Bajo una lluvia torrencial, el general di Natale da la orden de avanzar a sus tropas.
El flanco izquierdo de la Grande Armeé se ha visto seriamente amenazado por la férrea resistencia que la Guardia rusa ha organizado en la vieja granja Bashnya. La retirada de los ejércitos del Emperador, acosados por bandas de cosacos y perseguidos por la vanguarida rusa, depende de que la posición sea eliminada.
El alto mando ruso es consciente de la importancia mantener la resistencia en la granja, y ha enviado en apoyo de las tropas (un batallón de la guardia, otro de jaggers y dos baterías pesadas) a la caballería.
Por su parte, las tropas italianas cuentan con la ventaja numérica, compuestas por cuatro batallones de infantería, caballería ligera y pesada y las temibles baterías de artillería pesada.



La lluvia dificulta el avance italiano. Los cacciatori italianos despliegan a izquierda y derecha de la granja para explorar el terreno. Tras ellos, dragones y guardia de honor confían en hacer una pinza que elimine a las peligrosas baterías rusas.
Los primeros disparos se pierden en la oscuridad de la tormenta y apenas causan bajas.
Las baterías italianas abren fuego contra uno de los edificios en los que los jaggers han tomado posiciones.
El tiempo juega en contra de di Natale. Los exploradores informan de que los refuerzos rusos no tardarán en llegar.



Los cacciatori abren fuego sobre las baterías rusas que protegen la granja. Es clave para el avance de la infanteria, que muere sin remedio ante la metralla rusa. Se combate en los edificios, a corta distancia. El humo lo inunda todo y se lucha a la bayoneta. Ha dejado de llover, permitiendo que los refuerzos rusos avancen rápidamente a auxiliar a sus compañeros.



La caballería rusa carga contra la italiana. La vieja granja es testigo de los encarnizados combates a caballo, donde se impone la superioridad rusa.
Sin embargo en los edificios las cosas no van igual, y los italianos desalojan a las tropas de dos de los tres edificios. Se imponen los números, a pesar de las numerosas bajas en ambos bandos.



Llega el momento de la verdad. Los italianos empujan y hacen un último ataque. Los rusos resisten heroicamente a pesar de las numerosas bajas. Cae la noche y a lo lejos la vanguardia rusa se acerca. Di Natale da la orden de retirada a sus tropas, dejando la granja en manos de los maltrechos rusos...



Impresionante partida.
El escenario de la granja era todo un reto para mis tropas italianas... La guardia tenía la ventaja al poder desplegar fortificada y, al asegurarse que sus refuerzos saldrían en el turno 2 gracias a su elevado factor de estrategia, anulaba cualquier posible ventaja para el atacante, dándole la vuelta y convirtiendo el escenario en uno muy ventajoso para el defensor.
La ventaja numérica italiana quedó demostrada en múltiples ocasiones, pero también la superioridad de la Guardia como tropas se impuso en multiples chequeos de coraje y en los combates entre la caballería, demostrando que ambos ejércitos están muy igualados a pesar de las diferencias numéricas.
La partida fue agónica. Combatir en espacios tan cerrados hizo del escenario algo muy diferente a lo habitual y muy emocionante. Pudo decantarse en cualquier momento para los italianos (los rusos llegaron a chequear por Punto de Ruptura al haber perdido medio ejército), pero Íbero supo aprovechar sus ventajas y su factor estratégico para obligarme a ir en todo momento a su ritmo.

Justa victoria para los rusos, aunque fuera por la mínima.

Como siempre... Un placer de partida.

Ahora con la perspectiva que da leer sobre la batalla, veo que cometí varios errores que pudieron cambiar la partida.
Dragones y Guardia de Honor siguieron a los Cacciatori para eliminar a las baterías, pero finalmente fue la propia caballería ligera la que las eliminó. Debería haber utilizado mis dos unidades de caballería pesada para rodear la granja y buscar a la caballería rusa en campo abierto, donde quizá podría haber maniobrado mejor, en vez de ser aplastado en el centro de la granja...

En cualquier caso fue una partida realmente apasionante, donde cada decisión tuvo su consecuencia y donde cada dado contó.