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Hail Caesar! Érase una vez en Tierra Santa...

Iniciado por Tirador, 12 mar 2019, 13:20

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Tirador

No, sí fotos hay bastantes... ¡Pero falta alguna precisamente de este momento, para poder recordar exactamente como fue la cosa!

Enviado desde Legio por correo ecuestre


Tirador

Y seguimos un poco más con la crónica... esto ya esta empezando a parecer una novela por entregas.

Estamos en el momento culminante de la batalla, y el desenlace está muy cercano.

"Guido, secundado por los maestres del Temple y del Hospital, repartía mandobles a diestro y siniestro, descargando su frustración sobre los sarracenos. Estos no daban aspecto de ceder en el combate, aunque la cuña de caballeros se iba incrustando cada vez más profundamente en sus líneas, causando muchas bajas. Pero aún había muchos más hombres de Saladino detrás de los que caían..."

En el combate subsiguiente a la carga de los caballeros cristianos, reñido, ambos jugadores lanzan los dados de combate y aplican los resultados, con resultado...

"Pero algo pasaba... El monarca se encontró sin oponentes y pudo dar un vistazo a su alrededor. Los peones enemigos parece ser que ya no se acercaban a os caballeros, sino que retrocedían en formación cerrada, dándoles un frente de escudos que los caballos de los cristianos no podían atravesar..."

La caballeria cristiana carga sobre los hostigadores, que la evaden, y seguidamente en la persecución consiguiente chocan contra la línea de infantería de Saladino. El resultado del combate es desfavorable a los egipcios, que pierden el mismo, pero su chequeo de moral por suerte solo hacen que se retiren desordenados.

"El rey de Jerusalem observó al enemigo en retirada, y después a los caballeros que le rodeaban... le sorprendió que estos conservasen la calma y no persiguieran alocadamente al enemigo en retirada, como solían hacerlo la mayor parte de aquellos nobles que conocia, imbuidos de ese sentimiento caballeresco y guerrero que muchas veces nublaba la mente en medio del combate y que la mayor parte de las ocasiones llevaba a esos mismo caballeros al desastre. Miró a su alrededor buscando a los maestres de las Órdenes y los encontró un poco más allá, cubiertos de sangre... curiosamente parecía que Garbier de Nablús sostenia a su colega Gérard de Rideford... se acercó a ambos para ver que ocurría.

El maestre del Hospital vió llegar al monarca y sin dejar de sujetar al de Rideford, le habló.

- ¡Majestad! El maestre Gerard esta un poco aturdido...

Guido comprendió rapidamente una de las razones por las cuales no había habido persecución. El impetuoso Gérard de Rideford no había podido salir galopando tras el enemigo, como solía ser su costumbre, y Garnier de Nablús, más prudente y comedido, había preferido esperar y reorganizar a la cuña de caballeros, sabedor que muchas veces la precipitación había arrastrado a la catástrofe a las tropas cristianas. Repentinamente un grito llamó su atención:

- ¡Señor! ¡Mirad enfrente!

Guido de Lusignan dirigió su vista hacía donde ya miraban casi todos los caballeros que le rodeaban. Allí, al frente, donde estaba el enemigo. Las líneas de infantería se retiraban, pero había un movimiento extraño, y pronto averiguo que era: la caballería ayubí, los temibles mamelucos egipcios, estaba atravesando las lineas de infantes para desplegarse ante los caballeros y hacerles frente..."

La retirada de los infantes sarracenos da la oportunidad a la caballería de Saladino de intentar ahora cargar, para intentar aprovechar una posible ventaja.

"Saladino soltó un bufido de alivio, dando gracias a Alá porque su infantería había resistido la carga cristiana sin romperse, aunque hubiese tenido que retroceder. Era el momento de aprovechar la detención de los caballeros en medio de la tierra de nadie por medio de una carga de su propia caballería. Sabía que en condiciones normales, los cristianos llevaban ventaja en el combate, pero el desgaste del combate y el cansancio iban a igualar las cosas. Y existía la oportunidad de coger a los caballeros por sorpresa, impidiéndoles contracargar... Como buen jugador de ajedrez, era el momento de mover otra pieza de sus huestes..."

Le toca ahora al sarraceno mover... y lo que va a hacer es lanzar una carga de su caballería sobre la cristiana.

"Saladino comprendió que debía jugarse el todo también en este combate, y espoleó a su caballo. Sus guardias personales lo siguieron sin dudar, y el Sultán se movió para colocarse frente a sus jinetes. Dando la espalda al enemigo, los arengó:

- ¡Creyentes! ¡Es el momento de cargar sobre esos perros templarios! ¡Están agotados y detenidos y serán fácil presa de nuestras cimitarras! ¡Espolead a vuestros corceles y... SEGUIDME! ¡¡¡ALÁ ES GRANDE!!!

Una alarido se elevo de la masa de los mamelucos, seguido de gritos coreando la admonición que había lanzado su jefe. La formación de caballería salíó disparada contra los cristianos, aullando y blandiendo sus armas sobre sus cabezas... Saladino sonrió bajo su casco, era el momento y la oportunidad, y no habría otra. Si lograba desbandar a los caballeros de las Ordenes Militares, la infantería que estaba detrás podría ser presa fácil. Así que afirmó sus estribos y cabalgó, al frente de sus tropas, hacía el enemigo..."

(Continuará)

Caballero Andante

La narración continúa estupendamente, Manu. Creo que nunca se ha relatado de forma tan literaria y pormenorizada un turno de Hail Caesar...  :cc

Eso sí, no has mencionado el avance envolvente de los infantes cruzados, a la derecha de la imagen superior. ¿Se habían cargado alguna unidad sarracena?
No lo recuerdo...  :nose

Por otra parte, sigues siendo una mala persona, cortando el relato justo antes de cada nuevo momento épico que anticipas.  :bat

Tirador

Cita de: Caballero Andante en 20 may 2019, 18:56
Eso sí, no has mencionado el avance envolvente de los infantes cruzados, a la derecha de la imagen superior. ¿Se habían cargado alguna unidad sarracena?
No lo recuerdo...  :nose

Pues yo ¡tampocooooo...!  8)

Seguimos con la crónica de la batalla  :bat

"El rey de Jerusalem seguía observando a los mamelucos de Saladino, cuando varios destellos del sol sobre sus filas llamaron su atención. En un principio no acertó a saber el por qué, pero pronto se dió cuenta que eran los reflejos del astro rey sobre las armas desenvainadas de los sarracenos al voltear sus espadas sobre sus cabezas. No había tiempo que perder, una vez más había que luchar por  la Fe en Cristo, por los Santos Lugares... Volvió grupas un momento para arengar, a pesar de que la sequedad que tenía en su garganta, a sus tropas:

- ¡Frates! - trato de elevar la voz, pero casi lo que salió de su boca fue un chillido, por la sed - ¡Los enemigos cargan sobre nosotros! ¡Es hora de hacerles frente con la verdadera Fe! ¡A ellos!

Se volvió de nuevo y fustigo a su cansada montura, la cual respondió iniciando un trote que poco a poco se fue acelerando. Los belfos de su caballo estaban blancos de la espuma reseca, y Guido comprendió enseguida que poco más podría hacer con su corcel si pronto no encontraban agua. Era el momento. No cabía una segunda oportunidad...


Contra la carga de los jinetes pesados de Saladino, el cristiano responde con una contracarga de los Caballeros de las Órdenes Militares. Ambas unidades se acercan y se encuentran a medio camino de la distancia que las separaba, y entonces...

"Saladino vio claramente que los caballeros cristianos cargaban a su encuentro, así que se preparó para el choque brutal que se avecinaba. Sabría que los bardos y cronistas cantarían esta batalla en ambos bandos con tintes épicos pero que lo realmente importante sería quien venciera... Apretó los dientes, y giró levemente la cabeza a ambos lados. A su alrededor, sus seguidores aullaban al galope, rodeando a su líder. Fijó su vista al frente, tomo como objetivo a un caballero que se destacaba del resto en la formación enemiga y se sumergió en el combate..."

"El estruendo al encontrarse las dos formaciones fue estremecedor. Decenas de jinetes fueron desmontados al primer envite, y pronto el combate degeneró en una melée donde cada uno trataba de herir y no ser herido. En un principio no parecía que nadie tomase ventaja, pero poco a poco..."

Ruedan los dados. Las bajas son fuertes en ambos bandos pero los que se llevan la peor parte...

"Poco a poco, a pesar de los esfuerzos de Saladino, sus hombres empezaron a ceder terreno."

La superior calidad de los caballeros cruzados, amén del impacto inicial de sus lanzas de caballería, se cobran su tributo.

"Saladino no se rindió. Era el momento del esfuerzo supremo, así que decidió que la solución era tratar de encontrar al líder enemigo, y pronto lo halló. Sobre las filas cristianas se levantaba el estandarte del Rey de Jerusalem, y el Sultán se dirigió derecho a donde este se encontraba, repartiendo mandobles a quien se cruzase en su camino. Sus guardias lo siguieron sembrando la muerte a su alrededor, pero pagando un alto precio..."


A falta de más fotos, una imagen de Saladino cargando según el gran McBride.


P.D. A puntito de terminar lo prometo...  ;D

erikelrojo


Brutal la batalla! Y mejor aun como lo narrais!

Caballero Andante

¡¡Tirador, llevas más de tres meses con la crónica!!  :bat

Eso sí, tal y como te dice Erik, merece la pena...  :vv

Por cierto, qué curiosa y divertida la imagen de McBride...

¡¡DEUS VULT!!  :vik

disco

Yo ya he decidido leerla cuando esté completa   ;D ;)

Tirador

Cagontó! Estoy buscando como darle un final épico y redondo a la historia despues de tanto tiempo, y no me caba de convencer nada de lo que escribo... :nose :doh

Si no se me ocurre nada mejor, mañana cuelgo lo que tengo y termino, doy mi palabra. :mod

erikelrojo


La batalla de los 4 meses! Jajajaja.

Lastima, hubiera estado muy bien que hubieras podido darle un final hoy, en el 832º aniversario de la batalla...

Tirador

Cita de: erikelrojo en 04 jul 2019, 13:13

La batalla de los 4 meses! Jajajaja.

Lastima, hubiera estado muy bien que hubieras podido darle un final hoy, en el 832º aniversario de la batalla...

Cachis, me pilló... por eso mismo... ¡estaba alargandolo tanto!  ;D

Tirador

Mejor hoy que mañana, y redondeamos la fecha:

"Guido de Lugsinam acometía a los infieles con rabia, sabedor de que cada enemigo que le hiciese frente era un obstáculo para salir de la trampa en la que estaba el ejército cristiano. El brazo comenzaba a pesarle, pero no dejaba de repartir mandobles. A su alrededor, los caballeros de las Órdenes hacían lo propio, y Guido podía ver cómo iban abriéndose camino poco a poco, pero, eso sí, no sin pagar un pesado tributo. Pero las bajas ayubies también eran muchas, y el rey confiaba en que podrían pasar..."

"Subitamente un griterío, que poco a poco se imponía sobre el normal de la batalla, le sobresalto. Un aullido coreado por decenas de voces que se iba acercando... Guido se tomó un respiro para localizar el origen del sonido, protegido por los caballeros que tenía alrededor. No tardó en encontrar el origen del sonido. Una cuña de caballeros infieles, encabezados por un jinete en reluciente cota de malla montado sobre un alazán azabache, negrísimo y de ojos refulgentes, que repartía golpes con su cimitarra a diestro y siniestro abriéndose paso en su dirección. Guido tragó saliva al darse cuenta de que era el mismísimo Saladino, rodeado de su guardia, el que se le venía encima..."

La tirada de dados de combate es desfavorable para los musulmanes, y pierden el combate. Pero ahora hay que ver qué pasa con los líderes implicados en combate. Vuelven a rodar los dados y...

"El rey de Jerusalem estaba como paralizado viendo combatir al Sultán. Tardó en reaccionar, y cuando lo hizo, Saladino prácticamente estaba al lado suyo. El musulmán despacho de un revés con su cimitarra al último caballero que lo separaba de Guido, y este pudo ver su mirada febril clavada en él. Saladino levanto su arma y se dispuso a golpear a Guido, que reacciono una milésima de segundo tarde... el mandoble se dirigió sobre su cuello, mortal de necesidad..."

"Pero no llego a su destino. Un espada se interpuso en el camino de la cimitarra del Sultán. Guido miró a la hoja que le había salvado la vida, y a quien la empuñaba... Gambier de Nablus, el maestre del Hospital, acababa de parar el golpe de Saladino. Este le dirigió una mirada de puro odio, todos sabían que había calificado a Hospital y Temple como "esas órdenes impuras"... trato de revolverse contra Gambier, pero este, fintando con su espada, paró de nuevo el golpe, desequilibrando al Sultán... fue suficiente. Un golpe de la espada del Gran Maestre del Hospital alcanzó a Saladino, quien, con sus ojos centelleando de odio, soltó su arma y cayo de su montura, perdiéndose entre el polvo... El señor de Nablus se volvió sobre el rey.

- ¿Majestad?

Guido asintió, aún aturdido de la rapidez con que había ocurrido todo.

- Estoy bien, maestre. ¡Sigamos adelante!

Gambier asintió, y, situándose al lado del monarca, procedió a seguir abriéndole paso. Pero ya casi no era necesario. La mayoría de los jinetes ayubies que no habían muerto, se batían en retirada. Guido dio mentalmente las gracias a Dios, y siguió al Maestre en el avance..."


Mientras Guido se salva por los pelos, con Saladino no pasa lo mismo y el Sultán parte derecho al jardín de las delicias a disfrutar de las huries que le corresponden como caído en combate...

En la persecución, los caballeros vuelven a contactar con la infantería musulmana, que, tocada como está, apenas presenta resistencia y se desbanda... lo que hace que la batalla de Saladino sufra más del 50% de pérdidas en unidades y se desmoralice a su vez, abandonando el campo de batalla y dándole la victoria a los cristianos.

"El rey de Jerusalem casi estaba agotado completamente. Parecía que el número de enemigos que le salían al paso era inagotable. Despachó con un tajo a otro infante ayúbida y buscó otro enemigo al que combatir... pero no había nadie delante suyo. Levanto la vista y vio la llanura pedregosa bajo el sol libre de formaciones enemigas. Un poco más adelante, nubes de polvo señalaban el galope en huida de los jinetes ayubies. Desmontó cansadamente, y arrodillándose delante de su espada, dio gracias a Nuestro Señor. A su alrededor, primero los caballeros Templarios y Hospitalarios y después el resto del ejército prorrumpieron en vítores, roncos por las gargantas resecas. No había tiempo que perder, Tiberiades y el agua aguardaban delante, era imperioso llegar cuanto antes. Montó de nuevo y, señalando al frente, dio la orden de marcha..."







Y aquí ponemos punto y final a esta crónica, en el 832 aniversario de la batalla real, con un resultado totalmente opuesto al histórico. El ejército cristiano ha vencido, y Saladino ha muerto en combate. Puede que la Segunda y la Tercera Cruzadas no sean necesarias, y que Ricardo Corazón de León no llegue a salir nunca de Inglaterra, con lo que eso puede conllevar... pero eso, amigos, es, como se dice, "otra Historia".

erikelrojo


Viva y bravo! Gran informe de batalla! Ojala fueran todos asi!

Asturvettón

No me lo acabo de creer..... no me refiero al resultado , sino que a el informe haya finalizado.
:P
:cc

Laskar

¡Genial! Felicidades por el informe, @Tirador . Han sido cuatro meses de espera, pero al fin ha valido la pena  :cc

Por cierto, ¿cómo representasteis el duelo entre Saladino y Guy de Lusignan a nivel de reglas? ¿Usasteis las reglas de lucha para comandantes del reglamento o añadisteis alguna regla de la casa?

Ponent