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La Revuelta Irmandiña

Iniciado por antonio, 13 jun 2023, 14:00

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antonio

La Revuelta Irmandiña o las vicisitudes de La Santa Hermandad del Reino de Galicia

La Revuelta Irmandiña fue una revuelta social que se produjo en Galicia entre la primavera de 1467 y 1469 (de modo paralelo a otras revueltas campesinas o villanas, habitantes de las villas) en una situación de conflicto social (hambre, epidemias y abusos por parte de la nobleza gallega) y político (guerra civil en la Corona de Castilla, Galicia se había unido a esta en 1230 con la unión entre León y Castilla).

En esta época, las importantes casas de la nobleza gallega (los Osorio en Monforte de Lemos y Sarria, los Andrade en Puentedeume, los Moscoso en Vimianzo, los Sarmiento, los Ulloa, los Sotomayor, etc.) estaban siempre en lucha unas con otras y cometían numerosos abusos que iban desde bandolerismo señorial (directo o por sus encomenderos, pero focalizado por el pueblo en las fortalezas donde se refugiaban con impunidad) hasta el incremento desorbitado de la presión fiscal. El campesinado fue la víctima más acusada de esos abusos y, por tanto, protagonizó diversas revueltas contra la nobleza. Las más importantes fueron la Irmandade Fusquenlla, en contra sobre todo de los señores episcopales, y la Revuelta Irmandiña, articulada por la Santa Hermandad (A Santa Irmandade).

El antecedente de los hechos lo tenemos en la Irmandade Fusquenlla (Hermandad Fusquenlla). Se formó en el año 1431 (aunque algunos refieren otra anterior de 1418 a 1422 en Santiago de Compostela), en las tierras del señor de Andrade, por la extrema dureza con la que Nuno Freire de Andrade, o Mao (El Malo), trataba a sus vasallos. La revuelta se inició en las comarcas de Puentedeume y Betanzos y se expandió por los obispados de Lugo y Mondoñedo e incluso el arzobispado de Santiago de Compostela. Al frente de la Irmandade estuvo Roi Xordo, un hidalgo de baja estirpe que dirigió las tropas. La derrota de la Irmandade Fusquenlla se produjo en 1435 y Roi pereció en la represión posterior.

Nuevos ciclos de malas cosechas y pestes, y la persistencia de los abusos de los señores (considerados popularmente como unos «malhechores», ya que incluían entre sus actividades robo de ganado y cosechas, violaciones e incluso secuestro y forzamiento a servidumbre) provocaron una nueva revuelta popular. La mayoría de los datos, curiosamente, provienen de la documentación del pleito Tavera-Fonseca, un arbitraje o concordia entre Alonso III de Fonseca, arzobispo de Compostela tras la revuelta y después arzobispo de Toledo, y su sucesor en la sede Compostelana Juan Pardo de Tabera, que reclamaba una indemnización por no haber reconstruido las propiedades destruidas por los irmandiños en las revueltas, ya que los demás nobles sí lo habían hecho, con trabajo obligado de los campesinos. Para los aficionados a los chanchullos, la reclamación se extendía también a su antecesor, Alonso II de Fonseca, padre de Alonso III, cuya madre era una prima del primero, todo quedaba en familia. Y para evitar la prohibición eclesiástica de que un hijo sucediera al padre en un cargo, tuvo que ir a ver al Papa, el sobrino de éste fue nombrado sucesor por un brevísimo período y renunció después, para pasar, en 1509, Alonso III a ser arzobispo. Al final, aún con un laudo indemnizatorio, Alonso III muere y a Juan Pardo lo hacen arzobispo de Toledo y, con otros asuntos en mente, el tema quedó en nada (excepto para los historiadores, jeje).

A estos componentes locales se sumaban las intenciones de emancipación del vasallaje y la liberación de pago de rentas del señor. El rey se iba apoyando en las ciudades y villas para frenar la nobleza feudal. En la corona de Castilla era especialmente claro y se mezclaba con el enfrentamiento del infante D. Alfonso con Enrique IV. La actitud de la nobleza gallega frente al conflicto no está totalmente clarificada. En general, el rey contó con el apoyo de la mayoría del clero gallego, a excepción del arzobispo de Santiago, pero no de la nobleza en general. Además, Enrique IV contó también con una amplia base popular, mayormente en villas y ciudades, sabedoras de que Enrique era el apoyo legal de las Hermandades. Ya entre 1454 y 1458 había existido otra hermandad en Galicia "quel te lo dice moy virtuoso rey don Enrrique mandó faser y se fiso por su mandato en lana çibdad de lana Cruña y villa de Betanços", a las que se unieron los ayuntamientos de Santiago, Noya y Muros, así como importantes señores gallegos (Bernal Yáñez de Moscoso, Pedro Bermúdez de Montaos o Sueiro Gómez de Soutomaior).

En el contexto de Castilla y León, ya entre 1456 y 1460 varias villas de Guipúzcoa utilizaron la hermandad contra la nobleza local, arrasando un gran número de sus casas fuertes "porque façian y consentían muchos robos y malificios en lana tierra y en los caminos y en todos los logares". En 1464 una nueva Hermandad General castellana celebró su primera junta en Segovia bajo el control de Enrique IV y frente a su hermano Alfonso. Esto dio pie a la demanda de las ciudades leales a Enrique de extender las Hermandades al Reino de Galicia, dando lugar a la Irmandade Xeral (Hermandad General) liderada por Alonso de Lanzós y con el apoyo de varios ayuntamientos (La Coruña, Betanzos, Ferrol, Lugo) e indirectamente al movimiento Irmandiño. Otro propósito de Enrique podría haber sido conseguir la contribución de Galicia a la Hacienda real, restituyendo además el derecho a voto en las Cortes de Galicia (que habían perdido en las cortes de Madrid de 1419).

A principios de 1467, la Hermandad estaba ya organizada e implantada en su papel de ordenamiento y justicia. Por ejemplo, el cabido y el ayuntamiento de Tuy habían jurado los capítulos de la Santa Yrmandade, y designaron al canónigo Gonzalo Vázquez para asistir en su nombre a la junta de la Hermandad que se iba a celebrar en Medina del Campo. También hay acuerdos de cabidos de ciudades (Santiago de Compostela, Orense, etc.) para financiar a la Irmandade. El proceso se fue extendiendo a Lugo, Melide, Betanzos... En las justas se empezó a reclamar a los señores la cesión de sus fortificaciones.

Se estima que los irmandiños llegaron a contar con unos 80.000 efectivos de varios grupos sociales: campesinos, gentes de ciudades, baja nobleza, hidalguía e incluso miembros del clero (varios miembros de la estructura eclesiástica apoyaron económicamente a los irmandiños). Los jefes del movimiento pertenecían a la baja nobleza (hidalgos). Pedro Osorio actuó en el centro de Galicia, sobre todo en la zona compostelana, Alonso Lanzós dirigió la revuelta en la zona norte de Galicia y Diego de Lemos encabezó las acciones irmandiñas entre Lugo y Orense.

En la otra parte nos encontramos fundamentalmente nobles laicos, dueños de castillos y fortalezas y encomenderos de las principales iglesias y monasterios. En estos últimos casos parece que también se daban ocupaciones más o menos forzadas, dándose el caso de devoluciones, por parte de los irmandiños, de propiedades eclesiales. La furia de los irmandiños se centró en los castillos y fortalezas, como refugios de los nobles para sus acciones; se llegaron a destruir alrededor de 130 edificaciones de diferente entidad.
Los linajes Lemos, Andrade y Moscoso fueron el blanco preferido de los irmandiños. Estos, sin embargo y en general, no atacaron a los eclesiásticos, pero si a las bases de operaciones de sus encomenderos.

En un primer momento, parte de la nobleza que sufrió la ira de los irmandiños huyó a Portugal o Castilla. En 1469, Pedro Álvarez de Sotomayor o Pedro "Madruga" (cuyas tropas usaban ya "modernos" arcabuces y cuyo apelativo hacía referencia a lo temprano que iniciaba las cabalgadas) inició desde Portugal el ataque feudal, con el apoyo de otros nobles y de las fuerzas del arzobispo de Santiago de Compostela. Además, hubo un apoyo más de fondo de los reyes de Castilla y Portugal (difícil juego de control de los nobles y de las villas y el campesinado). La división de las fuerzas irmandiñas también fue un factor importante en el desenlace.

Las tropas feudales vencieron a los irmandiños, arrestando y matando a sus líderes, pero no realizaron una represión generalizada, sino que reclamaron trabajo gratuito algunos días entre semana para la reconstrucción de todo lo derruido. No obstante, los nobles necesitarán negociar con los concejos irmandiños de las ciudades amuralladas el retorno del poder feudal (en el contexto además de la vuelta a sus guerras intestinas por las tierras y los vasallos). Los irmandiños además usaban el grito "Viva el Rei"; declararse vasallos reales era una forma de librarse del vasallaje de los nobles. Podríamos decir que la historia no acaba hasta 1480, cuando los agentes de los Reyes Católicos (con Fernando de Acuña al frente) llegan para meter definitivamente en cintura a la nobleza, destruyendo unas 50 fortalezas nuevas, lo que unos interpretan como el culmen de las aspiraciones de campesinos y burgueses (apoyándose mutua y curiosamente con la institución real privilegiada) y otros como la "doma y castración" de Galicia (resultando que la aspiración independentista romántica se alinea finalmente con los abusos de los nobles).

Notas sobre armamento
El asunto es difícil, no he encontrado documentos gráficos, y los que encuentro se nota que son muy ficticios y dispares. Por ejemplo, me llamó la atención que se decía que en esta época se habían abandonado los escudos, dadas las potentes armaduras; esto lo afirmaba una tesis de la UNED de Lorena María Carrasco y Cifuentes, titulada: Los señores y la guerra a finales de la edad media. La nobleza gallega de los siglos XIV y XV a través de sus conflictos (accesible en la web), que recomiendo a los interesados sobre el tema. En todo caso, podemos decir que el armamento sería similar a los castellanos y portugueses -recordemos los arcabuces que trajeron de Portugal-. Finalmente, usaré las minis de Corvus Belli, versión Plastic Soldier de la guerra de los 100 años, aunque tengan escudos, jeje.
Para los escudos utilicé la potente (más de 600 páginas y 2137 escudos) obra de Luciano Fariña Couto, O Libro da Heráldica Galega (interesados contactar).
Y aquí os dejo un link a las fotos del ejército de irmandiños en el Reto de pintura DBx: http://laarmada.net/index.php?msg=547254

Caballero Andante

Un ejército muy apañado para DBA; sobre todo, el torreón.

Por comentarte algo, los caballeros llevan equipamiento defensivo más propio del siglo XIV que de la segunda mitad del XV. Podría decirse lo mismo de los peones, si bien es más probable que estos porten equipamiento de peor calidad y más anticuado.

Palas

Muy interesante el resumen histórico, mi ignorancia sobre el tema era absoluta.

Preciosas miniaturas, lo bueno de DBX es el investigar y hacer un ejército histórico, aprendiendo cosas nuevas.

Saludos!

antonio

Cita de: Caballero Andante en 13 jun 2023, 19:31Por comentarte algo, los caballeros llevan equipamiento defensivo más propio del siglo XIV que de la segunda mitad del XV. Podría decirse lo mismo de los peones, si bien es más probable que estos porten equipamiento de peor calidad y más anticuado.
¿Alguna referencia con material gráfico y fabricante? ¿Serían más parecidos a los de las Guerras de Italia de la antigua marca Venexia?

Caballero Andante

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Ni idea de miniaturas, y menos en 15mm... Pero tiene que haber algo parecido a lo de arriba.

Bifrons

En 15mm, las Legio Heroica de Suizos y Borgoñones iban que ni pintadas...por desgracia, hace un año que tienen la tienda online cerrada y los sobrinos de Giuseppe no dan noticias.