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Quedada oldhammera norteña 2.015

Iniciado por Coronel_Oneill, 03 ago 2015, 22:03

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Coronel_Oneill

Cita de: mauricepiesligeros en 24 sep 2015, 15:32
Ya puestos a ejercer de frikis cebolleta, podríamos pedirle al tendero maligno que busque algo de musica ochentera... si cuela pido Pink Floyd...   :-*
Todo esta previsto. Queen forever!!.
Ya solo nos falta un contrincante para Megadoux :-)

Coronel_Oneill

Seguimos vivos, por si os quereis apuntar alguno mas aparte de los mirones  8)

mauricepiesligeros

La batalla por el puente de Lebastí (Capítulo I)

Pernilcho no podía creer lo que veían sus ojos. Se giró, abrió la puerta de la chabola en que vivía la pobre familia bretoniana y entró de nuevo. Esperó unos segundos, se frotó los ojos con firmeza, como queriendo obligarse a despertar y abrió de nuevo la quejumbrosa puerta... Por los dorados cabellos de la Dama... elfos! Montones de elfos!! El rollizo joven bretoniano salió corriendo hacia el pozo, gritando como un poseso.

-Mamá!! Elfos! El camino esta lleno de elfos!! Mamá!!
-Que dices, Pernilcho, hijo...? No hemos visto elfos en el pueblo desde antes de que el padre de tu padre construyese la "casa" que ahora usamos de cobertizo... No habrás estado jugando en ayunas con las pócimas de tu tío, verdad?
-No, madre... Están en el camino, junto a la empalizada... o bueno, lo que quedó de ella tras la estampida de la piara de Pernuá... Madre, debéis creerme, por la Dama!
-No la nombres en vano, Pernilcho, te lo advierto. Vamos a ver esos elfos... pero en serio te lo digo, como me hagas perder el tiempo vas a preferir bañarte en enero antes que lo que va a sucederte.

Anemire hizo el camino desde el pozo hasta la casa junto al camino regañando a su redondeado hijo sin parar, pero al doblar la gastada esquina del edificio se quedó parada como un espantapájaros,  y soltó un profundo suspiro derramando el cubo de agua sobre Pierre, el gato, quien salió disparado como saeta de ballesta. Los vecinos comenzaban temerosos a arremolinarse en torno a las casas junto al camino, con una mezcla de curiosidad y miedo; Anemire miró de reojo a Pernilcho que hurgaba con entusiasmo en su nariz buscado algo apetitoso, o cuando menos entretenido. Pernilcho siempre estaba hambriento.

Los elfos no hicieron, aparentemente al menos, el menor caso a la pequeña muchedumbre que se agolpaba en las esquinas. Una hueste bien armada. Poco numerosa, pero bien armada. Vestidos con ropajes verdes, marrones y grises, habría sido difícil verlos entre los arboles del cercano bosque, pero allí estaban, en medio del camino, al descubierto. Petru Cancallu, el tonto del pueblo, miraba embelesado las largas lanzas, los impresionantes arcos y los escudos decorados con vistosas y extrañas runas. Pero lo que mas le impresionó fue un grupo de elfos algo mas alejados del resto. Algunos llevaban ropas de llamativos colores, mientras que otros iban semidesnudos, y todos ellos tenían el cuerpo lleno de tatuajes. Parecían indiferentes al resto, y a decir verdad, a todo lo que había a su alrededor. Resultaban inquietantes.

De pronto uno de los elfos fijó la mirada en la gente. Aunque vestía de forma similar a los demás llevaba un ornamentado casco rematado con cuernos como de ciervo. Parecía dar ordenes a los demás, y aunque utilizaba un tono suave, pues la lengua de la gente del bosque suena siempre armoniosa y musical, también dejaba mostrar una cierta altivez. Recorrió las caras de los atemorizados aldeanos sin mostrar sentimiento alguno y avanzó hacia ellos. Un escalofrío recorrió el espinazo de Anemire, aunque Pernilcho, sonriente, parecía disfrutar del espectáculo. Inesperadamente Petru tuvo un arranque de lucidez, y conteniendo su insomne babeo le dio un leve codazo a Agne, la moza de la taberna local, quien contemplaba la escena junto a el. La espabilada muchacha comprendió inmediatamente lo que Petru parecía insinuarle, y echó a correr en busca del alguacil del pueblo para ponerle en conocimiento de la situación, pues alguien habría de hablar con la gente del bosque.

...continuará.

Coronel_Oneill

Ay oma, se esta poniendo emocionante!  :o
PD: ahora me toca describir la batalla de 40K, maldito  ;D

mauricepiesligeros

La batalla por el puente de Lebastí (Capítulo II)

Sangre para el dios de la sangre... Anker Begillun, el de la negra mirada, maldijo su suerte. El portal mágico se cerró antes de tiempo. La búsqueda de la reliquia iba a ser mas difícil de lo que su oscuro corazón esperaba. Ansioso por ganarse el favor de su dios, Anker no dudó en utilizar todos los recursos que encontró. Haizer, el bastardo hechicero prometió mantener el portal abierto hasta que todo el ejercito hubiese pasado al otro lado. Ahora, el glorioso ejercito de Anker era poco mas que una banda de saqueadores, un puñado de guerreros vagando por las tierras de los humanos en una búsqueda que comenzaba a complicarse. El paladín del caos palpó su petaca, sujeta por una dorada anilla a su cinturón. Anker recordó la reconfortante calidez del licor de bruja y el bienestar que le proporcionaba su ingesta. Por que no? Necesitaba un trago. Sabía que que el licor de bruja podría ser peligroso, pero no, el era un gran guerrero, era fuerte, era el mejor. El viscoso y ardiente líquido se deslizó suavemente por su garganta. Por un momento la pareció sentir a Fellessa, su favorita, ciertamente esa lobezna, seguidora de Slaanesh, conseguía hacerle olvidarse de todo... Anker sonrió maliciosamente, pues se sintió mejor, y se prometió a si mismo, si es que la promesa de un seguidor del caos significa algo, que no volvería a confiar en ningún adorador de Tzentz, y maldijo al oráculo y a todos los hechiceros.

Anker centró sus pensamientos en la tarea que tenía entre manos. Su búsqueda le había llevado hasta las tierras que los humanos llamaban Bretonia, demasiado cerca del maldito bosque. Entrometidos elfos, siempre están en medio. Anker sentía un gran desprecio por los elfos. Seres altivos y orgullosos que se creían superiores a los demás, y que ahora estaban justo en su linea de avance, interponiéndose entre el y su objetivo. Gustel, el agente de Nurgle, se le acercó por detrás.

-Te he dicho mil veces que no te quedes a mi espalda.
-Que teme el señor de los cráneos, el gran Begillun, el que destruye todo lo que mira, de este humilde servidor de la plaga?
-Tu daga emponzoñada, tal vez?
Gustel dejó escapar una sonora carcajada. -Haces bien en temer el poder de mi señor, pero nada debes temer de mi, pues no soy mas que un heraldo.
-Heraldo? Mensajero de putrefacción mas bien... Tu y tus intrigas... acabaré matándote.
-Lo se mi señor, pero ahora mismo tal vez deberías considerar mi ayuda. Tenemos un problema detrás de la colina. Si me permites actuar, en un par de días esos elfos serán historia, morirán ahogados entre sus propias entrañas y tu no habrás de mover ni un solo guerrero; ni un solo dedo...
-Ya. Y cuanto tardaremos mis guerreros y yo en terminar de igual manera, Gustel? -Anker se detuvo unos instantes.- No. Haré la guerra a mi manera.
-No deberías despreciar mi ayuda, Anker...
-Khorne bebe sangre, y no se vale de viles estratagemas inmundas. Da la cara y lucha, en ello recae su gloria. Los demás no sois mas que viles babosas...
-Mide tus palabras, Anker Begillun!! No sea una vil babosa la que acabe contigo y ese atajo de inútiles que llamas ejército, y se coma vuestras tripas!!

Anker dirigió una mirada llena de ira a Gustel, le dio la espalda por un instante, desenvainó repentinamente su descomunal espada y giró  sobre si mismo dejando en el aire una estela sangrienta que se deshizo como roja llovizna. La cabeza de Gustel cayó rodando por la ladera de la colina y su cuerpo se desplomó como un saco de podridas patatas. Varios hombres bestia corrieron hacia el inerte cuerpo con una clara intención, pero Anker los detuvo con un grito. Sabía que comer esa carne sería mortal. En ese momento, se acercó uno de los exploradores. Los elfos al otro lado de la colina habían dividido sus fuerzas, posiblemente buscándolos a ellos. Tal vez la suerte esté cambiando, pensó Anker, acariciando la petaca.

...continuará.

Coronel_Oneill

Ahora cuelga las listas, que me quedo con mono!  ;)

mauricepiesligeros

Negativo, mi coronel.

El relato no ha concluido, todavía no estamos en situación. En el ultimo capitulo explicaré el escenario con sus reglas especiales, que las tiene. Por cierto, también hay mapa del escenario, pero como ya he comentado en algún otro lado, por alguna razón he perdido la opción de adjuntar cosas... (que ya de paso repregunto si nadie sabe por que ha pasado eso...). Como puedo publicar la imagen de otra manera?

Las listas no van a publicarse. Esto es una partida de fantasy cuarta edición entre dos amigos, no vamos a desvelar al enemigo ninguno de los trucos rastreros que vayamos a usar... antes muerta! :P

Aserix

Aplaudo fervorosamente la idea, y me uno a ella de forma espiritual y en la distancia  :-D

Para ese mismo día he convocado a un par de amigos del antiguo grupo de juego y vamos a intentar recrear una partida 40K de 2ª edición a 1500 puntitos de Angeles Oscuros contra Eldar. 

A ver que tal se da la cosa; intentaré sacar fotos, para que me despellejeis por no estar las miniaturas pintadas.  Intentaremos usar fundamentalmente minis de época, pero lo mismo se cuela alguna moderna, no me os enfadeis por ello ;-)

Coronel_Oneill

Enhorabuena por la partida. Muy buena idea la de hacer cosas de Oldhammer ese dia, aunque no estemos juntos fisicamente lo estaremos en espiritu. Y en foto  ;) Aunque haya minis sin pintar ... grrr ...  :mod

mauricepiesligeros

La batalla por el puente de Lebastí (Capítulo III)

La prometedora carrera de Atouch, el alguacil de Lebastí, llegaba inesperadamente ese día a la cresta de su ola. Negociar con uno de los lores del bosque... ah, que gran honor, pensó el alguacil atusando su uniforme de gala. Una túnica larga con los colores del barón de Arnogorri, parcialmente cubierta por un peto de cuero con remaches oxidados, calzones largos negros, que disimulaban bastante bien la suciedad acumulada en sus arrugas, no así su olor, y unas gastadas botas imitación de ante. Un pequeñísimo agujerillo sobre el pulgar izquierdo servía de ventilación de una de ellas, mientras que la otra conservaba dentro toda su esencia. Junto al elfo Atouch parecía una castaña pasada, tras atravesar el aparato digestivo completo de una ardilla. El humano ofreció al elfo su mano, alegre y orgulloso de si mismo,  pero igualmente tímido y a un tiempo temeroso.

-Atouch, milord, Jean Mai Atouch.- Elorandil miró de reojo la mugrienta mano del campesino que se le presentaba, y sin el mas leve gesto lo miró fijamente a la cara.
-Donde está tu señor?
-Mi señor Alond... el barón Alond de Arnogorri, -matizó Atouch- ...eee, veréis milord, el tiempo no ha sido benévolo con nuestras vides, y... veamos, mmm... mi señor pensó que podría visitar a Tharin Cupeleder, el mercader enano, cuando bajase por el paso de Pico Roto... y bueno, como decirlo, arreglar el... mmm, problema?
-Entiendo. Hay una banda de guerreros del caos merodeando su territorio, pero tu señor encuentra mas conveniente ir a saquear una caravana enana. Humanos...
-Caos...? Entendedlo milord, el barón Alond...
-El barón Alond no es mas que un miserable borracho! -Espetó Elorandil al alguacil, que quedó mirándolo temerosamente petrificado, consiguiendo así que el lord elfo se apiadase de el.- Pon a resguardo a tu gente, Atouch. Me temo que va a desatarse una desagradable tormenta.

Habría que meter algunas  provisiones y agua en el ayuntamiento antes de encerrarse todos en el. Guerreros del caos... Anemire sintió un profundo miedo, sobre todo al pensar en Pernilcho, que parecía ajeno a todo mientras metía la mano en la cesta de Pernuá esperando pescar algún trocito pequeño de embutido. Quiscuriñe se atusaba un par de rizos mientras observaba al músico de los lanceros elfos. Si todo en el era tan grande y hermoso como ese cuerno ribeteado en oro, tal vez merecería la pena hacer una locura. En realidad no parecía demasiado preocupada, aunque a su alrededor todos se afanaban evidentemente nerviosos. Agne la miró, sonrió adivinando los pensamientos que corrían por la pícara cabecita de Quiscuriñe y se le acercó por detrás.

-Quiscu, cariño, eso no sucederá si no sobrevivimos... muévete, anda.
-jiji... -Quiscuriñe sonrió ruborizándose muy levemente, y tras darle un suave beso en la mejilla continuó.- tienes razón, Agni, como siempre!

Elorandil oteó el horizonte. Hacía demasiado tiempo que Belargel había partido en busca de alguna señal; si los adoradores del caos atacaban entonces los cogerían debilitados y en inferioridad numérica. Podría ser fatal. Se giró observando a lo largo del camino hasta fijar la vista en el viejo puente que salvaba el paso del río. El afluente del Brienne bajaba con fuerza  nutrido por el deshielo en las montañas del sur, resultaría imposible cruzar el río por cualquier otro punto que no fuese el puente. Elorandil sopesó las implicaciones tácticas derivadas, y se acercó a sus forestales. Les dio unas breves indicaciones, y de repente estos parecieron desparecer entre la hierba como si nunca hubiesen estado ahí. En aquel momento percibió un fino hilo de humo tras la colina, y un oscuro presentimiento se apoderó de el. Su enemigo no sería tan torpe como para hacer fuego estando ahí mismo... o tal vez si? Se acercó apresuradamente a Hostarin, su jinete mas veloz, le susurró algo al oído, y este desapareció cruzando el puente a todo galope.

...continuará.

mauricepiesligeros

La batalla por el puente de Lebastí (Capítulo IV)

Los hombres bestia celebraban con entusiasmo el hecho de que nuevamente hubiese carne en el menú, aunque no pudiesen cocinarla. Nadie se atrevería a volver a encender la mas minúscula hoguera después de lo que le había sucedido a Karrashk, su jefe. Dongue les miraba de reojo sonriente. Parecía divertirse de alguna retorcida manera.

-Anker, en serio... no llegaremos muy lejos si tu mismo vas liquidando al ejército.
Anker dirigió una severa mirada a su lugarteniente.- No voy a tolerar la mas leve estupidez, Dongue, así que no cometas ninguna. Si esos malnacidos de orejas picudas han visto el humo sabrán que estamos aquí, y la sorpresa ya no será tal.
-Bueno, no parece que nos hayan detectado. Por lo menos no parecen haber reaccionado...
-Te equivocas. -le contradijo Anker.- El jinete. Han mandado a ese jinete a buscar al grupo que se separó de ellos. O peor, tal vez tengan refuerzos en alguna parte. Por muy engreídos que sean no son tontos. Debemos darnos prisa, está lista la barcaza?
-Está medio terminada. Crees que el plan funcionará?
-Funcione o no debemos pasar al otro lado. No te preocupes Dongue, venceremos, pues Khorne favorece a los fuertes y a los audaces.
- Pero si los elfos reciben los refuerzos pueden complicarnos la batalla...
Anker sonrió a su lugarteniente sacando su petaca.- No temas, Dongue, somos fuertes y venceremos. Y tu tendrás un montón de aldeanas con las que distraerte un buen rato una vez hayamos aplastado a esos malditos principitos. Venga, toma un trago!!

Anker bebió un largo sorbo del licor de bruja y le ofreció la petaca a Dongue. Este tragó saliva y aceptó, pues no quería que Anker interpretase su rechazo como una debilidad, pero sabía que no debería ni probar aquella bebida, pues era fatal. Después de tomar un trago Dongue sintió confianza, y rió junto a Arek mientras adivinaba el festín que tendrían tras la batalla.

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Belargel, el jinete del amanecer, galopaba como un demonio seguido por sus guerreros. Los malditos podrían estar cayendo sobre Elorandil y su hueste en estos mismos instantes... Habían tomado el camino equivocado y podrían pagarlo caro. Muy caro. Hostarin le seguía de cerca aunque Kimasuri, su fiel corcel comenzaba a acusar los efectos del cansancio... maldita sea, habían sido unos estúpidos al dividir a sus fuerzas. Si no llegaban a tiempo Belargel no podría perdonarse el error.

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Anker acariciaba la cabeza de Fellessa mientras esta lo recorría con su perturbador aliento entre los vapores del licor de bruja cuando escuchó un súbito grito desgarrador...

-Anker, ese desgraciado solo venía a avisarte de que la barcaza ya está en el río, y que los guerreros están listos...- comentó Dongue con cierta desgana mientras apartaba la vista del reguero de sangre oscura que había dejado la cabeza del guerrero al caer.

Anker pareció volver en si de su lujuriosa ensoñación y haciendo caso omiso de Dongue y del cuerpo que yacía a sus pies, comenzó a gritar órdenes. Sus guerreros formaron en filas, y se situaron en lo alto de la colina, que apareció a la vista al otro lado como rematada por una negra y siniestra corona. Mientras, la barcaza se dejó llevar por la corriente durante un trecho, y entonces sus ocupantes comenzaron a remar. Era una idea sencilla, llegar hasta el puente de madera por el río sin llamar la atención y darle fuego. Así de simple. Y sin embargo funcionaría si llegaban al puente antes que los refuerzos de los orejas picudas.

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Los aldeanos, dirigidos por Atouch, se afanaban en tratar de meter sus últimos bártulos en el edificio del ayuntamiento cuando escucharon el sonido de los cuernos y los tambores. La hueste del caos apreció en lo alto de la colina ofreciendo un aterrador espectáculo. Guerreros de negras armaduras, humanoides con cuernos y patas de cabra, jinetes montados en bestiales caballos negros... perros, perros del mismísimo infierno. A un gesto de su señor los elfos tomaron posiciones tras los pedazos de la destartalada cerca. Los adoradores del caos avanzaron pesados e inexorables mientras las primeras flechas de blancas colas comenzaron a silbar entre ellos. Elorandil dirigió una mirada al puente, tomó aire y volvió la vista de nuevo al frente.

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Belargel espoleaba su corcel como un salvaje. Incluso el hermoso animal parecía entender la situación pues se afanaba en trotar mas rápido que nunca. Hostarin había perdido posiciones con respecto al resto de los jinetes, que susurraban palabras de aliento y apremio a sus monturas, pero todavía los tenía a la vista. Y allí, a lo lejos Belargel vio por fin el puente, demasiado lejos aun...  y se preguntó a si mismo que demonios hacía esa barcaza en medio del agua... y repentinamente lo entendió.

-Shály nost mi dui! Shály nost mi dui!! -gritó girando el cuello hacia los jinetes, que oyéndole, espolearon mas duramente a sus monturas en una ciega carrera final.

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Quiscuriñe respiraba con dificultad pegada a la ventana del segundo piso del ayuntamiento. Ahora se conformaba simplemente con que el apuesto elfo del bosque continuase vivo al acabar el día. Miró a su izquierda, buscando alguien en quien apoyarse, y vio como una lágrima resbalaba por la temblorosa mejilla de Anemire mientras estrechaba fuertemente la mano del pequeño Pernilcho, quien por primera vez desde hacía mucho tiempo, no tenía ni pizca de hambre...

Coronel_Oneill

Si esto no motiva a la peña para pasarse, no se que lo hara  :bb :cc :vv

Lord Borjado


mauricepiesligeros

Bueno, en cuanto pueda paso a limpio las reglas especiales del escenario; despliegue, llegada (o no) de Belargel, la bajada de la barcaza por el río (que ha quedado muy majetona, teniendo en cuenta el poco tiempo en que se la ha currado mi colega), reglas para la tripulación, destrucción (o no) del puente y sus consecuencias si pilla a alguien encima, y condiciones de victoria.

Sigo con el problema de que al no poder adjuntar cosas, no se como poner la imagen del mapa; igual (se me ocurre) señor Oneill, si tienes a bien darme un correo por privado, te lo mando y cuando ponga el escenario, pones tu el mapa seguido. O si se os ocurre otra forma pues ya me decís, ok?

Coronel_Oneill