cantidad posible de puntos de gasolina. En la tabla de sucesos aleatorios volvimos a hacer un poco de trampas… Sssssshhhhhhh, que no se entere Isra, ja, ja, ja. En mi defensa diré que en agradecimiento por el esfuerzo que hizo Criamon para venir desde Mallorca hasta aquí, quise tener un pequeño detalle con él y le preparé un par de Martinejos como regalo, así que decidimos de común acuerdo jugar el suceso aleatorio de los Martinejos usando los que le había regalado. Por cierto, respecto al tema de los sucesos aleatorios, recomendar encarecidamente a la gente que meta esa tabla en sus partidas, genera la posibilidad de obtener puntos extras por objetivos secundarios que no pueden ser desdeñados, ya que te pueden dar o quitar la partida. Un gran acierto crear esa tabla Isra, la he disfrutado mucho en las tres partidas y en la medida de lo posible la usaré en todas las partidas que pueda.
Una vez que estuvo claro el escenario y el suceso aleatorio que íbamos a jugar, no quedaba más que desplegar. Por la disposición de la escenografía en mesa y por el despliegue que iba realizando mi rival, opté por desplegar muy centrado aunque algo escorado hacia el lado derecho de mi lado de despliegue, tratando de evitar posibles ataques por el flanco de sus tres perromorfos y de paso unas formaciones rocosas en el lado izquierdo que me iban a impedir disparar desde lejos a los mutardos de mi rival.
Mi táctica iba a ser ceder ese lado izquierdo y no disputar el coche que estaba allí, dejando un arquero y a Clint en el centro de la mesa, algo escorados hacia esa zona para entorpecer en la medida de los posible los intentos de extracción de gasolina. Mis otros dos arqueros se situarían en mi flanco derecho para evitar la carga de perromorfos por ese lado, tratando de tumbarlos a distancia con sus arcos o en su defecto retrasarlos en combate cuerpo a cuerpo hasta que Sander o Clint con su filo medio se pudieran encargar de ellos. Todos harían una labor de cobertura de mis dos piltrafas, que en el fondo serían las que iban a llevar el peso de la partida, tratando de obtener la mayor cantidad de puntos extrayendo gasolina. Su labor no era combatir, era darme la partida. Si el rival lograba llegar a contactarlas en combate y tumbármelas, la partida se me iba a poner muy cuesta arriba.
Mi rival se presentó con un Cabezón, el “Gran Hermano de Ébano”, tres perromorfos, cuatro o cinco mutardos y una bestia del Pozo
"Sander y sus chicos coronaron la pequeña elevación todos a una, formando una delgada línea que barría cada centímetro de la loma. Llevaban sus armas preparadas para usarlas en cualquier momentos, flechas encordadas en los arcos, rifle y escopeta cargados y amartillados... La luz anaranjada del atardecer bañaba toda la escena, cuando un lejano aullido resonó oculto tras la loma que surgía al otro lado de la hondonada, haciendo que los Martinejos que masticaban la escasa y reseca vegetación que allí crecía se parasen en seco y se elevaran sobre sus patas traseras en estado de alerta
Los aullidos fueron creciendo en tono e intensidad. Los primeros fueron respondidos por un segundo coro de aullidos y al poco tiempo un tercero se unió a los dos anteriores. En cuestión de segundos tres perromorfos atravesaron veloces la cima de enfrente y como una exhalación comenzaron a bajar la poca empinada loma en dirección a la hondonada, hasta que un lejano silbido arrastrado por el viento les detuvo antes de llegar a ésta.
Poco a poco un grupo de grotescas figuras fue apareciendo en la cima que coronaba el otro lado de la hondonada. Un mutardo aquí, otro por allí, uno un poco más lejos, un diminuto Cabezon con una gran vara al hombro..., y una Bestia del Pozo acompañada de otro nuevo par de mutardos
- Dos de ellos llevan bidones-, murmuró Danny mientras guiñaba los ojos contra el sol del atardecer tratando de fijarse en todos los detalles
- Han venido a por la gasofa-, convino Clint.
- No si nosotros llegamos primero-, zanjó el tema Sander. -Codo con codo, sin abrir hueco y cubriendo a las que llevan nuestros bidones. Dejad el izquierdo que está muy expuesto e id a por el central y el de la derecha-
No hizo falta más, una estrategia sencilla y directa que sus chicos pudieran seguir era todo lo que se necesitaba. Bajaron a la carrera la pendiente y cuando llegaron a la hondonada Sander ordenó un alto"
Turno 1:
Al inicio del primer turno tiramos dispersión de los Martinejos, uno de ellos se desplazó asustado en busca de un lugar donde cobijarse, pero el otro, estresado por todo aquel follón se quedó paralizado en el suelo temblando…, acababa de evolucionar.
Mi rival comenzó en el turno 7 de agilidad haciendo avanzar a sus tres perromorfos por el lado derecho de mi despliegue usando la escenografía como cobertura para negarme líneas de tiro
Aprovechando el despliegue propio y el del rival, utilicé la primera acción de mi jefa para apuntar con el rifle y la segunda para disparar, iba a una tirada de 8 o menos y saqué un 10, primera bala desperdiciada en el torneo. La última acción la volví a utilizar para disparar y aunque impactó en el Cabezón, superó la tirada de herir…

"- Maldita sea - masculló Sander, expulsando a través del cerrojo de su rifle el casquillo de la segunda bala disparada. Aquel mutardo canijo no paraba de paraba de saltar y era jodidísimo impactarle, las balas silbaron a su alrededor y aquel desgraciado parecía estar disfrutando con el hecho de sacar de quicio a su atacante, dedicándole todo tipo de gestos obscenos".

Hice avanzar a mis piltrafas, Susi y Betty “la Fea”, cada una cargada con un bidón de gasolina directamente hacia los coches. Mientras retrasé el resto de acciones de mis tres pandilleros y curtidos hasta turnos posteriores, esperando a ver cómo reaccionaba mi contrario a esos primeros movimientos. En el lado derecho de mi despliegue, un mutardo rival se encaramó de un gran salto a los restos del techo de una vieja, oxidada y abandonada caravana. La criatura aterrizó sobre el techo de aquellos restos con gran estrépito, creando un gran abollón en él y gastó su segunda acción en tumbarse para evitar que le eligiesen como blanco.
En el centro de la mesa, la bestia del pozo avanzó decididamente hacia el compacto grupo de la coronel Sander, respaldado por otro pequeño mutardo armado con lo que parecía ser un barrote de una vieja verja de hierro forjado rematado con un chuzo puntiagudo. El fulano atravesaba una charca radiactiva a la carrera chapoteando en sus viscosas aguas sin que le pudieran importar las consecuencias.
En el lado izquierdo en su zona de despliegue, el Cabezón se concentró y creó un gran escudo luminoso a unos pasos de él, que crepitaba emitiendo una fulgurante luz azulada
Sus otras dos acciones las gastó en potenciar a otros dos mutardos que tenía a su lado, para acto seguido lanzarse ambos hacia delante tratando de llegar al coche de la izquierda.
"-Máz Dakka, máz Dakka...-, gritaba la desquiciada criatura henchida de poder mientras creaba un translucido escudo protector frente a él. - Tuz palabraz podrán herizme, pero no tuz putaz balaz, pues mi mente ez máz fuezte que laz mierdaz que me tirez"- reía el pequeño cabroncete..."

Mi rival se había lanzado en tromba hacia delante y tenía que frenar esa marea de músculos como fuera…
Hice avanzar a Clint sus dos turnos de acción, ya que aunque su escopeta es mortífera a corta distancia, aún no tenía ningún rival a su alcance. Avanzó hacia el centro, para taponar el posible intento de la Bestia del Pozo de irrumpir en medio de mis chicos desatando una carnicería. Alabama, Danny y Jaime Oliver usaron sus acciones para apuntar y disparar sus arcos contra el pequeño mutardo armado con el chuzo, la flecha de Alabama pasó zumbando a pocos centímetros de su cara, mientras que la de Oliver, aunque le impactó, debió de hacerlo en algún tipo de protección que llevase aquella criatura, ya que no sirvió ni para ralentizarle en su veloz carrera.
El primer turno se cerró en falso, dejándolo todo preparado para un segundo turno que prometía ser trepidante.
Segundo Turno:
Iniciamos el turno realizando la tirada de dispersión de Martinejos, el primer Martinejo volvió a moverse, mientras que la temblorosa criatura que acababa de evolucionar…, volvió a evolucionar…, las convulsiones en la pequeña bestia peluda eran cada vez más evidentes. O nos espabilábamos o el pequeño bicho estallaría en nuestras narices.
Los perromorfos rivales volvieron a avanzar y se quedaron a distancia de carga para el siguiente turno, no avanzaron todo lo que podrían haberlo hecho, para no quedarse un turno completo al descubierto y evitar disparos rivales
Danny por su parte usó una de sus dos acciones en avanzar hacia el frente y situarse por delante de Susi y Betty que corrían a duras penas arrastrando los aparatosos bidones vacíos, en un intento por protegerlas de una posible carga de los perromorfos que se estaban acercando y de paso coger un martinejo que pasaba por allí y trato de escabullirse entre sus piernas.
“Sander decidió que aquel desgraciado Cabezón, con sus crepitantes energías mutantes, no iba a seguir riéndose de ella. Hincó rodilla en tierra, cargó el rifle con una nueva bala y se tomó el tiempo necesario para exhalar todo el aire de sus pulmones y ralentizar su pulso. En ese momento dejó que sus instintos actuasen por sí solos y apretó el gatillo, la bala salió disparada directamente contra la pequeña figura que había elegido como blanco, ésta tenía su mano izquierda adelantada concentrando toda su energía en mantener el luminoso escudo… . La bala pareció ralentizar su vuelo durante un par de segundos y parecía que iba a ser rechazado por la semiesfera brillante, pero de pronto un estallido resonó por todo el campo de batalla y el escudo pareció vacilar, en ese instante la bala continuó con su trayectoria hasta que impactó en el blanco elegido, provocando que la pequeña figura saliese disparada hacia atrás. Aquél mamón se lo tenía bien merecido pensó Sander mientras lanzaba un gargajo al suelo dedicado a su víctima".

Su última acción la gastó en avanzar hacia el frente para tratar de ayudar en los combates cuerpo a cuerpo que presumiblemente se iba a entablar en ese y el siguiente turno. Si sus chicos no acababan con aquellos dos perromorfos o los mutardos que se acercaban a ellos, tendría que ser ella quien resolviese la papeleta.
Alabama apunto con total tranquilidad a la forma de uno de los veloces perromorfos que corría directamente hacia ellos y había quedado al descubierto, le envió un flechazo directo al centro de su pecho, pero la veloz bestia esquivo ágilmente el mortal proyectil.
Retrasé las acciones de mis miniaturas de agilidad 5 hasta que no actuase la Bestia del Pozo de mi rival. Mientras eso sucedía, la Bestia del Pozo avanzó nuevamente y el mutardo de agilidad 5 continuó avanzando y llegó a pillar el Martinejo con dos evoluciones… .Tenía que abatir a aquel mutardo antes de que lograse escaparse con aquellos 3 puntos de victoria. Se me planteaba un problema, me quedaban dos pandilleros con arcos y mi curtido para parar a la Bestia del Pozo y a ese mutardo de agilidad 5. Lo que hiciese en ese turno podría decantar la partida hacia un bando u otro. Primero traté de acabar con el rival más débil y disparé con Jaime Oliver al pequeño mutardo…
“Una vez que Jaime vio como su compañera Alabama fallaba el disparo contra el perromorfo, cogió una flecha de su carcaj y buscó una nueva víctima. ¡Bingo!. Justo ahí enfrente tenía un pequeño mutardo centrado en atrapar un martinejo, cuando el veloz mutardo atrapó a la pequeña bestia peluda, lanzó un grito de triunfo y elevó su presa en alto. Pero el grito de victoria murió en sus labios sustituido por un grito de dolor y rabia cuando una flecha atravesó su costado”

"Era el turno de acabar con aquella enrome masa de músculo que avanzaba hacia ellos bramando…, sólo uno de ellos tuvo el arrojo suficiente para plantarse en medio de la enloquecida carrera de aquella bestia, hacer retroceder la corredera de su escopeta y descerrajarle un brutal disparo a tan corta distancia.
- ¡Click, clack!. Blammm –"

"La bestia vio su carrera detenida en seco por el retroceso del disparo a tan corta distancia. Quedó por un momento atontada mientras veía como comenzaba a manar sangre por los numerosos impactos que tenía en su cuerpo”.
Mi última acción fue avanzar con Clint hasta ponerme al lado del martinejo evolucionado.
Por su parte hice avanzar a mis dos piltrafas, Susi logró llegar hasta el coche que tenía delante en su primera acción y obtener un punto de gasolina. Betty “la Fea” gastó sus dos turnos en alcanzar el coche elegido para sacar gasolina
El turno no podía haberme salido mejor, un mutardo que tenía en su poder 3 puntos de victoria también había sido derribado y había perdido esos puntos de victoria y la bestia del pozo había recibido un disparo mortal, aún le quedaba un turno para actuar, pero esa amenaza había sido neutralizada, aunque lograse tumbar a alguno de mis muchachos, el peligro había sido neutralizado.
Turno 3:
“Las veloces bestias perromórficas continuaron su veloz carrera centradas en un único objetivo, llegar cuanto antes al combate y despedazar a sus enemigos con sus garras y dientes. Danny que había avanzado a la carrera con la intención de buscar una buena posición de disparo y abatir a una de las bestias que corría protegiéndose de las coberturas que encontraba en su veloz carrera, al tratar de rodear el abandonado chasis de coche que tenía a su derecha, se encontró de golpe con una veloz masa de carne y dientes que se le echaba encima. Casi sin tiempo para reaccionar, no pudo tensar su arco y disparar, así que optó por dejar caer la flecha que llevaba encordada en su arco y utilizar éste como una maza para azotar el hocico de la bestia en un demoledor golpe de barrido.
- Fuasssssssssssssshhhhh. Chakcksssssssssss… -

El impacto fue brutal, la bestia salió despedida lateralmente patinando sobre sus patas traseras mientras lanzaba gañidos de dolor y salía huyendo por donde había venido con la cola metida entre sus piernas. Una bestia menos de la que preocuparse”
Otro perromorfo se quedó corto en su veloz carrera y no llegó a entablar combate con ningún rival. Pero el tercero agotó sus dos acciones en correr directo contra Susi, que acababa de lograr alcanzar el coche y cuando aún estaba agachada al lado del depósito del coche intentando sacar algo de gasolina del depósito de abandonado coche, fue sorprendida por la bestial criatura, que la derribó en el suelo y comenzó a atacarla.
“Sander se lanzó rugiendo contra el primer perromorfo que se había quedado corto en su carrera y sin detener su veloz avance le lanzó un tajo profundo que cercenó una de las patas de la bestia, lo que provocó que esta cayese inerte al suelo y se quedase arrasatransdo allí donde cayó derribada.

Sin detenerse continuó corriendo hasta que alcanzó a la segunda bestia que acababa de derriba a la joven piltrafa y de un rápido tajo de su machete abrió un tajo en la bestia haciéndola retroceder y mientras veía como se alejaba la bestia gañiendo y cojeando, sin perderla de vista tanteó con su mano libre hasta que logró alcanzar el bidón derribado en el suelo y sacó un nuevo punto de gasolina.

- ¿Cómo estás pequeña? -, preguntó Sander
- Aggghhhh – Susi se incorporó sujetándose el brazo en el que el perromorfo le había mordido. – Llena de babas jefa… -
La joven piltrafa quería dárselas de dura, así que Sander hizo que no veía los gestos de dolor que recorrían su cara.
- Así me gusta, chica dura – dijo para animarla y subirle la moral”.
Clint utilizó su primera acción para coger el martinejo junto al que había terminado su anterior turno y en su segunda acción puso tierra de por medio para alejarse de la moribunda bestia del pozo. Alabama y Jaime Oliver tomaron posiciones para bloquear líneas de carga y evitar que la mole atacase a aquellos de sus compañeros que cargaban con los bidones de gasolina. Danny cogió la lata de gasolina que había dejado caer Susi y logró obtener otro punto extra de gasolina. Por último Betty “la Fea” obtuvo 2 puntos de gasolina del coche que había elegido para rapiñar.
Mi rival avanzó con sus dos mutardos de mi lado izquierdo hasta contactar con el solitario coche que no había cubierto y lanzó una brutal carga contra Jaime Oliver, al que tumbo de un poderoso y postrer golpe mientras caía abatido cuando por fin su pequeño cerebro recibió orden de desconexión tras la herida de escopeta recibida a quemarropa.

“El sol prácticamente se había puesto y los mutardos que quedaban conscientes sobre el campo de batalla se retiraron llevándose a sus compañeros caídos hacia la loma por la que habían aparecido. Sander decidió que no merecía la pena perseguir al maltrecho grupo de mutardos, así que ordenó a sus chicos que acabasen de secar los depósitos de los coches mientras vendaban las heridas de Jaime y Susi. Estaba satisfecha con cómo le estaban saliendo las cosas a sus chicos en esa correría por el Páramo”.
Y lamentablemente tuvimos que dejar la partida al final del turno 3 porque se había agotado el tiempo programado para esa partida, ya que se prefirió dejar más tiempo para las dos partidas posteriores. Al termino del turno 3, el resultado fue de 8 – 0 a favor de mis pandilleros.
Conclusiones:
El momento crucial de la partida fue el turno 2, cuando logré abatir al Cabezón de mi rival, ya que eso le impidió utilizar muchas de las ayudas que un cabezón puede otorgar a sus muchachos. Tuve mucha suerte en la posterior fase de disparo al lograr abatir al mutardo que tenía 3 puntos de victoria en su poder y a la bestia del Pozo, si no hubiese sido tan afortunado y se me hubiese logrado poner a salvo ese Martinejo evolucionado y su Bestia del Pozo no hubiese sido abatido, mi rival podría haberme complicado mucho la partida.
Fue un auténtico disfrute jugar con Criamon y mientras recogíamos y esperábamos a que nos asignasen el nuevo rival, nos dedicamos a hablar sobre la partida y a intercambiar anécdotas sobre la misma… Si os encontráis a esos Mutardos en el futuro, no os confiéis, son rivales duros y correosos, siempre dispuestos a buscar el cuerpo a cuerpo por la vía rápida y contundente, luego no digáis que no os advirtieron los chicos de Sander
¡Sed testigos!