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[Relato]Rios de Sangre

Iniciado por Vexen, 13 May 2009, 22:16

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Vexen

La 5º y ultima parte del relato y ademas la más larga de todas.

Que la disfruteis y gracias por leerlo... :)



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El Gran Demonio de Khorne se levantó, en ese momento Mael se sujetó a los cabellos de la bestia. El Devorador se percató de la presencia de Storm en su espalda y comenzó a moverse bruscamente con la intención de zafarse de aquel molesto marine. En unos de aquellos bruscos zarandeos, Mael se soltó de su asidero y salió despedido hacia delante, justo hacia la cabeza del monstruo y más adelante la fachada de la cancilleria. Por fortuna, pudo agarrarse de nuevo, aunque la suerte le duró poco, ya que había quedado agarrado a los cuernos de la bestia, su eviscerador, con el zarandeo, salió disparado y se clavó en la pared. El Gran Demonio lo observó furioso con un par de ojos amarillos inyectados en sangre, Mael dirigió una leve mirada a la pared de la cancilleria, ya se imaginaba lo que venía continuación.

El Devorador tomó carrerilla y cargó contra la fachada, con la intención de aplastar a Mael. En el último segundo, Storm saltó y se agarró a su eviscerador, permitiendo que la cabeza del demonio se hundiera en la pared del edificio.

Mael dirigió una leve mirada a sus pies, el tiempo suficiente como para darse cuenta de que soltar su eviscerador atrancado no era una opción de muy a tener en cuenta... Mientras que el Gran Demonio se debatía por liberarse, Storm se colocó en posición horizontal situando sus pies en un borde y empezó a tirar para sacar su arma. Al segundo intento lo consiguió y se agarró al borde en el ultimo segundo, sus nudillos se tornaban blancos debido a la fuerza con la que se agarraba.

Mientras, unos metros más abajo el demonio empezaba a sacar la cabeza, Mael le dirigió una leve mirada, y, susurrando un fragmento de una plegaria, se soltó, tomo el eviscerador con ambas manos y descendió hacia el monstruo gritando:

-¡Por el Imperio!



En ese momento el Devorador saco su cabeza ensangrentada, pero poco pudo hacer cuando de improviso aquel marine descendió sobre su cabeza y clavo su arma entre sus ojos. La bestia rugió de furia y dolor, Mael observó como manaba sangre de la herida de manera discontinua debido a que la criatura estaba comenzando a desaparecer del plano material. Aun habiendo sido herido mortalmente, el Devorador de almas se asió al plano material, su cabeza enorme seguía expulsando litros de sangre, pero la naturaleza sobrenatural del Caos y su cólera lo mantenían "vivo". Storm fue pillado por sorpresa cuando una enorme garra lo atrapo y lo lanzo por los aires hacia arriba, el demonio tomo su gigantesca hacha, esperó a que el Señor de los Corsarios descendiera y, cuando estuvo a tiro, la bestia descargo un tremendo golpe que envió al maltrecho Storm contra la cancilleria, atravesó la pared y rodó hasta que choco con la pared del final de la planta en una nube de polvo, y pequeños trozos de mampostería empezaron a caer del techo por la debilidad que padecía la estructura...

Cuando se disipo el polvo, Mael estaba tirado boca abajo intentando levantarse sin mucho éxito, cuando consiguió levantarse y encontrar un lugar donde apoyarse noto el retumbar de unas enormes pisadas, el Devorador se acercaba a por los demás civiles... ¿Pero que podía hacer él? Su armadura artesanal estaba totalmente abollada por todas partes, sus guanteletes ya no existían y sus manos estaban desnudas y varios cortes surcaban su cara y sus manos, y lo que era peor, con el último golpe del Gran Demonio de Khorne, la heráldica personal que tenia en el pecho, la estrella de 4 puntas, estaba partida por la mitad. Entonces Mael se acordó de sus veteranos, deberían estar unos pisos más abajo, activo su comunicador...

-¿Gabriel, Jorath ...?-preguntó Storm con voz apremiante

No se escucho ninguna respuesta.

-¡Phut!- el Señor de los Corsarios escupió algo de sangre mezclada con veneno-¡Joder!

Lo intento de nuevo.

-¿¡Samael, Daniel, Pedro...!?

Nada.

¡Maldita sea!-maldijo al aire-¡Phut!¡Maldito cabron!

De pronto escuchó un rechinar metálico y un estruendo horroroso, el demonio había echado la fachada abajo con un golpe de su hacha. Mael se puso de pie con un gemido de dolor, recogio su fiel eviscerador con las dos manos y dijo:

-Puede que mis hermanos estén muertos y que pronto me reúna con ellos, pero una cosa es

segura...-hizo una pausa-¡Si he de morir, maldito demonio, te llevare conmigo al infierno!

Lanzo un grito de furia y comenzó a correr en dirección a la bestia, ya la veía a través de las ventanas...

-¡Por los caídos!-rugió Mael

Y con este último grito, el Señor de los Corsarios saltó hacia el Devorador de Almas, al que pillo por sorpresa. Lo que paso a continuación ocurrió en breves segundos... Antes de caer sobre la cabeza del sorprendido demonio, Storm, en un rápido movimiento, cercenó el cuerno izquierdo del demonio, este emitió un grito de dolor y cólera y empezó a moverse bruscamente con la intención de que ese marine no llegara a sus cabeza, pero no le sirvió de nada, Storm consiguió aferrarse al otro cuerno. El Devorador intentaba a la desesperada zafarse de Mael con bruscos zarandeos en todas direcciones, entonces Mael, llevado por la furia y la venganza, aplastó la herida que le había inflingido al demonio anteriormente bajo su pie, el Gran demonio de Khorne rugió de nuevo. Storm se dispuso a rematar la tarea, tomo de nuevo con ambas manos su eviscerador, con la hoja hacia bajo y,

, hundió la hoja de plastiacero en el cráneo de la bestia.

El Gran demonio gritó por tercera vez, pero esta vez sonó más como un gemido de dolor, poco a poco iba cayendo "muerto" y desaparecía del plano material para volver al Reino del Caos. Cuando Storm posó sus pies en tierra firme el demonio ya había desaparecido del plano, lo único que quedaba era un gigantesco charco de sangre negra que empezaba a corre hacia una alcantarilla.

Mael respiraba agitadamente, no estaba en las mejores condiciones como para haber matado a un monstruo así, le había costado el doble de esfuerzo y estaba cansado y abatido por la perdida de sus hermanos caídos.

-Al menos encontrare sus cuerpos...-dijo al aire-Se merecen ser enterrados como reyes por haber defendido a los civiles...

El Señor de los Corsarios se dirigió de nuevo a la cancilleria en ruinas, al entrar, se encontró con una pequeña multitud de humanos, calculo que eran menos de veinte individuos y todos le observaban con ojos vidriosos y asustados. Paso a través de ellos sin problemas, ya que los civiles, hombres y mujeres no se atrevían a ponerse en el camino de un gigante Astartes, por muy mal aspecto que tuviera este.

Mael se fijó en el suelo, por la simple razón de que no se veía, por culpa de los cuerpos de los Bersekers muertos.

"Bueno" pensó Storm "Murieron con Honor". Se detuvo al llegar al fondo del edificio, donde vio a sus cinco veteranos, seguramente los civiles los habían agrupado esperando su llegada. Jorath estaba decapitado, al igual que Pedro, Samael mostraba un enorme boquete en el pecho, probablemente provocado por un disparo de plasma y Daniel tenia un tajo que le cruzaba desde la honbrera izquierda hasta la pierna derecha, todos manchados de sangre seca de herejes.

Para asombro de Storm, Gabriel se movía.

Gabriel se movía débilmente, tenia la cara al descubierto y con los ojos cerrados, al igual que a sus compañeros, su armadura era prácticamente roja. En una mano llevaba su bolter, vacío y apuntando al frente y en su otro brazo llevaba acunado a un niño, de no más de 9 años, que miro a Mael con la misma mirada que los demás. Mael se acercó a la cara de Gabriel y le susurró:

-Descansa, hermano, te lo mereces.

Con estas palabras, el marine dejó de moverse.

Poco después , Mael transmitió una vocoseñal de socorro a la nave nodriza para que los recogiera. La

misión había tenido éxito, pero a un precio terrible.

Según informaron las labores de limpieza, la plaza y las calles adyacentes era imposible rehabilitarlas , ya que se habían convertido en ríos de sangre.



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FIN, gracias de nuevo  :D.