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Reglamento para el Siglo XVIII

Iniciado por Caetratus, 01 dic 2018, 23:20

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Caetratus

Buenas,

aunque ya lo he comentado en varios informes de batalla, llevo tiempo trabajando, con la ayuda del grupo cacereño con Asturvetton y FJ entre otros, en un reglamento para el siglo XVIII y en especial para la Guerra de los 7 años con vistas a su publicación, a partir de un reglamento antiguo titulado "The Age of Malborough".

Aunque emplea un sistema de movimientos y combates simultáneos, utilizando el metro para medir las distancias, algo que recuerda a los comienzos del wargame con miniaturas. A lo largo de las partidas que hemos jugado para ir probándolo, hemos comprobado que no es difícil de comprender y es muy dinámico aunque a priori asuste el número de tablas de que dispone. Aunque si se quieren jugar batallas numerosas puede alargarse.

El reglamento pretende ser lo más realista posible en las situaciones que podrían darse en una batalla siendo el batallón de infantería, el regimiento de caballería y la batería de artillería de 4 u 8 piezas (representadas por 1 o 2 modelos), las unidades básicas del juego. Siendo el mínimo de 4 figuras.

Los jugadores pueden dirigir un ejército completo formado por varias brigadas o, en el caso de haber varios jugadores, uno asumiendo el papel de comandante en jefe con los otros como brigadieres subordinados.

A lo largo de las partidas que llevamos jugadas también hemos comprobado que la figura de un árbitro agiliza y mejora enormemente el juego además de permitir el elemento oculto en el caso de emboscadas o marchas de flanco.

La espina dorsal del reglamento es la acumulación de puntos de desorganización que las unidades acumulan al maniobrar, cruzar terrenos complicados, recibir fuego, combatir en melé, fallar en los test de moral, etc. Por lo que la imagen de las batallas es más realista al no quedar las unidades reducidas en los primeros combates por la eliminación de figuras.

Esta tarde hemos estado probando situaciones, sobre todo en lo que respecta a las melés, para agilizar más sus resoluciones y proporcionar una idea más realista de lo que eran los combates cuerpo a cuerpo que eran los verdaderamente decisivos en la victoria y la derrota.

Os iré informando de las novedades.

Saludos


throt

Seguimos el proyecto con atención! Molaría ir conociendo los entresijos del diseño!

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Caetratus

Hola throt,

pues como comentaba en el primer mensaje, está inspirado en un reglamento antiguo y por lo tanto mantiene la idea de más realismo y complejidad en lugar de más rapidez y simplicidad. Pero, después de probar reglamentos de todo tipo, es lo que más se adapta a mis gustos y por eso me he lanzado. Al ir probándolo con los compañeros, ellos mismos han visto que se puede jugar, que en poco tiempo se automatizan las tablas y las tiradas y las partidas resultan entretenidas y realistas sin poder controlar muchas de las variables que surgían en las batallas de esta época.

La idea es la de la mayor simultaneidad posible, aunque se sigue una secuencia de turno que va desde la declaración de cargas, pasando por movimientos normales hasta el fuego, melé y reacciones a los combates (moral). La última fase es la de cambios de órdenes e intentos de reformar las unidades. Como decía, el pilar fundamental del reglamento es la desorganización de las unidades que era lo que determinaba la victoria o la derrota en las batallas de tácticas lineales.

La escala del juego abarca parámetros como 1cm (para 15/18mm) y 1" (para 25/28mm) = a unos 20m. 1 figura representa a unos 40 hombres y un turno unos 30 minutos.

El tamaño de las unidades es flexible aunque respetando los criterios históricos de cada ejército. Una batalla puede jugarse con hasta cuatro brigadas de infantería, cada una con 3 o 4 batallones y artillería, dos o tres brigadas de caballería y tropas ligeras o incluso reserva. Se emplea un sistema de puntos para generar escenarios, aunque pueden jugarse escenarios históricos si se desea.

Aunque la figura de un árbitro no es imprescindible, la participación de uno agiliza mucho el juego además de que facilita ciertas acciones ocultas como las emboscadas, las marchas de flanco, etc.

Con respecto a la jerarquía, los ejércitos cuentan con un comandante en jefe, cuyo papel asume un jugador, pudiendo haber más jugadores en el mismo bando como generales de brigada. Las órdenes iniciales deben seguirse aunque depende mucho de la calidad del general que se tenga. En cuestiones de despliegue y combate los brigadieres son independientes para disponer a sus batallones o regimientos y cambiar las formaciones a menos que tengan orden expresa del comandante en jefe.

Las órdenes no pueden modificarse a menos que se empleen mensajeros que una vez que las entreguen hay que realizar un test para saber cómo y cuando surte efecto la orden ya que puede malinterpretarse o no ser comprendida en un primer momento y retrasarse su ejecución.

Bueno, básicamente es lo que hay, si quieres preguntar algo más no dudes en hacerlo.

Un saludo

Tintagel

Cita de: Caetratus en 01 dic 2018, 23:20


Esta tarde hemos estado probando situaciones, sobre todo en lo que respecta a las melés, para agilizar más sus resoluciones y proporcionar una idea más realista de lo que eran los combates cuerpo a cuerpo que eran los verdaderamente decisivos en la victoria y la derrota.




Precisamente en la Guerra de los Siete Años (y en las Guerras Napoleónicas) los combates cuerpo a cuerpo eran muy poco frecuentes, excepto en el caso de la caballería y en el asalto a edificios o fortificaciones. En campo abierto rara vez se producían melés. Las unidades más castigadas huían o se retiraban justo antes de realizarse algún contacto físico. No era como las batallas de la Antigüedad o la Edad Media.

Lo verdaderamente decisivo era el fuego de mosquetes (de ahí el uso de las formaciones lineales) y en menor medida el fuego de artillería (si se concentraban piezas y si se arriesgaban a acercarlas suficientemente), y las cargas de caballería si podían amenazar los flancos o las retaguardias de las líneas.

El duelo de mosquetería era lo que realmente resolvía los encuentros. Las unidades que resultaban más castigadas por ese fuego (físicamente y/o moralmente) cedían terreno progresivamente hasta que se retiraban o huían, según el nivel de castigo recibido.

Un reglamento que realmente refleje las tácticas de la Guerra de los Siete Años debe centrarse en los fuegos de mosquetes (firefights) y en el correcto despliegue y maniobras de las líneas.
No se debe olvidar las innovaciones prusianas en agilidad de movimientos y cambios de formación o en la superioridad de maniobra y choque de su caballería (carga al galope con más control y potencia, húsares entrenados también como caballería de batalla, etc.), concentraciones de artillería (prácticamente grandes baterías). También otras innovaciones de otros países, como el uso por parte de los franceses de unidades desplegadas en columnas de espera (similares a las posteriores columnas de ataque) detrás de las unidades desplegadas en línea. Y existen muchas otras particularidades tácticas de los ejércitos de las distintas naciones que participaron.

La Guerra de los Siete Años fue un conflicto con más complejidad táctica de lo que usualmente se piensa, y prefigura muchas de las características tácticas que luego se verán durante las Guerras Napoleónicas.

Bifrons

Cita de: Caetratus en 01 dic 2018, 23:20
Esta tarde hemos estado probando situaciones, sobre todo en lo que respecta a las melés, para agilizar más sus resoluciones y proporcionar una idea más realista de lo que eran los combates cuerpo a cuerpo que eran los verdaderamente decisivos en la victoria y la derrota.


Retomando lo que decía Tintagel, los combates "à la baïonette" de la época eran muy infrecuentes, aunque a la vez, como bien dices, decisivos, por una sencilla razón: la mayoría de enemigos huía antes que enfrentarse a una carga de bayonetas.

Estas eran potencialmente letales para ambos bandos y la decisión de lanzarse al cuerpo a cuerpo provocaba auténtico pavor, tanto para los atacantes como para los defensores. Por este motivo, solo se utilizaba como último recurso (como ocurrió en Gettysburg) o para forzar la retirada o la rendición de un enemigo que ya hubiera sufrido un desgaste importante.

En Black Powder, por poner un ejemplo, el cuerpo a cuerpo y las unidades están diseñadas de tal manera que el asalto frontal de buenas a primeras contra un enemigo fresco es extremadamente arriesgado.

Dicho esto, seguiré este proyecto con mucho interés!

Lord Borjado

Me resulta muy interesante, sigo este hilo con toda atención

Asturvettón

Creedme: Todo eso que comentáis tiene respuesta en la mecánica de estas reglas.
En todas las pruebas o batallas en que nos hemos enfrentado creo recordar solo 3 melees/cuerpo a cuerpo:

a) Caballería contra infantería que ya estaba algo tocada (Y contracarga de la caballería enemiga) en un combate entre ingleses y franceses. Acabaron separándose (Las caballerías) para reagruparse ambos bandos. (Necesitan turnos para reformarse).

b) Una carga de hurones contra rangers (Creo) y mohawks en los bosques del Canadá. Los hurones acabaron saliendo en desbandada.

c) Un asalto de granaderos prusianos contra un reducto defendido por la guardia imperial rusa. La partida acabó cuando estaba a punto de resolverse.

En todas las demás, lo normal es que un bando salga despavorido en cuanto le llueven unos cuantos tiros o les cae una salva de artillería. Y eso suele provocar reacción en cadena, especialmente si hablamos de tropas bisoñas. Normalmente, nuestras batallas acaban así.

Caetratus

Hola, lo que dice Asturvetton es cierto y tras las pruebas del pasado sábado hay que pensárselo muy bien antes de lanzarse al cuerpo a cuerpo. No obstante agradezco mucho vuestros comentarios y los tengo muy en cuenta. Desde luego una cosa es lo que decía Federico en sus escritos y otra la realidad de las batallas. En cualquier caso la idea del juego es la de ofrecer todas las opciones que pudieran darse en la época y cada jugador decida cual usar.

Tintagel

Un reglamento de esta época debe centrarse básicamente en reflejar correctamente los fuegos de mosquetes de formaciones lineales (firefights), porque esa era la clave de su sistema de combate. Se trata de reflejar los empujes, avances y retrocesos de las líneas debido a la intensidad del intercambio de fuego.
El reglamento debe acostumbrar a los jugadores a las características tácticas de la época, evitando la facilidad para realizar cargas o limitando los contactos cuerpo a cuerpo.

La mayoría de las tropas de esa época eran profesionales aceptablemente entrenados (dejando aparte algunas unidades de freikorps, o de reciente formación, como en el caso de algunas unidades de la Reichsarmee o de los franceses), y podían aguantar con firmeza la intensidad de un intercambio de fuego de mosquetes o el bombardeo de artillería. Obviamente, si el castigo recibido se acumulaba, las unidades podían desmoralizarse y recular, pero no de manera rápida al recibir los primeros disparos de mosquetes o de artillería.

En este sentido, considero que hay que ser muy cuidadoso con las desmoralizaciones y los tests de moral, porque se pueden generar absurdos poco justificados históricamente. Por ejemplo, en una partida que jugué hace tiempo usando el reglamento "Warfare in the Age of Reason" (La Edad de la Razón), tal vez uno de los peores reglamentos de esta época, uno de mis batallones prusianos, totalmente fresco y alejado del enemigo, resultó eliminado completamente al fallar un test de moral por recibir fuego de artillería, en el primer turno de juego!! Eso no tiene ningún sentido en relación con las tropas regulares de la Guerra de los Siete Años.
Los tests de moral sobran totalmente ya que es más adecuado representar las fluctuaciones en el rendimiento de las unidades mediante reducciones progresivas de sus capacidades de combate, en virtud del desgaste en las distintas situaciones de la batalla.

Otro elemento fundamental a reflejar es la necesidad que imponía la doctrina táctica de la época en relación a la protección de los flancos de las unidades desplegadas en línea. También es importante recoger acertadamente el combate de caballería de la época, basado más en maniobras y flanqueos que en melés de aniquilamiento de horas de duración. Los encuentros eran breves y decisivos, con un número de bajas muy limitado.

En cuanto a la complejidad o el número de tablas, depende del gusto de cada uno. En mi caso, al llevar muchos años en esta afición, he usado muchos reglamentos que tenían decenas de tablas. Aunque funcionen bien, suelen ralentizar bastante la fluidez del juego. A estas alturas, que ya no soy un niño y no dispongo de mucho tiempo para jugar, prefiero menos tablas y más mecanismos ya integrados en las reglas básicas del juego.  Tal vez sería interesante ofrecer también una versión "simplificada" de vuestro reglamento, separando reglas básicas y dejando el resto como reglas opcionales, como hacen otros reglamentos actuales bien conocidos.

En fin, gracias por compartir aquí las novedades de vuestro proyecto. Espero que sea un éxito y que contribuya a conocer más esta época, tácticamente apasionante y con unos ejércitos impresionantes en variedad y en estética uniformológica.

Caetratus

Vamos por partes, como decía Arozamena ;)

Hasta donde yo se, es cierto que la potencia de fuego era decisiva y más desde la adopción por parte de todos los ejércitos del fuego por secciones que introdujeron los holandeses en la Guerra de Sucesión Española. No obstante, Federico el Grande y corregidme por favor si me equivoco, era partidario del cuerpo a cuerpo para resolver batallas aunque, como dije, una cosa es lo que él crea y otra lo que ocurría en las batallas. Efectivamente había que pensárselo mucho antes de lanzarse a la bayoneta y eso es lo que hemos procurado con las últimas pruebas.

Con respecto a la caballería, e igualmente puedo equivocarme, Federico pretendió que todas sus unidades estuvieran capacitadas para realizar las funciones de las otras, lo que conllevó algunas críticas de sus mandos al no entender por qué entonces había que tener diferentes tipos de caballería como coraceros, dragones o húsares. En Rossbach, las cargas de la caballería de Seydlitz fueron decisivas, como igualmente, y ahí  te doy igualmente la razón, lo fueron las descargas de artillería y fusilería que frenaron el intento de flanqueo de los imperiales. No obstante, estudiaré más detenidamente ese tema.

Sobre la calidad de las tropas, ahí no estoy tan de acuerdo. Indiscutiblemente los prusianos al comienzo de la guerra constituían una fuerza imponente en todos los aspectos, entrenamiento, calidad de sus mandos, equipo, etc. Pero fue decayendo a lo largo del conflicto, sobre todo tras la debacle de Kunnersdorf (creo recordar) frente a los rusos, ya que hubo que reclutar nuevas tropas y la calidad descendió considerablemente incluida la de los oficiales.

Los imperiales, salvo los contingentes de Hesse-Darmstadt, Würtenberg, el Palatinado y algún otro, que no siempre estuvieron presentes al ser retenidos en sus estados de origen, era un ejército lamentable, cuyas tropas carecían de entrenamiento en tiempo de paz, así como de un equipo adecuado en muchos de los casos, con mandos nada profesionales, salvo excepciones y con un problema añadido en lo tocante a la religión, al contar con contingentes católicos y protestantes y la reticencia a ser dirigidos por un mando centralizado en Viena, lo cual no quita para que se dieran actuaciones excepcionales como la del regimiento Rot Wüzburg en Leuthen frente al ataque de los granaderos de la guardia prusiana, pero pienso que son circunstancias excepcionales y no lo que podría esperarse del ejército en general.

El ejército francés, era igualmente un ejército de baja calidad, aunque, eso si, enorme y en el que había tropas de más fiables como las de la Casa Real, los regimientos suizos y algunos extranjeros. Pero la administración del ejército, en manos de nobles más preocupados por el lujo y sus progresos en la corte, entre los que la intriga y la envidia eran los valores más presentes y  con la Pompadour llevando las riendas d la nación, dieron como resultado un ejército que bien dirigido podría haber cosechado éxitos importantes, como de hecho tuvo con los hannoverianos en varios encuentros, pero que, en palabras de oficiales alemanes del periodo,el aspecto del ejército era los más parecido a una chusma sin orden ni concierto, cuyos campamentos eran un auténtico desastre y con mandos que abandonaban cualquier reunión importante para marcharse a sus tiendas a bailar y a beber.

Solo en Norteamérica, a mi parecer, los franceses supieron adaptarse a los métodos de combate de ese teatro de operaciones mejor que los británicos en un primer momento y contaron con tropas más curtidas y mejor dirigidas.

Con respecto a las tablas, efectivamente va en gustos. Pero pienso que todo lo que comentas aquí queda reflejado en el sistema de juego, desde el cuerpo a cuerpo en todas sus posibilidades, que verdaderamente hay que pensárselo, a la potencia de fuego.

El reglamento de "Warfare in the Age of Reason" para mi también es muy poco realista y efectivamente permite situaciones absurdas como la que planteas o como no causar un solo daño con los disparos de un batallón intacto contra otro en campo abierto y prácticamente a bocajarro. Te aseguro que esas situaciones son muy difíciles que se den en este reglamento, por no decir imposibles, como pueden corroborarlo os compañeros que lo han probado. Se nos han dado situaciones en las que se ha producido una desbandada de unidades mediocres por fuego o cargas pero una unidad de granaderos se ha mantenido a pie firme aguantando carros y carretas para desesperación del contrario.

Como te decía en los mensajes anteriores, agradezco enormemente estos comentarios y el debate generado y por favor, no malinterpretes mi tono o los comentarios que hago que son absolutamente sin ninguna acritud y verdaderamente agradecido.

Un saludo

Lord Borjado

Interesantísimo todo lo que comentáis!

Tintagel

Es un placer conversar sobre este tema e intercambiar opiniones.

Al comienzo de la guerra, Federico el Grande propugnaba el avance a la bayoneta frente a un enemigo que consideraba de inferior moral de combate. Se basaba en su experiencia durante las Guerras de Silesia de los años 40. En estas guerras, la infantería austríaca mostró poca disciplina y moral en comparación con la prusiana, y esto originó la creencia de que con un avance decidido a la bayoneta los austríacos colapsarían de inmediato. Pero los austríacos ya no eran los mismos; de hecho, casi todos los ejércitos de la época habían hecho sus deberes y su disciplina y adiestramiento les permitían frenar cualquier carga frontal a la bayoneta.

Así lo comprobó pronto Federico y por ello descartó definitivamente el ataque directo a la bayoneta. En la Guerra de los Siete Años todos los ejércitos siguieron las tácticas de derrotar al enemigo mediante la potencia de fuego de los batallones desplegados en línea, dejando los ataques a la bayoneta para momentos finales (cuando el enemigo ya había sido roto por la potencia de fuego) o para atacar reductos o edificios.
Aparte de las tácticas básicas lineales y de potencia de fuego de mosquetes, los diferentes ejércitos utilizaron marginalmente otras tácticas complementarias a las lineales. Así por ejemplo, los prusianos usaban nuevos métodos más rápidos para cambiar de columna a línea y utilizaban columnas cerradas en ciertas ocasiones. Los franceses utilizaron a veces columnas de ataque, columnas de espera y pantallas de escaramuzas al estilo napoleónico. Los austríacos planificaban ataques desde diferentes ejes mediante agrupaciones independientes de tropas, etc.

Precisamente la seña de identidad del ejército prusiano de la Guerra de los Siete Años fue la superior disciplina de fuego en formaciones de línea, y fue su mayor virtud (ver lo que dice el historiador Christopher Duffy en su libro El Ejército de Federico el Grande). De hecho marcó la pauta y fue el ejemplo a seguir por la mayoría de los ejércitos europeos, que trataron de imitar o adaptar sus métodos. Así, la Guerra de los Siete Años pasó a considerarse el ejemplo más perfecto del uso de formaciones en línea y de la disciplina de fuego de mosquetes, en detrimento total de las doctrinas de ataques directos con la bayoneta. Esto se mantuvo en parte durante las Guerras Napoleónicas, en especial cuando los ejércitos aun estaban bien entrenados. La ruptura de la linealidad de los ejércitos, los múltiples ejes de ataque y la transformación tardía de los ejércitos napoleónicos en masas de levas y milicias supuso la vuelta de las tácticas de ataques directos a la bayoneta, aunque nunca se abandonó la posibilidad del uso de fuego de mosquetes en línea, sobre todo por parte de las mejores tropas de los ejércitos.

En todas las guerras, los ejércitos que llevan años combatiendo van declinando en calidad. Es lógico. Y la Guerra de los Siete Años no es una excepción. Pero el declive en calidad no solo afectó al ejército prusiano, sino también al austríaco y a otros. La cuestión es que, pese a la reducción de eficacia y calidad, la profesionalidad de los ejércitos continuó, así como su capacidad para aguantar mucho tiempo bajo un fuego infernal. Como ejemplo tenemos dos batallas tardías de la guerra, después de Kunnersdorf. En Torgau, las líneas prusianas soportaron un nivel de bajas demoledor, y aún así nunca se desbandaron ni huyeron, atacando sin descanso hasta alcanzar la victoria. Y eso que no era el ejército prusiano del principio de la guerra. Esto sería impensable en ejércitos napoleónicos tardíos, por ejemplo, que difícilmente podían mantener esta disciplina de aguante bajo un diluvio de fuego de mosquete y artillería.
En Liegniz, el ejército austríaco, que ya no era el de 1756-7, soportó estoicamente un fuego infernal de las brigadas prusianas reforzadas con artillería, y, si bien tuvo que retirarse, lo hizo de forma disciplinada, sin desbandadas ni huidas, con la mayor profesionalidad. Ningún ejército de levas, milicias o conscriptos podía haber soportado este castigo sin romperse al inicio de la tormenta de fuego.

Los imperiales del Reichsarmee, por sus propias características eran más una excepción que una regla en los ejércitos de la Guerra de los Siete Años. No obstante, como dices, tenían algunos buenos regimientos. En conjunto este ejército pintoresco mejoró con el transcurso de la guerra. En la batalla de Freiberg, pese a la derrota final, luchó muy bien. Incluso su rendimiento fue mejor que el de muchas unidades austríacas presentes en la batalla. Bien dirigido y bien desplegado puede dar más de una sorpresa.

Es cierto que el ejército francés tenía muchos defectos, aunque el principal se encontraba en los mandos, muy mediocres y descoordinados. Las tropas eran mejores de lo que usualmente se piensa, aunque también es cierto que era un ejército extenso y variable en calidad según sus unidades. El general de caballería prusiano Seydlitz pensaba que si estuviera mejor mandado y dirigido, el ejército francés sería temible.

Seguro que estáis preparando un reglamento muy completo y que recoge todo lo que estamos hablando, no lo dudo. No sé qué os parece la idea de ofrecer también una "brevis editio", o "basic", una versión que recoja las reglas fundamentales y otorgue más agilidad y rapidez. Ya el reglamento extenso podría ampliar las reglas y otras cuestiones. Una versión simplificada o "brevis" le vendría bien a un público que dispone de menos tiempo para jugar partidas y que podría resolverlas en pocas horas (2-3 como mucho).

El tono de la conversación no podría ser más educado y constructivo. Muchas gracias de nuevo.

yosoyelkesoy

Estoy flipando con la cantidad de información y calidad de los comentarios de este hilo, gracias a los que participais pues es de lo más instructivo y entretenido. Pillo sitio para seguir aprendiendo

Asturvettón

Cita de: Tintagel en 04 dic 2018, 18:39
Seguro que estáis preparando un reglamento muy completo y que recoge todo lo que estamos hablando, no lo dudo. No sé qué os parece la idea de ofrecer también una "brevis editio", o "basic", una versión que recoja las reglas fundamentales y otorgue más agilidad y rapidez. Ya el reglamento extenso podría ampliar las reglas y otras cuestiones. Una versión simplificada o "brevis" le vendría bien a un público que dispone de menos tiempo para jugar partidas y que podría resolverlas en pocas horas (2-3 como mucho).
Lo veo dificil.
En realidad las reglas no son muchas. Lo que hace que sea un juego de partidas extensas o breves es el tema de las tablas y-sobre todo- que las maniobras no se ejecuten a igual velocidad por parte de las diferentes tropas, pues depende de su entrenamiento/disciplina. Unos veteranos ingleses pasan de columna de marcha a columna y luego a línea en mucho menos tiempo que unos novatos franceses, por poner un ejemplo... y todo ello sin acumular disrrupción/desorganización.

Lo mismo para reaccionar abriendo fuego frente al avance de una tropa enemiga que se te echa encima. Las tropas muy novatas/bisoñas pueden no llegar a disparar... o incluso poner pies en polvorosa por no pasar un test de moral para afrontar la carga. Hablamos de factores de 3/4, 1/2 o 1/4 de la distancia de movimiento del enemigo que carga.

Todo eso va como la seda y bien rapidito cuando un jugador se encarga solo de manejar una brigada (3-5 regimientos más o menos), pero cuando jugamos 1 vs 1, con varias brigadas al mando de cada jugador... hay mucha tela que cortar. Si encima no dispones de un árbitro que se centre en las tablas, etc... más locura añadida. Como jugador, uno ya tiene bastante con tratar de reformar a la tropa cuando la disrrupción aumenta, ubicarla en el sitio adecuado en el momento adecuado, etc. Si además de todo eso sumas más brigadas y consulta de tablas... la locura crece y crece. Por eso veo esencial un árbitro (Por eso y por la niebla de guerra: Plaquetas que solo revelan la composición de tropa a determinada distancia, marchas de flanco, .... cosas que desconoce el jugador enemigo, pero no el árbitro)

Lo veo ideal como reglamento de club: Cuantos más jugadores por bando -y con presencia de árbitro- mejor, más fluido. El pobre Caetratus ya no recuerda cuando jugó por última vez: Siempre hace de árbitro. :rev

Por poder. se puede resolver un combate en un tiempo breve (Brigada contra brigada), pero entonces ya no hablamos de empleo de reservas, maniobrar, etc. Lo ideal -en mi modesta opinión- es una mesa bien larga y bien ancha, un árbitro, varias brigadas y la presencia de la niebla de guerra. Una partida bien larga pero con todo el sabor.

Que se pronuncie Caetratus, que él sabe mucho más que yo. :mod

Lord Borjado

Para los jugadores que jugamos a escalas menores (batallones o brigadas) qué tal funciona? Se adapta sin problemas o precisa de ajustes?