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Crisis de la República Romana II: La Guerra Mitridática

Iniciado por Xoso, 22 abr 2009, 12:16

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Xoso

Al término de la Guerra de los Aliados, Roma se encontraba ante dos problemas de notable envergadura. El primero era cumplir lo prometido a los itálicos que, o bien se habían mantenido fieles, o bien habían depuesto sus armas a cambio de obtener la ciudadanía. El segundo respondía a asuntos militares, tanto la represión de los últimos focos de resistencia itálica como la inminente guerra que se avecinaba contra Mitrídates del Ponto.

Por otra parte, las disputas internas romanas entre optimates y popularis no hicieron sino recrudecerse tras la victoria en la Guerra Social. Al frente de los primeros se situaba claramente Sila, brillante militar que había probado su valía tanto bajo órdenes de Mario contra los germanos como en la recientemente finalizada guerra civil. Defensor a ultranza de los valores optimates más conservadores, Sila tuvo como oposición al propio Mario, que había regresado al redil popular y contaba con el decidido apoyo de Publio Sulpicio, tribuno de la plebe en el año 88 a.C.

Reformas de Sulpicio

Sulpicio, que había servido como legado en el ejército de Pompeyo Estrabón durante la guerra, poseía una capacidad oratoria muy notable y se las apañó para promulgar una ley que repartía a los nuevos ciudadanos itálicos entre las 35 tribus romanas ya existentes. De esta forma, asegurándose de que no serían aglutinados en unas pocas nuevas tribus sin apenas importancia, Sulpicio otorgaba a los nuevos ciudadanos una gran fuerza política. Ello le valió un elevado favor popular, del que a su vez se valió para proponer su famosa lex comicial, que concedía a Mario la dirección de la guerra contra Mitrídates.

Estas medidas, claramente continuadoras de las políticas anteriores del fallecido Livio Druso, causaron evidente conmoción entre el senado y los optimates. Los cónsules, Sila y Pompeyo Rufo, contraatacaron promulgando un iustitium, que paralizaba forzosamente toda actividad pública, lo cual impedía efectuar las votaciones para aprobar las leyes de Sulpicio. La situación, lejos de mejorar, se descontroló: violentos enfrentamientos sacudieron las calles de Roma, en los que fue asesinado un hijo de Pompeyo Rufo. Ambos cónsules se vieron obligados a escapar y esconderse, incluso Sila recibió ayuda del propio Mario para escabullirse (lo que vendría a indicar que todavía existía cierto respeto entre los dos, aunque probablemente si Mario hubiera sabido de las verdaderas intenciones de Sila no le habría dejado huir).

Sulpicio consiguió que los asustados cónsules retiraran el iustitium, pudiendo así someter a votación sus dos leyes, que fueron aprobadas. Sin embargo, tras su precipitada huida de Roma, Sila había ejecutado ya su movimiento. Tras reunirse con el ejército encargado de sofocar los últimos focos de resistencia en Campania, consiguió poner a la mayoría de las tropas de su parte, haciéndoles creer que si Mario se hacía con el mando de la campaña contra Mitrídates les licenciaría forzosamente y reclutaría nuevas tropas, con lo que se quedarían sin opciones de obtener botín alguno en Asia.

Valiéndose de su nuevo ejército, Sila marchó contra Roma. Esta conducta, siendo la primera vez en la historia que un general romano, comandando un ejército romano, atacaba la propia ciudad de Roma, sentó un pésimo precedente para muchos de los enfrentamientos civiles que vendrían después. El asalto resultó bastante sencillo al carecer Roma de una guarnición estable con la que defenderse, pese a lo cual llegaron a desatarse algunos combates en diversas zonas de la urbe, donde sectores de la plebe consiguieron atrincherarse y hostigar a las tropas de Sila desde las ventanas y tejados de los edificios. Una vez superada esta resistencia, Sila se hizo con el control absoluto de la ciudad y dictó oficialmente una lista de hostis publicus (enemigos públicos) para deshacerse de sus rivales políticos. Si alguien era declarado enemigo público significaba que cualquiera podría matarle con total impunidad, lo que condujo inmediatamente al asesinato de Publio Sulpicio y a la huída de Cayo Mario, que hubo de ocultarse en África.

Guerra contra Mitrídates

Una vez aniquilados o apartados sus principales enemigos, Sila hizo aprobar a toda prisa una serie de leyes de corte conservador que desmontaban parte de la legislación de Sulpicio y a su vez reforzaban a los sectores políticos optimates. Sin embargo, su posición recibió un duro revés al celebrarse las votaciones de los dos nuevos cónsules para el año 87, saliendo elegidos Cornelio Cinna y Cneo Octavio, ambos opuestos a Sila. Este intentó maniobrar para proteger a su amigo y entonces compañero en el cargo, Pompeyo Rufo, asignándole la dirección de parte del ejército de Italia (para que cuándo concluyese su mandato no se convirtiera en un simple ciudadano sin cargo público, muy vulnerable ante cualquier posible represalia). La jugada salió mal en tanto que Rufo fue emboscado y asesinado cuándo se dirigía al encuentro con sus nuevas tropas, acción que contó posiblemente con el beneplácito de Pompeyo Estrabón.

Muerto Rufo, Sila se esforzó por mejorar ligeramente sus relaciones con Cinna. Consiguió que el cónsul prometiese respetar las leyes y medidas excepcionales recientemente aprobadas, y casi inmediatamente partió hacia Asia con su ejército. Allí esperaba, por supuesto, Mitrídates VI Eupator, monarca del Ponto extremadamente hostil a Roma durante todo su largo reinado. Talentoso general y hábil político y conspirador, Mitrídates había salido airoso de las disputas internas contra su propio hermano para luego extender su control e influencia (a veces mediante las armas) por Paflagonia y Bitinia. Precisamente sus injerencias e intereses en Bitinia le habían conducido a un enfrentamiento contra Roma. Aprovechando la confusión de la Guerra Social en Italia, Mitrídates se había deshecho del enviado romano para gestionar la zona (Manio Aquilio) para luego instigar una serie de numerosos y virulentos levantamientos anti-romanos por toda la provincia de Asia.


Mitrídates VI Eupator.

Mientras Sila perdía un tiempo precioso imponiéndose por la fuerza en Roma, Mitrídates realizaba su siguiente movimiento. Envió una avanzadilla a Grecia con Arquelao, uno de sus generales, al frente. Al tiempo que el grueso del ejército póntico se congregaba en Anatolia bajo órdenes de Taxilas (otro general de Mitrídates), Arquelao tomó Delos por asalto y entregó el tesoro de la isla a los atenienses, que no dudaron en darle la bienvenida e iniciar una cacería de todos los itálicos y "sospechosos prorromanos" presentes en su ciudad. Los planes de Mitrídates consistían probablemente en utilizar Atenas como cabeza de puente para invadir el Peloponeso y Beocia con su ejército y provocar una nueva oleada de revueltas antirromanas por toda Grecia y Macedonia.

Sila, tras llegar finalmente a Grecia, avanzó rápidamente contra Atenas y puso sitio a la ciudad. El asedio fue largo y difícil, y no se completó con éxito hasta comienzos del año 86 a.C. Arquelao escapó por mar, mientras Sila hacía pagar cara su traición a los atenienses, arrasando parte de la polis y ejecutando a casi toda la población sin miramientos. Poco después desembarcó Taxilas en ayuda de Arquelao, pero Sila los venció a ambos en Beocia de forma contundente. Derrotados sus generales en Grecia, las cosas no pintaban nada bien para Mitrídates. Los fracasos militares ocasionaron que buena parte de la oligarquía helena en Asia Menor le retirase su apoyo, por lo que se vio obligado a radicalizar todavía más sus postulados en un intento por atraerse ahora a las clases bajas de las poleis. Además de dictar leyes favoreciendo la liberación masiva de esclavos, llegó a constituir toda una red de espionaje para desenmascarar y perseguir a sus "enemigos prorromanos".

La situación de Sila, pese a sus victorias, tampoco era precisamente idílica. El motivo debemos buscarlo, para variar, en un nuevo enfrentamiento civil en la propia Roma. Pero de eso hablaremos en el siguiente artículo.

DBA
Los ejércitos romanos que participaron bajo órdenes de Sila tanto en la Guerra de los Aliados como en el enfrentamiento contra Mitrídates deben representarse con la conocida lista II/49 Romanos de Mario y sus 8 famosas plaquetas de Bd. Si se desea representar una batalla o escaramuza entre Roma y sus enemigos confederados de la Guerra Social, lo más adecuado sería que el ejército de los "aliados" también utilizase la misma lista, a fin de cuentas los itálicos de entonces ya habían combatido bajo órdenes de Roma en multitud de guerras y lo más lógico es que dominasen el estilo de combate y formación romano. La gama de miniaturas a escoger es muy amplia, aunque recomiendo de forma especial la gama de romanos de Mario de Corvus Belli, y también las últimas minis que ha sacado Xyston.

Para las fuerzas dirigidas por Arquelao y Taxilas en Grecia, corresponde la lista II/48 Mitridáticos; ejército versátil y muy personalizable. Para las miniaturas, podéis rebuscar de nuevo entre las gamas de Xyston y Corvus Belli.

Si alguien posee cierta experiencia con Mitridáticos y conoce alguna marca de minis más que recomendar, bienvenidas sean sus sugerencias  ;)

caliban66

Jo, Xoso. Qué bueno, macho. Este periodo siempre ha sido muy confuso para mí. Gracias por diseccionarlo.

Endakil


Athros

Mitridáticos, mi primer ejército :)

Yo jugué con la versión romanizada (b), y el ejército resultaba ser muy equilibrado, con cinco Bd y cuatro inf. ligeras (entre Ps o Ax, mi combo siempre solia ser 2-2) y los tres elementos restantes dos caballerias ligeras y un general en Cv.

Es un ejército que se adapta bastante bien a todo tipo de campos de batalla, aunque en terreno abierto son realmente buenos. La táctica básica que yo puse en práctica puede variar según se presente un centro fuerte o un flanco fuerte.

En ambos casos, nuestra fuerza de ataque serán las 5Bd, con nuestro general en dicha linea.

En el ataque central, colocamos la línea allí donde vamos a atacar, y se colocan en ambos flancos una auxilia, un psiloi y una caballería ligera como apoyos. Esta táctica puere variar segun el rival: colocar los psiloi detrás de nuestra linea de legionarios contra ejércitos montados, juntar las caballerías ligeras en un único flanco para realizar una maniobra envolvente...

Cuando utilicemos un ataque a uno de los laterales del ejército, colocaremos nuestra linea fuerte allí, y la protegeremos de diferente manera según el terreno. Resulta un poco arriesgada cuando tenemos que jugar en una "mesa de billar" (prácticamente todo el campo de batalla es terreno abierto), ya que se crea una autopista en nuestro flanco contrario. Esta autopista suele poder ser tapada por las ligeras o los psiloi, ya que son dificiles de matar. No se recomienda utilizarla contra ejércitos con grandes cantidades de montados. Esta táctica es óptima cuando el terreno dificil abunda en uno de los laterales del campo de batalla: allí enviaremos a nuestras infanterias ligeras, mientras nuestra linea de legionarios, apoyados siempre por sus dos caballerias ligeras, entran por el flanco contrario. Cuando se logra romper uno de los dos laterales, este apoyará al resto del ejército para acabar con un movimiento de envoltura.

La utilización de dos caballerias ligeras me parece fundamental cuando se juega con este ejército: es relativamente lento (casi la mitad de sus tropas mueve 200p), y los legionarios no tienen la fuerza suficiente como para asegurarnos la victoria. Los flanqueos serán la clave de nuestra victoria, y las ligeras nos ayudarán muchísimo en nuestro objetivo.

Sin duda alguna, yo recomiendo la gama de Helenísticos de Xyston, y los legionarios de Mario de Corvus para nuestros legionarios ya que este ejército copió el equipo romano.

Blooze

Muy bueno Xoxo :)
En cuanto a las Bd yo utilizaria figuras de thorakites, o sea thureophoroi con cota de malla (Enlace), al estilo de los utilizados po los seleucidas. Una cosa es que les entrenaran romanos, otra es que les copiaran el vestir.

Athros

Yo leí hace tiempo que se llegó a copiar el traje de legionario romano por los soldados de Ponto, una pena que el antiguo foro de La Armada tuviera aquel fallo porque ahora mismo podría buscar toda la información en el post que se elaboró en su momento sobre este ejército.

Creo que el propio Endakil contó una anecdota sobre el equipo mitridático, que era tan similar al romano que se llegaban a confundir.

Endakil

Tengo entendido que les entrenaron desertores (por temas políticos o por dinero) romanos.
En cualquier caso yo sí creo en la evolución peltasta -> thureophoroi -> thorakitai, y que los romanos copiaron este último paso en lo que conocemos como legionario (o hastati/princeps). Es una opinión personal no profesional, de todas formas ;)

Blooze

Cita de: Athros en 22 abr 2009, 19:26
Creo que el propio Endakil contó una anecdota sobre el equipo mitridático, que era tan similar al romano que se llegaban a confundir.
Supongo que te refieres al intento de asesinato en la batalla de Zela de Mitridates por parte de un centurion que aprovechoi las semejanzas del vestuario.

Endakil@ Yo tambien soy de la misma opinion, Grecia le enseño el camino a Roma, esta lo mejoro ;)

baltasor

Felicidades por el documento, es ameno de leer y muy muy interesante. Los Mitridiaticos siempre me han atraido mucho por su ejéricto tan versátil que tiene.

Espero con ansias la continuación ;)

DecimoValerio

Quinto Sertorio, desde sus dominios hispanos en su lucha contra el Senado Romano, al parecer, mando instructores romanos e hispanos a Mitridates como pago al envío de la cantidad de 3.000 talentos junto a 40 embarcaciones de combate en la primavera del 75 a.Cr. y que utilizó, sabiamente, contra la armada romana, más como piratas que como unidades de choque.