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[Relato] Explorador

Iniciado por Lu, 25 Abr 2010, 18:34

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Lu

Zatec avanzó unos pasos. Sus botas de suela plana no hacían ningún ruido mientras se acercaba al desfiladero.

- Zatec, maldita sea, ¿se puede saber que haces?- La subvocalización del Sargento de Exploradores Izta llegó a su oido a través del comunicador. Decidió ignorarla. Dar explicaciones no le salvaría del castigo que le esperaba por su pequeña insubordinación, así que debía concentrarse en acabar la misión.

Eran ya pocos metros los que le separaban de la pared de roca que caía en picado. Se agachó y, finalmente, avanzó arrastrando con sigilo su cuerpo hasta asomarse por la fría roca.
Justo a sus pies, una horda de pieles verdes bullía en lo que parecía ser su campamento base.

Habían tardado casi dos semanas en descubrirlo desde órbita y ahora el Capitán Auhtli deseaba que su cuerpo de exploradores le trajera toda la información posible sobre la posición. Cosa que habría sido más sencilla sin todos esos comandos patrullando por la zona...
Habían estado varias horas apostados tratando de calcular la frecuencia del paso de las patrullas de los orkos, pero estas eran caóticas y sin sentido. Lo mismo podían estar tres cuatros de hora sin pasar, que aparecer cada cuatro minutos.
Lo que si habían hecho era contabilizar al menos 6 comandos dando vueltas por el perímetro del campamento.
Zatec había sugerido al Sargento que siguieran a los orkos y los eliminaran, también que simplemente apostaran centinelas cada pocos metros para crear una zona segura; pero todas sus sugerencias habían sido rechazadas.
- Debéis conocer la paciencia de la espera. Pasaremos aquí el tiempo que haga falta hasta tener un patrón de las patrullas de esos xenos.-

Tras 16 horas, Zatec supuso que sería más sencillo que la brisa fresca recorriera las dunas de Ícaro antes de que eso pasara. Así que decidió pasar a la acción. En cuanto el orko que en ese momento hacía la ronda por la zona siguió adelante, Zatec saltó de su posición.

Ahora se encontraba al borde del barranco, observando la marea verde que era el enemigo.
- Santo Emperador...-susurró antes de abrir el canal de nuevo con su escuadra.- Sargento, aquí debe haber unos...no lo sé, son incontables orkos. Tienen dos máquinas de guerra parecidas a titanes y yo diría que la estructura central que se observaba desde órbita es una fortaleza rodante.-

- Zatec, cuando volvamos al campamento voy a hacer que te conviertan en un puñetero servidor programable...- Incluso subvocalizada, la voz de Izta estaba cargada de reproche. El jóven explorador no dudaba que recomendaría al Capitán que le dieran de baja en el Capítulo. Solo esperaba tener éxito en la misión que se les había encomendado para obtener su favor.- Mientras tanto, y ya que estas ahí, pequeño idiota, haz el favor de colocar el emisor de imagenes, para que alguien con más cabeza que tú pueda valorar el peligro que supone el enemigo.-

El explorador sacó de un bolsillo de su pantalón una pequeña lente y pulsó el botón de encendido con una plegaria al Dios Máquina. El aparato desplegó una pequeña antena y comenzó a emitir las imagenes que veía. La lente se ajustó mientras el grupo de mando del Capitán Auhtli y varios comandantes de la Guardia Imperial evaluaban la situación.
Zatec clavó la lente en el suelo y disimuló su presencia con un poco de tierra. Luego se arrastró hacía atrás, tratando, con sus manos, de destruir toda evidencia de su paso.

Ya casi estaba con sus hermanos cuando la pesada respiración de un pielverde se hizo audible. De pronto, se dió cuenta del peligro que corría.
- Sargento Izta, tenemos compañia.-
- ¿Tenemos? No, chico. Tienes. Has abandonado tu posición y tu escuadra. Lo has convertido en tu problema, no en el nuestro.-
Zatec maldijo al sargento cuando este cortó las comunicaciones.
El orko se acercaba peligrosamente al lugar donde Zatec descansaba. La capa había impedido que lo detectara, pero, por amor del Trono, ¡en cualquier momento lo iba a pisar!
Intentó recordar todo su entrenamiento como Astartes, pero estaba bloqueado. Realmente, aquella era su primera acción de campo. Había querido ser el héroe. Y ahora lo iba a pagar con su vida.
De pronto, una pequeña luz roja apareció en la sien del orko mientras este miraba a uno y otro lado. Justo cuando sus miradas se cruzaron y el orko preparaba el grito de alarma, su cabeza voló por los aires en una nube de icor verde y hueso.
El comunicador volvió a crepitar.
- ¿Te has olvidado de como matar a un orko, Zatec?- dijo la voz del sargento Izta al otro lado, con sorna.
- No..no, sargento.-
- Pues se te veía menos gallito que cuando te has lanzado hacia el desfiladero...-
- Lo siento, señor. No volverá a pasar.-
- Eso espero, explorador Zatec. Si algún día quieres vestir una servoarmadura tendrás que empezar a hacerme caso...-

pollico

Fantabuloso ... pena que no haya pagado su osadía ...  ;D

Gonfrask

Mu majo el relato, la verdad es que en efecto la primera vez que un explorador se enfrenta a un enemigo quizas sea un poco shock, fuera de la sala de entrenamiento y esas cosas.

Ashkran

Realmente me ha gustado mucho el relato!! Espero poder seguir disfrutando de las aventuras del joven explorador Zatec :D

inpardos

Al listo del Zatec le han metido un Zas en toda la boca!! xDD. Muy buen relato, muy entretenido.

Lu

No pensaba escribir más, pero me he visto con ganas y he dicho...¿por qué no?  :P



Zatec corría de nuevo hacía las posiciones orkas. Llevaba corriendo hacia las posiciones orkas 10 largos meses, lo que estaba durando campaña contra los alienígenas en aquel planeta alejado de la mano del Emperador.

Su primera misión había sido una extraña mezcla de éxito y fracaso. Nadie dudaba que el Sargento Explorador Itza consiguiera obtener la señal de imagen que necesitaban del enemigo, pero al Capitán no le hizo gracia saber como se había logrado. Aun así, tenía que admitir que en el fondo disfrutaba con el carácter audaz de la gente de su pueblo. Todos sabían que Auhtli y su Quinta Compañía estaba levantando más de un dolor de cabeza al Señor del Capítulo demostrando que el carácter de los icarenses no se había visto atemperado por la semilla ni las enseñanzas de Guilliman.
Cuando Itza terminó de relatar el episodio, la respuesta del capitán fue corta.
- Dale unas bombas de fusión al chico y que siga corriendo.- dijo con una sonrisa cruzando su deformado rostro.

Y así es como había pasado a arrastrarse entre vehículos y otras máquinas con las que los orkos se desplazaban, volando todo aquello que su Sargento le ordenaba.
Eso si había cambiado. Desde el desastroso episodio con el comando, Zatec no había vuelto a desobedecer una orden de su superior. Era un miembro más de la escuadra, ya tendría tiempo de ser un héroe.
Fijó la bomba magnética y el contador comenzó a correr hacía atrás. Comprobó que estaba coordinado con su indicador de muñeca antes de volver por donde había venido. Había elegido un gran buggy con un lanzallamas humeante cargado de tanques de prothenium. Provocaría una gran explosión, que probablemente se llevaría por delante los demás vehículos que estaban a su alrededor.

Era casi imposible encontrar vehículos orkos en estado de reposo, pero aquel era el taller de uno de los mecánicos de la horda y estaban a la espera de que algunos lokos de la velocidad vinieran a reclamarlos. Tal era la naturaleza de los pielesverdes...construían sin ningún tipo de planificación, y nunca paraban, incluso cuando sus creaciones no eran requeridas por sus semejantes, estos dementes de la construcción jamás detenían sus parodias de forjas.

En cuanto se hubo alejado lo suficiente, la explosión, blanca como una estrella, voló de la faz del planeta el taller y parte del barranco que lo albergaba, que se derrumbo sobre los restos llameantes de los vehículos ."Vaya, debían estar llenos de combustible", pensó mientras admiraba el espectáculo. El ruido envolvió todo y los orkos comenzaron a agitarse como un hormiguero atacado con un palo, sin saber hacía donde dirigir su rabia, comenzaron a golpearse entre ellos y la violencia recorrió el valle.
- Esa ha sido muy buena, explorador Zatec.- dijo la voz de Itza a sus espaldas.
- Gracias sargento.- contestó con una sonrisa salvaje en los labios.- ¿Cual es nuestro siguiente objetivo?
- Calma, muchacho. Tus hermanos están terminando su trabajo...- otras partes del asentamiento empezaron a explotar para acompañar al humo de Zatec. Pronto, cuatro exploradores cubiertos de polvo y ceniza se unieron a ellos.
- Siempre el primero, Zatec.- gruñó con rivalidad Kozthal. No había reproche hacía su hermano, solo la decepción de no haber ganado una competición en la que solo jugaban ellos.
- Siempre, Thal. Deberías rendirte y dejarme para mí toda la gloria.- le palmeó el hombro y recibió un puñetazo en el estómago.- ¡Eso es traición!- dijo con un falso tono de indignación.- ¡Pegando a un hermano! ¡Ven a que te purge, maldito!.-
- ¡Cuidado con esas tonterías, exploradores! Hay cosas en el Universo con las que no se bromean.- Los dos jóvenes ya se encontraban rodando por el suelo riendo y golpeándose amistosamente, jaleados por sus compañeros. Mientras, la fuerza principal de los Águilas Rojas entraba en el enésimo asentamiento orko que se encargaban de ablandar para la total destrucción de los orkos allí apostados, con el humo de las explosiones tiñéndolo todo de cenizas. Incluso desde allí era visible para sus ojos de Astartes el Capitán Auhtli dirigiendo la carga. Sonreía feroz mientras mataba orkos con su espada de energía, la misma expresión que se dibujaba en el rostro de Zatec mientras se lanzaba de nuevo sobre Kozthal. Itza no pudo sino reir. Quizás el muchacho no estaba tan perdido como parecía...