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Batalla pandémica: Sicacusa contra Cartago [Armati]

Iniciado por strategos, 04 jun 2021, 03:28

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LeberechtReinhold

Buen follón, y lo mejor de todo, que es una situación que podría ocurrir en cualquier batalla sin ser descabellada.

El batallón sagrado vale su peso en oro y especias, sin ellos habría que ver qué hubiera pasado al centro cartaginés.

strategos

Totalmente de acuerdo, la suma de tener al general junto a ellos y el apoyo de los honderos (otra unidad de élite) fue decisivo. En realidad no eran mejores que los hoplitas de élite siracusanos pero se acumularon todos los factores. Si os fijais en las tiradas, tuvieron algunas malas pero justo coincidió con las malas del enemigo, aunque en general sacaron buenos dados. También la fortuna contribuyó a su leyenda. En ellos y el azar de colocarlos justo en el punto en que más necesarios eran está gran parte la clave del desarrollo de los combates.

Palas

Acabo de terminar de leer, tremendamente interesante el conocer qué estaba pasando en otros sectores de la batalla. Muy conseguida la representación de un enfrentamiento en la antigüedad, donde la planificación previa y el despliegue eran capitales ya que el control de la tropa y la coordinación entre fuerzas era muy limitado (cómo se ha visto a lo largo del combate).

Grandísimo trabajo el de Strategos  :ss

Hablamos en la post-partida

strategos

Desarrollo del turno 7

El combate entre la caballería ha sido dispar, mientras que en el combate contra los griegos los libiofenicios están ganando la partida, los ciudadanos cartagineses están sufriendo contra los mercenarios enemigos. Solo la intervención de los libios ha evitado que huyeran este turno. Además los intentos de Atarbas por restaurar el orden en la línea han funcionado con los libios, no así con los cartagineses, que están cerca de huir.

La situación de los libiofenicios en el centro cartaginés es cada vez más desesperada y puede quebrarse su moral en cualquier momento ante la presión de los celtas. Los intentos de Amílcar por reagruparlos son en vano. Este turno no han huido porque el batallón sagrado ha ido a su rescate y algunos de sus hombres han cubierto los huecos en la línea que éstos han dejado. Esto ha hecho que la situación se estabilice momentáneamente aunque ha costado a los púnicos desorganizar sus líneas. Además la guardia ciudadana de Cartago se está enfrentando a los mercenarios italiotas, que luchan ahora con mayor denuedo al sumarse Agatocles a la refriega. El caudillo griego, al conocer la muerte de sus hijos, ha decidido vengarlos espada en mano. A pesar de seguir llevando la peor parte del combate, les acompañan mercenarios celtas que están ayudando a consolidar su posición.

En el extremo de la línea púnica no le van tan bien las cosas, pues a la derecha de la línea sufren bastante los mercenarios ligures frente a los hoplitas de élite siracusanos. Nuevas tropas frescas se han unido a la refriega y están dañando severamente a los mercenarios cartagineses. Por otra parte, en la izquierda  de la línea de combate se mantiene un escaramuceo continuo con las tropas de la breña que desordena levemente a ambos bandos poco a poco, pero reina más bien la ausencia de actividad.

En el flanco derecho Deinocrates se pone a la cabeza de los exiliados siracusanos para dar la puntilla a las levas recientemente formadas, cuya moral está baja y tambaleante. Reúne a alguno de sus mejores hombres y se apresta a lanzarse contra el enemigo una última vez. No obstante, las tropas de las levas, en una argucia o en un ejercicio de buena fortuna, consiguen cortar a la guardia de Deinocrates del resto de tropas y rodearlo, haciéndolo preso. Enseguida el general griego es arrastrado a las filas enemigas, entre las que se pierde. Esto da nuevos bríos a los siracusanos, que se lanzan contra sus compatriotas con denodado esfuerzo. Otro general que cae en la refriega.




strategos

Desarrollo del turno 8

Tras un intercambio prolongado finalmente el combate de caballería se ha decantado del lado cartaginés La huida de los griegos ha hecho huir todo el flanco siracusano, que se bate en retirada. Las tropas púnicas se lanzan a la persecución de los enemigos.



En el centro Amílcar se une al combate, lo que ha logrado que el Batallón Sagrado no pierda el combate, pero cada vez la situación es más apurada. Por el contrario, los celtas han logrado romper a la unidad de libio fenicios frente a ellos y se lanzan ahora sobre el propio Batallón Sagrado. Ahora la línea púnica se encuentra partida en dos. A pesar de la confusión un mensajero le informa de la pérdida de Deinocrates en el flanco derecho.



Se escucha el peán de los griegos, que entran en batalla. En el flanco izquierdo siracusano Pasifilo ordena un ataque sobre los exiliados siracusanos. Éste ha surtido efecto y ha sido sencillo, pues el enemigo se encontraba exhausto y las tropas de Pasifilo han tomado la delantera con facilidad. A pesar de este apoyo, las pérdidas de la leva de hoplitas siracusanos sosteniendo el extremo de la línea de Agatocles han sido demasiado elevadas y han huido, aunque su pérdida no ha sido en vano pues le ha dado ventaja en el combate a las tropas de Pasifilo.

Por otra parte, el ataque de los hoplitas sobre los peltastas del enemigo ha sido un éxito y ha logrado dañarlos severamente. No ha ocurrido lo mismo con la caballería, que se ha llevado la peor parte en sus escaramuzas con el enemigo.

Éstos son los mensajes que se intercambiaron

De Pasifilo a Deinocrates (T8)
¿Cuáles son vuestros planes? Habla si quieres conservar la vida

De Xenodicus a sus oficiales (T8)
Amílcar ha pasado de nosotros... ¡¡¡Maldito fenicio-púnico!!!
Yo voy con la caballería, a ver si consigo beberme ese vino en el campamento, que a día de hoy es lo más importante.





strategos

Desarrollo del turno 9

La huida de los griegos ha arrastrado a los jinetes italiotas, que se lanzan sobre el enemigo. Por el contrario, los más disciplinados jinetes libiofenicios y cartagineses permanecen con Atarbas, que pasa todo el turno ordenando sus líneas y dando descanso a sus tropas tras la batalla. Entre tanto todo el grupo verde huye del campo de batalla sin ser perseguidos por el enemigo.



En el flanco contrario el ataque de Pasifilo sobre los exiliados siracusanos sigue surtiendo efecto, pues el enemigo se encuentra exhausto y sus tropas han tomado la delantera con facilidad. Las tropas de refresco no han tenido mayor suerte, pero han colaborado a que se puedan centrar los daños en el extremo de la línea enemiga.

El ataque sobre los peltastas del enemigo ha sido un éxito y ha logrado poner a una de las unidades en fuga, pero a cierto coste. No ha ocurrido lo mismo con la caballería siracusana, que se ha llevado la peor parte en sus escaramuzas con el enemigo.

En el centro se dirime lo más duro de la batalla. La intervención de Amílcar  en el combate sigue dando ánimos al Batallón Sagrado, que ha perdido el combate por primera vez. El impulso de los celtas está siendo decisivo y encontrarse en inferioridad numérica. Ahora la línea púnica se encuentra partida en dos y eso los debilita frente al enemigo.

Entre tanto, los jugadores se han intercambiado los siguientes mensajes:

De un oficial siracusano a Agatocles (T9)
General, hemos capturado al general enemigo Deinocrates y está bajo custodia de Pasifilo.


De Deinocrates a Pasifilo (T9)
El plan cartaginés es enviar un cuerpo de caballería por la izquierda dando un gran rodeo y pillaros por la espalda, cuerpo que debe de estar al llegar. Mi cuerpo tenía el objetivo de flanquear por el otro lado y rodearos.

De Amílcar a Tanit (T9)
¡Oh Tanit, oh Hermosa, oh Temible, preciso tu ayuda en este momento de agonía! Bien sabes que hice cuanto pude, mas quienes valían menos que yo han fracasado. Asísteme ahora, o acógeme en tu seno y protege a mis hijos cuando mis pies ya no pisen esta tierra.



LeberechtReinhold

¡Grande Amílcar! La verdad es que la situación aunque ventajosa en un flanco, empieza a ser precaria en el centro, entre los hoplitas con Agatocles, y los celtas que básicamente han hecho el trabajo duro, si el batallón sagrado cae, cae toda la línea. El empuje de Pasífilo también da ciertos resultados, me gusta como se refleja la fatiga.

Ya ganas de ver el final y comentar la postpartida

strategos

El roleo de los personajes es lo mejor. De este turno me encantó Deinocrates, que intentó soltarle una trola a Pasifilo y resulta que justo al acabar de hablar se ve a los jinetes cartagineses asomando por retaguardia. Estos toques de interpretación son de lo mejorcito.

Tirador

La narración de la batalla, ahora que se ven todos los detalles, me está resultando de lo más adictivo. Estoy viendo cómo acciones y decisiones que parecía en un principio que eran sin importancia están trayendo eventos y decisiones en cascada... Ya tengo ganas de comentar después de la batalla y saber quién era quien.

Lo de Amilcar invocando a Tanit y acogiéndose a su voluntad, es sublime...

Enviado desde mi T671H mediante Tapatalk

strategos

Desarrollo del turno 10

Este turno en el flanco izquierdo Atarbas continuó ordenando sus líneas y organizando a sus jinetes. Ya se han reagrupado los jinetes africanos y regresan hacia sus líneas los mercenarios italiotas, tras detener la persecución.

En el centro continúa el combate entre infanterías. Allí se enfrentan cara a cara Agatocles y Amílcar, el primero respaldando a sus maltrechos mercenarios italiotas, el segundo a la cabeza de los ciudadanos de Cartago.



En el extremo derecho de la línea los hoplitas de élite han dado cuenta de los mercenarios ligures, abriendo una brecha entre el centro y el flanco derecho cartaginés, cercando cada vez más a las tropas cartaginesas, que están a punto de colapsar también. Ambas líneas están al límite y los líderes de los dos ejércitos se empeñan al máximo para mantener lo que queda de sus líneas de batalla.



Por su parte, las tropas de Pasifilo continúan su avance victorioso y ha terminado de dar cuenta de los peltastas y ahora avanza hacia la caballería siracusana exiliada, que tiene la amenaza de los hoplitas y de los montados griegos.

Así es como han quedado las tropas al final del turno 10.




Juanpelvis

Está la cosa más justa que unos vaqueros recién lavados.
Menos mal que el Batallón Sagrado está ahí partiéndose la cara, porque el flanco izquierdo está de picnic. Mis respetos a Amílcar por sacrificar a sus aliados  ::)

strategos

Desarrollo del turno 11 final

Estamos en la undécima hora del tercer día del mes de Hekatombaion, conocido como el de la estrella de Sirio, el Perro, con un sol abrasador en la costa siciliana.  He ahí la expresión "tener un día de perros". Sólo la ligera brisa marina sirve de algo de consuelo a los combatientes, que ya notan las horas de combate prolongado. La batalla, no obstante, se encuentra en un impasse, aún sin decantarse definitivamente por uno de los dos bandos.



Las tropas de Atarbas finalmente dan la orden de ataque y comienzan a colocarse en posición para rodear al centro griego. En el flanco opuesto los hoplitas, libres de sus enemigos, avanzan contra la caballería enemiga a la que buscan cercar por todas partes. Al frente de la caballería está Xenodicus, presto para este enfrentamiento final.



Por sectores así estaba cada una de los flancos y el centro.







Aquí hay varios puntos calientes importantes para la batalla. En primer lugar, en función de quién gane la iniciativa los combates pueden favorecer a uno u otro. El ejército siracusano comenzó con la iniciativa, pero a lo largo de la batalla su estructura de mando se ha ido deteriorando más y ahora está a la par del cartaginés. Desde que los cartagineses ganaran la iniciativa en la batalla no la han perdido, lo cual les ha beneficiado en el orden de los combates. Este turno los griegos tenían iniciativa 1 y los cartagineses 2. El resultado de los dados ha sido un reflejo de gran parte de las tiradas de la batalla. Los griegos sacan un 3 y los cartagineses un 2. Empate a cuatro y, ante el empate, Cartago mantiene la iniciativa. Esto resultó relevante de cara a la victoria.

Con respecto a los combates, el combate principal se decide en el centro. Ahí lucha el Batallón Sagrado de Cartago con su general al frente, Amílcar Giscón. Lleva aguantando todo el centro cartaginés desde el comienzo de la batalla y sus tropas están literalmente exhaustas pero con la moral alta. Aquí vemos a Amílcar liderando a los púnicos mientras se encomienda a Tanit.



Frente a él está Agatocles, rodeado por su guardia real y combatiendo codo con codo con los mercenarios italiotas, que han empezado a ganar terreno frente a los cartagineses tras sufrir derrota tras derrota hasta la llegada de la inspiración de su general. Aquí vemos a Agatocles alentando a sus hombres.



El siguiente punto de resolución importante es el flanco derecho púnico, donde las fuerzas de Pasifilo están a punto de poner en fuga a los siracusanos exiliados. Pero si los griegos aliados a los púnicos pueden aguantar un poco más, quizá le den tiempo suficiente a la caballería cartaginesa para llegar a su auxilio.



Porque la verdadera amenaza para los griegos está a su espalda. Tras hacer huir a la caballería griega, los púnicos han comenzado a tomar la espalda al ejército siracusano. ¿Llegarán a tiempo o será solo para poder salvaguardar la huida de su ejército?



Hay cuatro unidades púnicas a punto de huir, mientras que los griegos tienen tres unidades a punto de colapsar y una cuarta un poco mejor pero también en riesgo. Todo depende del azar. Si los cartagineses logran sobrevivir a este turno, ganan la partida. Para ello Amílcar tiene que salir vivo del combate al que se enfrenta. Por el contrario, los siracusanos necesitan vencer en más de un punto de la línea y que Agatocles no siga el aciago destino de sus hijos.

La resolución

En el flanco izquierdo cartaginés, Atarbas apremiaba a sus soldados para exprimir a sus exhaustas monturas para llegar a tiempo del rescate de las tropas de Amílcar. Se coloca al frente de sus soldados antes de ordenar la carga y grita: ¡Qué Tanit nos guíe a la Victoria!

En el extremo opuesto de la batalla Pasifilo dispone a todas las tropas y decide jugárselo el todo por el todo, liderando el último ataque frente a la resistencia enemiga. Suenan los cuernos de guerra y se da la orden de avance general con todas las reservas frente a los maltrechos exiliados griegos. Su ataque contra la caballería enemiga no resulta resolutiva y las tropas de Xenodicus se resisten, mostrando que los jinetes de alta cuna siracusano tienen merecido su renombre por algún motivo. La caballería siracusana que ha enrolado Agatocles no llega a hacer sombra a los nobles a los que han usurpado sus hogares y sus haciendas. Tienen que llegar los hoplitas en el rescate de la caballería y poner en su sitio a los nobles exiliados. La batalla la decidirán los hoplitas.

Pasifilo en persona se enfunda un escudo de hoplita y se une a sus hombres para involucrarse en lo más crudo del combate, cuando parece que la moral de sus tropas desfallece más. Su intervención resulta providencial y los ciudadanos siracusanos emulan a su general para terminar de vencer la moral de los ciudadanos de Akragas, que huyen del terreno. Al lado de Pasifilo combaten los mercenarios italiotas, que, a su vez, emulan a sus camaradas y empleadores griegos. Los exiliados siracusanos de a pie, exhaustos y sin aliento, ya no son rival para ellos y se unen en su huida hacia el campamento cartaginés. Temían una persecución acalorada, pero, por fortuna para ellos, su caballería les guarda las espaldas en la retirada.

El lance final
A pesar de la huida de sus aliados griegos, los cartagineses aún conservan su espíritu, enaltecidos por su general y la esperanza de ayuda de manos de sus jinetes, que ya tocan sus cuernos de batalla. En el extremo de la línea el combate no pinta favorable para los púnicos. Los mercenarios de élite de Agatocles demuestran su condición frente a las tropas contratadas por Cartago, que comienzan a pensar que la paga no vale el castigo recibido y salen corriendo. Los mercenarios púnicos, situados más hacia el centro, por el contrario, aguantan firmes en su sitio, cubriendo el único flanco no expuesto del Batallón Sagrado. Al final la batalla la decidirá la lucha entre las dos unidades con sus generales a la cabeza.



Agatocles alienta a los suyos y encabeza el ataque hacia el Batallón Sagrado, mientras que Amílcar centra sus esfuerzos en derrotar a los celtas que amenazan su flanco. La pericia en la guerra de Agatocles es de todos bien conocida y hace gala de sus décadas como soldado para golpear al enemigo donde más le duele. Lleva a sus tropas a profundizar mucho en las filas púnicas, que se resienten severamente del ataque del siracusano. Mientras tanto, el ataque de Amílcar también alcanza a los exhaustos celtas, que llevan sosteniendo lo más pesado del combate contra el Batallón Sagrado desde hace tiempo ya.

El movimiento de Agatocles incluso llega a cortar a la avanzadilla de Amílcar, que se ve rodeado por los mercenarios italiotas y en una situación desesperada. Amílcar está rodeado por el enemigo y parecería condenado a sufrir el mismo destino que Deinocrates. Pero el ataque de Agatocles llega tarde pues los celtas ya han sufrido enormemente y, ante la visión de la caballería cartaginesa acercándose, deciden que ya ha sido suficiente por hoy y salen corriendo del campo de batalla. La huida de los celtas pilla desprevenido a Agatocles, que debe abandonar su presa a punto de cobrarla, la cabeza del general cartaginés. En ese momento otras unidades a su alrededor comenzan también a desintegrarse, ante lo cual Agatocles dispone una retirada del resto de unidades cubiertos por sus mercenarios y las tropas victoriosas de Pasifilo.



Amílcar se repone, acorralado como estaba, y finalmente se pone en pie y con una voz bronca exclama:
¡¡Victoria, victoria!! ¡¡Por Tanit y por todos los dioses!! ¡¡Los perros huyen!! ¡¡Degolladlos!!



Resultado
Al final del día los cartagineses pueden reclamar el terreno y erigir un trofeo en honor de los caídos, pero Agatocles sigue vivo y es aún una amenaza para los planes cartagineses en la isla. A pesar de la persecución de la caballería cartaginesa, la acción de los jinetes siracusanos ralentiza sus acciones y una parte del ejército vive para sobrevivir a la batalla aunque severamente diezmado.

En el campamento siracusano aún se teme por la vida de Arcágato y Heracleides, gravemente heridos en la contienda, cuyo futuro es incierto y deberá ser tratado por los mejores cirujanos de Siracusa, si sobreviven para llegar hasta ellos. Por su parte, al unirse a la contienda, Pasifilo perdió de vista al rehén Deinocrates, que aprovechó el caos reinante para escabullirse y volver a su campamento. Cómo lo logró corresponderá narrarlo a otro cronista.

Y con esto damos por finalizada esta experiencia y esta batalla. Para el que tenga curiosidad, todo se ha resuelto en muy pocas tiradas. La victoria de Cartago en la iniciativa le permitió determinar el orden de los combates, lo que significó que primero se resolvió el combate contra los celtas, que le fue favorable y a la postre desató la huida en cascada de toda la línea siracusana y de ahí la victoria. Ha habido otra tirada muy relevante, la del resultado de los mercenarios al lado del Batallón Sagrado. Ambas han contribuido a la victoria pero Siracusa hubiera necesitado ganar las dos para ganar la batalla.

A efectos de lo cerca que estuvo la desmoralización, el grupo verde y rojo siracusanos y el flanco derecho cartaginés llegaron a su punto de desmoralización. El mando cartaginés perdió 4,5 puntos de los 5 necesarios para desmoralizarse. El mando de Pasifilo perdió 1,5 de los 3 puntos de desmoralización. El único mando que no sufrió daños fue el flanco izquierdo a mando de Atarbas.

En general ha sido una batalla muy reñida y realmente podría haber ganado cualquiera de los dos. Si os parece, a partir de ahora podremos desvelar quién es quién y analizamos toda la intra historia de la batalla. No sé si preferís un nuevo tema o mejor seguimos en éste. Quizá mejor tenerlo todo junto.

strategos

Cita de: Redentroll en 20 ago 2021, 19:21
Está la cosa más justa que unos vaqueros recién lavados.
Menos mal que el Batallón Sagrado está ahí partiéndose la cara, porque el flanco izquierdo está de picnic. Mis respetos a Amílcar por sacrificar a sus aliados  ::)

Creo que en eso estuvo parte de la emoción. Si los púnicos hubieran explotado más rápidamente el hueco generado, hubiesen podido llegar a tiempo. Pero las órdenes iniciales eran de mantenerse a la defensiva, por lo que está la disyuntiva de cumplir con el plan o adaptarte y lanzarte sin órdenes a hacer otra cosa.

En el flanco contrario ocurrió lo inverso: Pasifilo tenía ventaja en general y no se atrevió a lanzarse porque sus tropas estaban cansadas. A la inversa los griegos se atrevieron a atacar cuando no tenía ventaja y terminaron pagándolo al final. Aquí se ve la importancia de la parte de prebatalla, que le dio mucha salsa a qué esperar de las tropas y llevó a ser más o menos cauto frente al enemigo.

Sir Nigel

Yo creo que será mejor seguir en este mismo hilo. Grandísima batalla, tengo que repasar el reglamento porque no me acuerdo de casi nada...

strategos

Esta partida me ha servido para hacerle una serie de modificaciones a Armati para adaptarlo al período. Hay una muy grande que no sé qué tal os parece porque no la he visto en otros reglamentos. He considerado que, cuando dos tropas entran en la zona de control (ZoC), estaban en lo que he llamado combate de escaramuza. Las reglas eran las mismas que para el combate normal pero con factores diferentes y resolución distinta también. La justificación es que el combate en la Antigüedad era muy tentativo, entre unidades que hacían ligeros asaltos y volvían a sus líneas. A efectos de la simulación me ha gustado porque no hay unidades que se queden inertes por artificios geométricos del juego y se produce la sensación de que hay diversos puntos de conflicto en la batalla.

A decir verdad, aunque no lo haya jugado en primera persona, por primera vez he tenido la sensación de que los jugadores estaban ante las mismas disyuntivas que en una batalla en la antigüedad.  Me he dado cuenta de que gran parte de las batallas pueden explicarse por la asimetría de información y las distintas percepciones de los generales tomando las decisiones. Como para muchos ha sido la primera batalla (y para muchos su primer contacto con Armati) , también en cierto sentido era el primer enfrentamiento, lo cual se refleja en algunas decisiones tomadas.

Alguno me habéis animado a ello y quizá ponga por escrito todas estas ideas para desarrollar un reglamento propio a partir de esta experiencia. Si hay de una idea que me ha convencido es que si se quiere algo de realismo en la simulación la percepción a pie de caballo cambia mucho la experiencia, así como la asimetría de información. Aunque de esto hay gente más cualificada que puede comentar cómo lo ha vivido.