Estribaciones del Cerro de los Olivares, en el llano de la Losa, 15 de julio del año del Señor de 1212.

"El Rey de Castilla, Alfonso VIII, miraba mientras galopaba, rodeado del polvo que levantaban sus caballeros, hacia la cima del cerro, donde se podía ver el pabellón del Miramamolín rodeado por sus cuatro costados de un mar de lanzas de la Guardia Negra. Sabía que se estaba jugando el destino de la batalla en ese momento, cuando, desorganizadas sus tropas de vanguardia y medianeras tras varias horas de combate, había decidido cargar con su zaga sobre el centro del ejército enemigo que aún combatía. Sabía que sus bajas eran grandes, pero también que las perdidas enemigas no habían sido menores. Solo esperaba que ese último esfuerzo fuese coronado por el éxito, tenía que serlo, de hecho... lo único que deploraba es que en este momento se encontraba solo con sus tropas, ya que, debido al devenir de los acontecimientos de la lucha, no había sido posible coordinar junto al suyo de un ataque simultaneo de los reyes de Aragón y de Navarra... Le habían llegado nuevas que el rey navarro Sancho  llamado "el Fuerte" andaba enzarzado aún con la caballería ligera musulmana en el flanco derecho... por lo que no podía esperar un apoyo por ese lado, y vagas noticias, aún por confirmar, de que el rey Pedro habría podido resultar herido en el combate, mientras cargaba al frente de sus caballeros sobre la caballería pesada almohade. Esperaba que esto último no fuese cierto, y que pudiese contar con el apoyo del aragonés en este esfuerzo para quebrar a las huestes enemigas y salir victoriosos de aquella meseta..."


Pues sí, por fin, después de mucha preparación, de búsqueda de fuentes fiables de los ORBAT y despliegues de cada bando, del sacrificio de tiempo y vista de mi buen amigo Chema (Caballero Andante) pintando cientos de figuras de 6mm, (hasta el punto de que ha jurado y perjurado que no volverá a pintar nada más a esa escala), y por fin encontrar el momento para poder quedar con el tiempo suficiente (aunque al final nos llevó varias tardes de juego en días consecutivos), por fin, sí...

¡POR FIN! 

Hemos podido jugar Las Navas de Tolosa, usando el reglamento de Hail Caesar! adaptado a 6mm.

Así que intentaremos poco a poco ir colgando una crónica de esta gran partida, la mayor que hemos jugado con diferencia usando este reglamento.

    

Para representar esta batalla usando HC!, hemos generados sendos ORBAT,s (que adjunto en este mensaje) para los bandos cristiano y almohade basándonos en las fuentes históricas y tratando de equilibrar en puntos ambos bandos, aún sabiendo que el bando musulmán era superior numericamente; lo cual hemos tratado de  compensar con la una mayor calidad en las tropas cristianas.

En las listas hemos tratado de reflejar las diferentes líneas de batalla en las que se dividieron históricamente ambas huestes; podréis ver que por parte de los Tres Reyes  se representan la vanguardia, la medianera y la zaga, desplegando el Rey de Castilla en el Centro, el de Navarra al flanco derecho y el de Aragón al izquierdo; y por parte del Califa Muhammad al-Nasir una disposición semejante en tres líneas en el centro, (aunque su zaga era el palenque con la Guardia Negra, la cual tenia como condición que no iba a tener capacidad de movimiento, reflejando su actitud durante la batalla rodeando la tienda pabellón del Califa); y un despliegue en los flancos solo en dos líneas semejantes de caballería ligera.

Para los que dominéis un poco este reglamento, significar que los cristianos desplegaban 9 "divisiones" o "batallas", cada una con su líder histórico correspondiente, con una habilidad de mando normal de 8, salvo los reyes de Aragón y Navarra que tenían cada uno un valor de 9 para este rasgo. Los almohades desplegaban 7 lideres con sus correspondientes tropas, aunque, como ya he dicho la división de zaga central no contaba para la fase de órdenes al no poder mover, con un valor de mando para cada uno de 8.

Para los que os interese, en este mensaje os adjuntamos las listas de cada bando.

Y como último detalle, antes de entrar en la crónica propiamente dicha, comentar que, debido a que por los gustos personales de cada uno por la forma de combate particular de cada bando, (cristianos más centrados en el choque, musulmanes en el disparo y el hostigamiento)  Chema tomó el papel del Rey de Castilla y yo el del Califa almohade.

El terreno se ha representado como una meseta llana y sin obstáculos, salvo el cerro de los Olivares donde se sitúa el palenque del Miramamolin, marcando con unos bosques ambos flancos, considerándolos terreno impenetrable, para representar la estrechez del campo de batalla histórico.

Y, sin más, una vez terminada esta pequeña explicación introductoria, pasamos a lo que es la crónica en sí...

Comentar que debimos haber representado como se merecían a las mesnadas reales de Aragón y Navarra, en vez de como simples caballeros...

Por otra parte, es importante la regla casera de que los caudillos sólo pueden unirse a su unidad, a menos que esta haya sido destruida. Lógicamente, los reyes lucharon con sus mesnadas reales.

Tiene una pinta increíble, siempre es un gozada ver batallas históricas representadas y no sólo enfrentamientos genéricos. Su tenéis fotos de cerca ayudarían a ver bien los ejércitos además.

Pregunta, en 6mm cómo apañáis el tema de las minis/peana? Marcadores?

En Hail Caesar no importan las miniaturas, solo las peanas. Estas tienen distinta profundidad según lo que me inspiraba cada unidad, variando la profundidad y el número de miniaturas aun entre unidades del mismo tipo...

Lo bueno de los 6mm es que te permite hacer mini-dioramas. Lo que sí que tenemos pendiente es fotografiar primeros planos...

Ponemos un dado de seis caras para marcar las bajas, eso sí.

Consideramos menester que aquesta crónica fuese debidamente iluminada e que sus fechos quedasen retratados con la dignidad que tal condición merecen.

Como maese Tirador diera su aquiescencia, et si bien así Dios lo quisiese, al punto mandara yo a los míos vasallos que ficiesen varias esotras imágenes de cuantas mesnadas, cristianas et moras, tomaron partida en aqueste grande fecho de armas.

Es menester pues que comencemos:

"Campamento cristiano en Mesa del Rey, Norte del Llano de la Losa, albor del 16 de julio del año del Señor de 1212.

El rey Alfonso VIII de Castilla se removía sobre la silla de su caballo de batalla, inquieto. Marchaba al frente de la Mesnada Real de su reino, camino de su puesto en el despliegue cristiano según los dispuesto en el plan de batalla que había tratado en consejo de guerra junto con los reyes de Aragón y Navarra y los grandes magnates que le acompañaban en esa campaña el día anterior, durante el cual se había decidido dar batalla campal al enemigo en la jornada siguiente tras varios días acampados en esa meseta durante los cuales las escaramuzas con los musulmanes habían sido casi constantes. La impaciencia se extendía por el ejército, en particular por los caballeros ultamontanos que aún seguían al Rey, tras el abandono masivo de la mayoría de los mismos tras la toma de Calatrava, descontentos por como el monarca estaba llevando la campaña (aunque las razones exactas de esta deserción no estaban del todo claras, los ultramontanos eran partidarios de una "Guerra de Exterminio" contra cualquier musulmán y el saqueo y expolio de los bienes de estos en caso de conquista, cosa a la que se oponía el rey, por "no ser costumbre entre nuestras gentes tal falta de cuartel"; también estaban el efecto de que un clima tan caluroso estaba teniendo entre tropas habituadas a climas más templados; aparte de que se habían esparcido rumores entre los "extrageros" de que Alfonso VIII había pensado hacer también la guerra contra su primo el Rey de León con su concurso) y las tropas de los diferentes Conçejos castellanos. Por suerte, el Rey Sancho llamado "el Fuerte" de Navarra se había unido al castellano después de la deserción de los "extrangeros", y, si bien no había compensado el número de hombres de armas que se habían marchado, el concurso de sus 200 caballeros con sus correspondientes apoyos lo había minimizado un tanto..."

Unas imágenes del despliegue inicial de la batalla, tomadas desde el lado musulmán:



El despliegue desde el centro musulmán, con el palenque del Miramamolín y la Guardia Negra a su alrededor en primer plano. Se aprecia claramente el despliegue cristiano en las tres alas, a la izquierda de la foto los navarros, en el centro los castellanos y a la derecha de la imagen las huestes del rey Pedro II de Aragón.



El flanco izquierdo almohade, compuesto de caballería ligera con capacidad de disparo, que sería una continua fuente de problemas para los cristianos.



El ala derecha de los sarracenos, con la misma composición que la izquierda.

"Aún así, el rey estaba preocupado, el recuerdo de Alarcos aún le escocia profundamente, y la perdida de Salvatierra le había convencido de que la amenaza almohade era cosa seria... Miró a su alrededor, y su ánimo mejoró un tanto. Veía como la vanguardia cristiana, confiada a uno de sus más capaces seguidores, Don Diego López de Haro, señor de Vizcaya, junto con su hijo, (compuesta de la mesnada de los Haro, parte de los caballeros ultramontanos que habían quedado, más los mismos voluntarios que habían venido de León y Portugal y las milicias concejiles de Ávila, Burgos, Carrión, Cuellar, Sepúlveda y Talavera, aparte que a derecha e izquierda de estas tropas formaban también las vanguardias navarra y aragonesa, respectivamente) ocupaba su lugar. A estas tropas le había confiado la parte de abrir la batalla, cargando sobre el enemigo..."

¡Qué buena pinta tiene todo! Aquí me siento para ir disfrutando del reporte de batalla. Está fenomenal ese toque narrativo que les estáis dando. Ya nos mostraréis más avances.

Tenéis toda mi atención, qué buena pinta

La mesa es absolutamente espectacular.

Pabellón del Amir al-Mu'nimin al-Nāṣr li-dīn Illāh Muḥammad ibn al-Manṣūr, cerro de los Olivares, 7 safar del año 609 de la Hégira.

"El emir almohade Muhammad an-Nasir, Amir al-Mu'nimin (Príncipe de los Creyentes, o como le llamaban esos perros infieles, que Ala los maldiga, el Miramamolín), se acomodó sobre los almohadones que había situado para sentarse sobre su escudo. En su regazo, un ejemplar del Libro Santo, el Corán, ricamente encuadernado, se hallaba abierto de forma distraída. An-Násir simulaba leerlo con atención, pero su cabeza estaba puesta en los acontecimientos que iban a ocurrir en el llano que tenía enfrente del otero donde había plantado su tienda, y que podía entrever con relativa claridad a través de la puerta abierta y del bosque de lanzas de su Guardia Negra, situada sobre la pendiente descendente al lado. Pretendía parecer tranquilo y sin preocupaciones, confiado en las capacidades de sus tropas. Pero no podía evitar que un frio dardo de incertidumbre se clavase en su corazón... llevaba varios días acampado con sus tropas en ese lugar, esperando a los infieles que venían buscando batalla para lavar afrentas de antiguas derrotas. Había planeado junto con sus generales encerrarlos entre las montañas para que se encontrasen atrapados y fuesen presa fácil del acoso incesante de sus tropas, pero de forma extraordinaria habían conseguido encontrar un paso para llegar hasta el llano y desplegar su campamento. Ante esto, An-Násir había decidido seguir con el hostigamiento, sabedor de que jugaba en su propio terreno y los cristianos pronto se encontrarían con problemas de suministro. Sabía que, más temprano que tarde, esos perros tratarían de desafiarles a librar combate campal, y él confiaba en emular a su padre, Abu Yusuf Yaacub al-Mansur, Yusuf II (que Alá le tuviese en su Gloria), en aquella jornada de ma'rakat al-Harat,  hacía casi ya diecisiete años...

Había dado ya sus últimas órdenes para el día, y su ejército se desplegaba a los pies del cerro donde se encontraba su pabellón. En primera línea había pensado en colocar a los voluntarios y los llamados a la jihad, pero al final, un presentimiento le había hecho trastocar ese orden, y la primera línea la formaban los hostigadores y las tropas almohades de su ejército permanente, junto con su caballería pesada y mercenarios cristianos vendidos a su oro...

Si os fijáis en las fotos, cometimos, o, mejor dicho, cometí un error a colocar las tropas sobre la mesa, invirtiendo el orden histórico del despliegue musulmán en el centro y permutando las posiciones de la primera y segundas líneas almohades... hasta que punto eso pudo influir en el resultado final de la batalla... no lo sabemos. Quizás la próxima vez que recreemos la batalla, veamos la diferencia...

Queremos más......

Tenía entendido que para esta campaña la llamada a la cruzada se complementaba con excomunión para los mercenarios que lucharan en el bando musulmán... ¿Hay referencias de que a pesar de ello sí lucharan?